Cultura

29/8/2021

“Artistas y pandemia, cómo sobrevivir a la peste en tiempos de crisis del capital”

Julio Cortés lanza su libro, con la rigurosidad de un historiador y la pasión de un artista militante.

“Artistas y pandemia, cómo sobrevivir a la peste en tiempos de crisis del capital. Del Aspo al Dispo”. 424 páginas. Editorial Nueva Generación. Contacto: Face Julio Cortés teatro música. IG @juliocortes2003 para obtener el libro.

El libro de Julio Cortés es una obra que contiene cualidades que lo hacen un libro único y de lectura necesaria. Como su introducción lo indica trata de “diferentes estrategias con que artistas escénicos y músicos encaran la lucha por la subsistencia material propia y la de sus familias en el contexto del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio dictado por el gobierno nacional a partir del 20 de Marzo de 2020”. Hasta el momento es en el campo teatral musical y de conjunto artístico el único trabajo publicado que abarca el periodo histórico 2020.

Carlos Fos, en el prólogo destaca: “Julio Cortés propone un libro indispensable, serio, implacable en la precisión y análisis de los datos. Exhaustivo pero cargado de pasión militante que no se licua en la rigurosidad de su propuesta. Bucea en el contexto con agudeza y se adentra en cada hecho con la mano del artesano que moldea memorias a partir de la honestidad y la rica pesquisa. Protagonista de esta etapa, es capaz del distanciamiento cuasi brechtiano que nos posibilita ver en perspectiva y generar síntesis de argumentos fundamentados. Creo que cada publicación puede enriquecer al campo pero algunas se transforman en mojones. Estamos en presencia de uno de esos hitos que incitarán otras búsquedas, que no cierra la discusión sino que la abre para que sigamos cuestionándonos”.

La particularidad es que Julio Cortés fue y es partícipe activo de ese proceso, no un mero espectador. Al relatar la lucha por la subsistencia de miles de artistas describe también la suya propia. La virtud del libro es que lo hace con la rigurosidad de un historiador, de un cronista de época pero con la pasión y posiciones de clase de un artista militante.

Las páginas del libro describen la desesperante situación que atraviesan los artistas y trabajadores de la cultura causadas por el cese de actividades producto de las medidas para frenar la pandemia. Pero bien destaca que esta situación tenía antecedentes y se potencia en pandemia producto del “grado de precarización laboral en que desarrollan la tarea creativa, de investigación, entrenamiento, pedagógica, de producción y circulación, les artistas independientes”.

El texto brinda un valioso material al detallar tanto acciones como textos y declaraciones que numerosas agrupaciones de artistas y trabajadores de la cultura desarrollan en este período. Va describiendo los primeros textos de denuncia, el paso al empadronamiento de artistas afectados y finalmente las asambleas, reagrupamientos, reuniones y festivales online para dar lugar a las primeras acciones callejeras.

“Hubo más de una comunicación, asamblea o acción en redes o callejera por cada día transcurrido: 38 asambleas/reuniones/plenarios; 170 acciones virtuales/presenciales y 158 comunicados/notas/denuncias. Un total de 366 actividades en un lapso de 306 días”

Las colectivas y colectivos estudiados son: PIT (profesores Independientes de Teatro), MO (Músicos Organizados), Geti (Grupos Estables de Teatro Independiente), Artistas Solidarios; Unima (Unión Internacional de Marionetistas Argentina), Adea (Asociación de Diseñadores Escénicos de Argentina), Actuemos (Agrupación de Artistas Esceniques), Apdea (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina), Artei (Asociación Argentina del Teatro Independiente) y Escena (Espacios Escénicos Autónomos).

La organización de los artistas

El año de pandemia que abarca el libro refleja con precisión la batalla política que se libró, la tendencia a organizarse de los artistas para reclamar colectivamente, el rol nefasto de la burocracia de los sindicatos y la negativa del Estado a través del gobierno nacional, provinciales y municipales en todo el país a dar una ayuda acorde a la magnitud de la situación y precariedad laboral de miles de artistas.

Lo que hace tan valioso al libro es reflejar desde adentro como en todo el país se produjeron reagrupamientos, asambleas y reuniones de artistas, por supuesto no presenciales, otro dato es que ese encuentro online tuvo alance nacional.

