Cultura

12/11/2016

Alberto Breccia, el obrero que se animó a pensar como poeta

Fue uno de los grandes historietistas argentinos. El 10 de noviembre se conmemora el Día del Dibujante en su memoria.


El 10 de noviembre se declaró el "Día del Dibujante" conmemorando el fallecimiento de Alberto Breccia (15 de abril de 1919 – 10 de noviembre de 1993), considerado uno de los mayores representantes del dibujo y la historieta en Argentina.


 


Nacido en Montevideo, a los 3 años de edad se muda con sus padres a Buenos Aires. Al final de los años 30, en sus años mozos, trabajaba como obrero en la industria de la carne, paraba la olla rasqueteando tripas en los frigoríficos de Mataderos. "Cuando terminaba la jornada en el matadero iba a mi casa y dibujaba lo que podía. Con esos balbuceos empecé a buscar trabajo", decía (Primer Plano, 23/1/94). 


 


Poco a poco, se fue desarrollando como un gran artista en ese género marginado que aun hoy sigue siendo la historieta. 


 


En 1960 su obra comenzó a trascender fronteras y comenzó a publicar sus historietas en editoriales europeas. Breccia realiza en la historieta adaptaciones de diversas obras literarias desde H. P. Lovecraft hasta Ernesto Sábato. En 1962 junto al escritor y guionista Oesterheld crean "Mort Cinder", luego realizaron "Vida del Che Guevara" (1968) y una nueva versión de "El Eternauta" (1969). Alberto mostraba una preocupación por la realidad social, abordando su obra desde la ficción y la fantasía. Experimentando permanentemente nuevas técnicas con total libertad lúdica, llegó a reconocer que utilizó hasta manubrios de bicicleta para dibujar "en eso consiste la historieta consiste en no limitarse a dibujar con un pincel y una pluma, se puede dibujar con un martillo o un palo, la cuestión es expresarse".


 


Junto al guionista Juan Sasturain realizaron la historieta “Perramus” en 1983. Esta obra ridiculiza y a la vez denuncia la dictadura militar argentina, donde mezclaba personajes ficticios con otros reales abordando ese momento traumático desde el humor absurdo; ya terminada la dictadura militar, en 1989 obtuvo el premio Amnesty, en la categoría de “mejor libro a favor de los derechos humanos”.


 


“La historieta no ha dado todo lo que tiene que dar (…) no puede ser tomada como un producto marginal y que pueda ser explotado de esa manera, condicionando al creador por políticas editoriales equivocadas o poco nobles, la historieta el día que este dibujada, guionada, editada, distribuida con amor va a ser un género digno, le falta todavía recuperar dignidad”. Esa misma dignidad que este sistema capitalista basado en el afán de lucro pisotea día a día.


 


Breccia fue un obrero, que lápiz (o palo) en mano, se animó a pensar como poeta.