Cultura

6/7/2021

A los 78 años, falleció Raffaella Carrá

Popular y transgresora.

Este lunes por la tarde (horario italiano) falleció a los 78 años Raffaella Carrá, exitosa cantante, compositora, bailarina, coreógrafa, actriz y presentadora italiana. La mujer transitaba una enfermedad que había deteriorado gravemente su cuerpo y salud, información que no transcendió hasta el día de su muerte.

La noticia fue comunicada por su pareja a la Agencia Ansa, quien dijo que “Raffaella nos ha dejado, nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”.

Raffaella Maria Roberta Pellon fue la autora de grandes éxitos, entre los que se destacan “Hay que venir al sur”, “Caliente, caliente” y “A far l’amore comincia tu”. Aunque sus obras fueron tildadas de “superficiales” y “frívolas”, lo cierto es que abordó temas como el amor libre, la homosexualidad y la masturbación femenina, chocando con los perjuicios y estereotipos de género de la época.

Apoyaba a los obreros y reivindicaba las luchas de las mujeres. Se consideraba a sí misma una “persona de izquierda a su modo”. “Durante toda mi vida he estado de la parte de los trabajadores, de la gente que lucha, porque yo misma he trabajado muchísimo. Siempre me he preocupado por los derechos laborales de los que están a mi lado. Pero al mismo tiempo, el éxito ha hecho que haya tenido una vida cómoda. Teóricamente, debería estar del lado de los ricos, de todos los afortunados a los que nada les importa los demás. Ésa es la derecha.” En junio de 1977, en la revista Interviú declaró que “en un conflicto entre trabajadores y empresarios, yo siempre estaré del lado de los trabajadores” y que “siempre votó comunista”, algo que entendía como un modo de vida y una enorme responsabilidad.

 

Quienes trabajaron junto a ella la recuerdan como una persona sumamente preocupada por las condiciones laborales de sus bailarines. “Vivía permanentemente en un estado de excitación política de izquierdas, mientras dirigía departamentos enteros, vestida de lentejuelas rojas”.

Militante de la libertad sexual, luchó contra la cosificación de la mujer y los derechos de la comunidad LGBT. En 2017 la nombraron reina del World Pride en Madrid, para luego confesar que había comprendido que debía vivir la semana del orgullo con alegría, pero que “las luchas (aun) no habían terminado”. En 2020 explicó que su pelea contra la sexualización y objetificación de las mujeres le costó varias peleas en el medio: “No se trataba solo de mostrar mi cuerpo. Tenía que hacer entender que el cuerpo de una mujer siempre está unido a la cabeza. La sensualidad no está reñida con la inteligencia”, declaró en aquel entonces. Para ella, su música era una herramienta para avanzar la sociedad ya que “quitaban del medio muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es una vida cuando tienes libertad”.

Nunca se sintió intimidada a demostrar sus convicciones políticas y personales, lo que le valió ser censurada por el Vaticano en la década de los 70, luego de mostrar el ombligo en televisión durante el “horario familiar”. Fue (y es) ampliamente querida y escuchada alrededor del mundo, no solo por sus pegadizas canciones, sino por los cantos de libertad que le dedicó a varias generaciones con las que recorrió esos años.