A 50 años de “Revólver” de Los Beatles
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El 5 de agosto de 1966, los Beatles volvieron a cambiar las reglas de la música popular con la publicación de Revólver, su séptimo disco. Tal magnitud tuvo aquel trabajo de estudio, que los cuatro de Liverpool, tres semanas después, el 29 de agosto, darían su último concierto oficial y sin tocar ningún tema del nuevo disco. Es que no era posible reproducir en vivo la nueva estructura sonora de la época que ellos mismos estaban creando.
“Quiero que mi voz suene como el Dalai Lama cantando desde la cumbre de una montaña”. Ese fue el pedido de John Lennon al ingeniero de sonido Geoff Emerick para la grabación del tema “Tomorrow Never Knows”, última canción del disco. Hablaba muy en serio: el tema -un canto a la experimentación- construiría una nueva conciencia sobre la idea de canción y definiría, junto al disco en general, nuevos márgenes en el género.
Esta canción -con mezclas, aceleraciones, superposiciones de cintas- fue toda una definición sobre las ideas y búsquedas espirituales, en una época, los sesenta, de expansión política, espiritual y filosófica. Fue la época de hechos como el Mayo Francés, las protestas por Vietnam, la primavera de Praga y, a nivel nacional, el Cordobazo en 1969.
Los años previos (las rebeliones de Alemania del Este 1953 y Hungría 1956; la revolución de Cuba en 1959, etc.) habían forjado un presente extraordinario de ideas. “Tomorrow never…” salió dos años antes de “Revolution 9”, la rupturista canción del “Álbum Blanco” que volvería a demoler las fronteras sonoras de la propia banda.
Pero fue Revólver, como disco completo, un punto de vanguardia con canciones como “Eleanor Rigby” (con el doble cuarteto de cuerdas); “I’m Only Sleeping” (con el solo de guitarra invertido); la melódica y romántica “Here, There and Everywhere”; la popular “Yellow Submarine”; la sítar de George Harrison en “Love You To” (en esa búsqueda de contacto entre Occidente y Oriente). Así, Harrison (también escribió la rockera “Taxman” en este álbum) reforzaba su protagonismo dentro del poder bicéfalo de la banda.
La “carrera” musical de aquellos años era vibrante. Los propios Beatles habían editado Rubber Soul un año antes (3 de diciembre de 1965), que sería la inspiración para que los Beach Boys publicaran el 16 de mayo de 1966 el disco Pet Sounds, la joya del compositor Brian Wilson. Se abría así la época de los “mágicos y misteriosos” tours de las conciencias que tendría un paradigma directo, el 1 de junio de 1967, en la salida de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de la banda de Liverpool.
Revólver abrió el camino de una maduración estética de los Beatles, en el marco del espíritu de las vanguardias de aquellos años que significaron un rechazo contra la formalidad del arte. Fue, además, una nueva manera de pensar la música para toda una generación. Deja una conclusión política: la necesidad de correr los límites establecidos, de crear un permanente mañana.