“Barcelona” se agita
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La sección “Correo de lectores” del Nº 202 de Barcelona refleja el impacto que causó nuestra crítica al pasaje de la revista (Prensa Obrera Nº 1.156) “del humor negro a la prensa amarilla”. Barcelona había recogido con favor las peores diatribas del kirchnerismo contra nuestro partido con motivo del asesinato de Mariano Ferreyra. Esas diatribas (‘necesitaban un muerto’, ‘el PO no distingue a un gobierno progresista de las patotas’, ‘le hacen el juego a la derecha’), mostraban la voluntad de encubrimiento del oficialismo y el apoyo que le daban sus escribas. Muchos lectores de Barcelona han tomado nota de este viraje de la revista en ocasión de un hecho criminal del aparato político que conforma el régimen de gobierno K.
Más destacables que las cartas publicadas son, sin embargo, las respuestas de los editores. Frente a la carta de un lector que repudia los ataques al PO (aun reclamando “serias diferencias políticas” con nuestra organización), Barcelona se limita a asegurar que “nos parece ridículo e injusto decir que a Mariano Ferreyra lo mató el gobierno”. Acá la hipocresía supera al ridículo, porque limitando el gobierno a la Presidenta, ignora el apoyo que ella da al “sindicalismo que construye” -las palabras de CFK al inaugurar un hospital ferroviario en 2009. El gobierno se inserta en un régimen político que lo sustenta -donde la burocracia sindical ocupa el primer lugar. Nadie ha dicho que a Mariano lo mató ‘el gobierno’, pero sí sus cómplices, por eso la reacción del gobierno y de sus secuaces contra el PO y no contra la patota. Barcelona oculta, valiéndose de esta chicana barata surgida de los mentideros oficialistas, las responsabilidades del gobierno respecto de, al menos, tres cuestiones fundamentales: sus vínculos de hierro con la burocracia sindical, el mantenimiento del régimen de tercerismo y flexibilidad laboral que los asesinos comandados por Pedraza estaban defendiendo ese 20 de octubre; y el accionar de la Policía, que protegió a los patoteros y luego liberó la zona.
En contraposición con estas enormes cuotas de responsabilidad que el gobierno debió asumir, Barcelona pretende lavarle la cara a CFK, una vez más, señalando que “actuó de inmediato (sic), recibió a los familiares de Mariano (sic), mandó en cana a alguna gente (sic), y, sobre todo, repudió el crimen (sic)”. Podría ser gracioso, si no se tratara, nuevamente, de un paso más que forma parte de un gigantesco operativo de encubrimiento. Pues, ¿alguien puede considerar que el gobierno actuó de inmediato, que repudió el crimen, que mandó a alguien en cana? ¡Cristina recibió a los familiares un mes y medio después del crimen, pero con la intención de apuntalar la infiltración del CELS en la causa -que no ha querido recusar al juez Bruzzone, a pesar de la tendencia de éste a dar la excarcelación a ‘alguna gente en cana’! Y sigue sin otorgar audiencia a la organización en la cual Mariano militaba conscientemente, y en el marco de la cual concurrió al corte ese 20, o sea el Partido Obrero. Por cierto, recordamos a Marchetti que quien “mandó en cana a alguna gente”, luego de manifestaciones populares multitudinarias en todo el país, tampoco fue el gobierno. De hecho, el gobierno no ha facilitado la información que maneja el Estado. Muy por el contrario, las principales pruebas surgieron de la declaración de los testigos presenciales -mayormente aportados por el PO- y de los allanamientos que decidió la Justicia. Tremenda manipulación se corresponde con otra confesión o confirmación: “Seguimos pensando que este gobierno es lo mejor que nos pasó en muchos años (tal vez en la historia) [sic], pero seguiremos evitando (mientras podamos) la batraciofagia (sic)”. La aparente contradicción en los términos se resuelve con claridad: comen los sapos con toda alegría.
Por otro lado, en esta edición, los responsables de “Barcelona” llegan a decir que “en Villa Soldati, la Federal fue y actuó sin ninguna orden del gobierno”. ¡Ni Aníbal Fernández podría haber mentido mejor!
En nuestra crítica, señalamos que “el humor negro, para ser tal, debe jugar un papel crítico hacia el poder, hacia el statu quo, hacia los opresores”, incluso cuando los opresores y el poder se encuentren en los partidos de izquierda; algo similar es también observado por uno de los lectores en cuestión. Pero Barcelona, en el caso de Mariano, apaña al poder y ataca a la organización en la cual Mariano militaba. Barcelona pretende zafarse de este problema arguyendo que “decir que burlarse del PO es ponerse del lado de los poderosos es ridículo”; no es ridículo cuando la burla apunta a encubrir al poder.
Por último: ¿el mejor gobierno que nos ha tocado en la historia? Es lo que piensa la Bolsa, que creció un 400% y ya supera el tope de Menem en dólares, y la Bolsa de Cereales donde se cotiza la soja. No es lo que muestra el trabajo en negro y el 40% de tercerización ni la distribución del ingreso. Pero lo más absurdo es el método mismo de evaluación, que lo realza frente a otros gobiernos sin mostrar los intereses de clase a los que sirve. ¿Para quiénes han gobernado los K, para los de abajo o para los de arriba, incluida la burocracia sindical y el patrimonio de la familia presidencial? ¿Por qué sería mejor un gobierno que contrae una deuda usuraria (Menem, De la Rúa), que el gobierno que la paga toda (Néstor, Cristina)? ¿Acaso la plata sale del bolsillo de los poderosos o de los trabajadores? A lo mejor, Barcelona cree que nadie pone nada, que es el Banco Central el que hace la magia del pago. Desde que el PO “le tiró un muerto a Cristina”, el gobierno incapaz de pisar una cucaracha ya tiene cinco muertos más. El festejado Bicentenario de los originarios se transformó en su tumba.