Cultura

4/12/2016

Black Sabbath: la despedida de los padres del heavy metal

A propósito del show que el grupo británico brindó en Velez. Casi medio siglo evitando el ablande.


El sábado 26 de noviembre, Black Sabbath dio en Buenos Aires el tan esperado show de su gira despedida “The End”.


Como si fuera una profecía, arrancaron el recital con la canción “Black Sabbath”, corte del primer disco de 1969 y cuya intro describe una tormentosa lluvia al son de unas solitarias campanas seguidas de los estruendos de la Gibson SG de Tony Iommi. Casi una síntesis del estado del tiempo en la ciudad de Buenos Aires y, obvio, el espíritu de la banda que por casi 50 años supo combinar el blues, la distorsión y el género de terror en el mundo del rock and roll, dándole vida a uno de los géneros que más escandalizo a mojigatos y moralistas: el heavy metal.


Hay hordas de chicos malos con sus camperas de cuero


Nacidos en 1968, más exactamente en la industrial ciudad de Birmingham, Black Sabbath se conformó por cuatro chicos de los barrios obreros de Aston: Ozzy Osbourne (voz), Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (batería).


Por aquellos tiempos la juventud inglesa ya había dejado atrás al movimiento “Mod” -de corte más cosmopolita- inclinándose por un lado por la psicodelia, pero mucho más por el blues con bandas como Fleetwood Mac, Cream, Led Zeppelin y Deep Purple, entre otras.


Black Sabbath, que en un principio se llamaba “Earth” tenía un muy marcado sonido blusero, pero con una performance más tipo pesada al estilo “doom”, de tonalidad oscura con riffs graves. La atracción por el ocultismo y el terror, algo que explica el uso del film italiano de Mario Brava como nombre de la banda, y por el otro el tipo de afinación grave de tipo tritono –más conocido en la edad media como “intervalo del diablo”-, le darán a la banda una estética a contramano del espíritu del movimiento hippie junto a otros grupos como The Stooges, MC5, y The Up.


Un curioso dato histórico sintetiza el origen trabajador y el estilo de la banda: el guitarrista Iommi, en sus orígenes trabajador metalúrgico, se cortó los dedos en un accidente laboral ocasionado por la desidia patronal y “fue entonces que inventó sus propias prótesis. Adaptó el plástico de unas botellas y completó las falanges que había perdido. Hizo más que eso: creó un sonido. Como tenía dificultades para sostener las cuerdas más pesadas, Iommi, que es zurdo, se apoyó sobre las más livianas logrando así un sonido más bajo y denso del habitual, un sonido que sería la base del heavy metal.” (Río Negro, 23/11)


Con la formación original grabaron ocho discos entre 1969 y 1978, pero sin lugar a duda fue el segundo disco “Paranoid”, grabado en 1970, que estableció no solo los cimientos del estilo Sabbath sino también las bases para el heavy metal e inclusive el punk rock de finales de los ´70. Un disco que además era temático, ya que la totalidad de sus temas eran una oscura y distópica repulsión hacia la guerra de Vietnam.


Acusados en un principio de “satánicos” por el clero y la prensa conservadora, Black Sabbath cosechó en muy poco tiempo una gran popularidad e inclusive otros grupos y músicos emularon su estilo como Alice Cooper y Kiss. No obstante el estrellato, los millones de dólares y los excesos hicieron lo suyo y finalmente en 1979 Ozzy Osbourne -deteriorado físicamente por las drogas y el alcohol- es despedido de la banda llevándolo a emprender su propio proyecto solista, mientras que Black Sabbath continúa sin muchos sobresaltos con Ronnie James Dio y más tarde Ian Guillan en la voz.


Es el año 1980, y mientras que en los albores de la nueva década todo parece dirimirse entre el nihilismo del punk y el frío y matemático synthpop, desde Inglaterra y los EEUU surgen una nueva ola de bandas como Judas Priest, Iron Maiden, Motorhead, Saxon, Mötley Crüe, Metallica, Megadeth y Sepultura, todas enroladas en decenas de subgéneros como el Trash, el speed metal, el glam, el death metal, pero de alguna manera todas ellas producto de esos estoicos y rústicos acordes de Blues con distorsión de Black Sabbath.


Inclusive en los ‘90 grupos del género “stoner”como Kyuss, Fumanchu o los locales Natas se encargaron de mantener viva la llama del clásico sonido “sabatthico”.


Luchando por el Metal


La despedida de Black Sabbath de los escenarios no es solo una futura efeméride simplona del rock and roll: es la despedida de uno de los grupos que más aporto a uno de los géneros más populares no solo del mundo, sino especialmente de la Argentina, cuya juventud -desde los primeros discos de Pappo’s Blues y Cuero, pasando por V8 y Riff, Hermética, Horcas y más actualmente Almafuerte- hizo del heavy metal la música que al día de hoy sigue “evitando el ablande” en los barrios obreros del conurbano y en los vestuarios de las tantas fábricas de este país.