Es importante remarcar que la actividad artística, su situación de “informalidad laboral”, que en realidad es de brutal precarización laboral, dificulta su organización y tiende a una salida individual y no colectiva. Sin embargo, en pandemia, quedó expresado que la gran barrera para organizarse no es la voluntad de artistas sino el rol de freno y desorganización que cumplió la actual dirección de sindicatos como el de actores, músicos y cine (AAA, Sadem y Sica). Su ausencia en encabezar cualquier reclamo o lucha fue una acción consciente de complicidad con el gobierno y empresarios. Julio describe el rol de organizaciones como el Frente de Artistas, Actuemos, Músicos Organizados, Trabajadores Audiovisuales Precarizados, Asamblea de Artistas Conurbano Sur, Asamblea de Fotógrafos, Ojo Obrero, que se unifican en una Asamblea Nacional de Artistas y Trabajadores de la cultura donde surge un programa con reclamos  reales y concretos: subsidio mensual de $ 40.000; impuesto a las OTT (empresas  de producciones online como Netflix, Spotify); circuitos online y en espacios abiertos pagos por el Estado; protocolos sanitarios y laborales bajo control de trabajadores de la cultura; plena libertad de trabajo a los artistas callejeros.

La otra pared con la que chocó el movimiento es el gobierno, ausente total de cualquier subsidio que paliara realmente esta situación. Mientras el gobierno destinaba fondos para pactar el pago de deuda externa con la banca internacional, el mecanismo de ayuda directa a los trabajadores (IFE y becas del Ministerio de Cultura) no cubrieron siquiera la elemental subsistencia alimentaria. El apoyo a los industriales de la cultura se efectivizó en subsidios como ATP y Repro, o directamente eximición de impuestos. Ni hablar de contemplar el reclamo de un impuesto a empresas de OTT como Netflix o Spotify cuyas ganancias se multiplicaron en pandemia.

Julio toma posición al denunciar el intento de “contención de las luchas por parte del gobierno nacional, las burocracias sindicales y sectores tributarios del kirchnerismo y de conjunto, del Frente de Todos”. “Escindir a les trabajadorxs de la tutela ideológica que ejerce el nacionalismo de contenido burgués es la lucha central que dio históricamente el clasismo y que deberán librar las organizaciones que se reclaman del clasismo en el terreno del arte y de la cultura contra  la representación hoy de ese nacionalismo en el Frente de Todos (PJ, massismo, kirchnerismo).Es al mismo tiempo, la comprensión que la lucha reivindicativa es necesariamente una lucha política y así debe asumirse y librarse”.

Final abierto

El texto cierra con entrevistas a diferentes artistas, protagonistas también, de este proceso de lucha en plena pandemia: Iván Moschner, Maximiliano “Moscato” Luna, Nelson Valente, Hernán “Cabra” de Vega y Germán “Pecho” Anzoátegui, Laura Azcurra, Carlos María Ríos, Alejandro Rath y Melania Buero.

Este relato va más allá de reivindicaciones concretas o de necesidades perentorias de subsistencia alimentaria, en realidad trata de manera descarnada que para el capitalismo las producciones artísticas son una mercancía más, afectada a las reglas del mercado junto a sus hacedores, artistas y trabajadores de la cultura. Es un verdadero laboratorio de ideas y acciones para continuar la lucha, no para relatarla.

Julio concluye su obra con un final abierto: “Ante la certeza de nuevas olas de la pandemia, existirá también una segunda ola de luchas de les artistas y trabajadorxs de la cultura. Este trabajo tiene por único objetivo contribuir de modo crítico a pensar las tareas para que lleguen a la victoria”.

Acerca del autor

Julio Cortés (La Plata 1959) es actor y docente. Se desempeñó como Responsable Pedagógico del Programa Teatro Escolar del Ministerio de Educación de la CABA (2003-2017). Ha publicado producciones pedagógicas, ensayos e investigaciones: “Tratado de pedagogía teatral para la infancia”, de Gustavo Soncini y otros con comentarios de Julio Cortés, María Elsa Chapato y Roberto Vega (2017, editorial Nueva Generación); “Atrapados en la infancia: 35 años del teatro La Galera”, de Ángeles Sanz compiladora: Julio Cortés, Florencia Aroldi, Valeria Badano y otros (2017, Nueva Generación); “Arte y política, teatro y militancia en los 80 en Neuquén”, en VII jornadas de las dramaturgias de la Norpatagonia Argentina/ Neuquén (2016, Educo -Editorial de la Universidad del Comahue); Compilador del libro “Primer Congreso de Teatro en la Escuela” (2007, INTeatro,) que fuera propuesto para los premios Teatro del Mundo (Rojas, UBA).