Ante la Ley de Actores
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Frente de Artistas
El 14 de septiembre, la presidenta Cristina Fernández anunció por cadena nacional el envío del proyecto de ley de actores al Congreso Nacional. La ley plantea plantea “reconocer a las personas dedicadas a la actividad actoral como trabajadoras en relación de dependencia” y propone la creación de un régimen jubilatorio especial donde los aportes de 120 jornadas laborales anuales sean consideradas como un año de haberes. CFK presentó al nuevo régimen jubilatorio de actores como “un gran paso adelante en el reconocimiento de derechos”.
Sin embargo, el gobierno oculta que prácticamente ningún actor cuenta con esa cantidad de jornadas anuales y, en el caso de la publicidad, pueden ser hasta solo de una jornada. Incluso aquellos que protagonizan una tira anual en televisión, muchas veces no cumplen con las jornadas laborales mínimas requeridas. Por otro lado, el proyecto desconoce el carácter de salario diferido de la jubilación, al sostener el “aporte conjunto” de los actores y sus patrones desconociendo el carácter de salario diferido de la jubilación.
En relación con el convenio laboral, el proyecto tampoco propone nada nuevo: mientras defiende la obligatoriedad de su cumplimiento, no propone ningún mecanismo de control. Tampoco hace referencia alguna a las remuneraciones establecidas en el convenio que distan mucho del salario mínimo oficial.
A pesar de que la inmensa mayoría de los actores se desempeña en este ámbito, la ley no tiene incumbencia alguna en este sector, donde generalmente se trabaja a través de cooperativas. En el teatro independiente, la precarización laboral es regla como consecuencia de los escasos recursos destinados por el Estado para dicho sector.
En el proyecto de ley propuesto no figura referencia alguna a un aspecto central de todo actor: su formación académica. Así, la ley da por hecho que el vaciamiento de la formación artística no se toca.
En ese sentido, también debe seguirse el ejemplo de la lucha de los trabajadores ‘intermitentes' en Francia: al artista intermitente se le paga su tiempo de desempleo u “ocio”, el que en verdad no es de descanso, sino de creación artística y formación. El régimen, único en Europa, establece un reconocimiento a la creación artística.
A pesar de estas consideraciones críticas y el señalamiento de sus límites, la iniciativa -que ya fue aprobada en Diputados por todos los bloques, incluido el Frente de Izquierda, y pasó al Senado- debe ser interpretada como una transición estratégica hacia una nueva etapa. La pelea sigue para incorporar aspectos centrales como la formación de los actores y su tiempo de creación; exigir más recursos al Estado; reclamar el 82% móvil en la jubilación y terminar con la precarización en el sector, aspectos nodales de la política general del Frente de Izquierda.