El sábado 23 de agosto se realizó en la SEA, la sociedad de escritoras y escritores de la Argentina, una gran asamblea por la pensión para los autores.

Uno de los asambleístas, el escritor y ensayista José Tcherkasky, destacó el carácter “poderoso” de este eje, antiguo anhelo de Ruth Fernández, una de las impulsoras de este proyecto, que cuenta con el apoyo de unos 500 escritores.

La reivindicación rompe el antiguo espejo del escritor como alguien de las clases acomodadas. Hoy, el proceso de proletarización se agudiza en un mercado dominado por la producción de contenidos. Habitual para la mayoría de los escritores de todos los géneros, este escenario incluye casos de brutal miseria en figuras relevantes de nuestra cultura, en su edad mayor, mientras las nuevas generaciones son forzadas a autoeditarse si quieren ver impresos sus trabajos.

La asamblea -importante en número, calidad y perspectiva- luego de discutir sus alcances y limitaciones, ratificó el Proyecto de Ley de Pensión presentado en la Legislatura de la Ciudad en 2007.

Algo infrecuente entre escritores, lo hizo por unanimidad y a mano alzada. Se discutió enseguida un plan de acción para difundir e impulsarlo entre legisladores y opinión pública.