Cultura

31/7/2014|1325

Cine: de regreso al Planeta de los Simios

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Cine de regreso al Planeta de los Simios



Desde hace algunos años, y seguramente bajo la influencia de acontecimientos como los atentados de septiembre de 2001 y la crisis económica que se inició en 2007, en Argentina se estrenan por mes tres o cuatro películas norteamericanas que se ambientan en un escenario apocalíptico o, por lo menos, en un futuro nada halagüeño. En julio, por ejemplo, fue el caso de “Transformers 4”, “12 horas para sobrevivir” y “El Planeta de los Simios: Confrontación”. La catástrofe brinda una mejor base para el despliegue multimillonario de efectos especiales.

La saga del Planeta de los Simios -que incluye el libro original de Pierre Boulle, cinco películas entre 1968 y 1973, una de Tim Burton en 2001 y la nueva saga iniciada en 2011 con “El planeta de los simios (R)Evolución”, además de series y comics- describe un mundo de involución civilizatoria y biológica, donde el hombre es dominado por su antepasado. Sin embargo, este retroceso no niega la posibilidad de un renacimiento de una humanidad sin explotación, como se observa en el último capítulo de la vieja saga, “Dawn of the Planet of the Apes” (1973).

“Confrontación” (dirigida por Matt Reeves, Estados Unidos, 2014) continúa la historia iniciada con la muy buena “(R)Evolución”. Diez años después de una epidemia que asesinó a la mayor parte de la humanidad, parte de los sobrevivientes viven en un refugio, seguros pero al borde del colapso por el agotamiento de los recursos energéticos. Un grupo sale a reparar una represa cercana, pero se encuentran con un pueblo de simios que saben escribir, se comunican por señas y algunos pueden hablar. Los simios están organizados verticalmente, dirigidos benévolamente por Cesar. Su subordinado, Koba (un seudónimo utilizado por Stalin), envidia su poder y busca vengarse contra los humanos, que lo torturaron con sus experimentos en los laboratorios. Cesar y los hombres intentan conciliar los intereses de estas dos civilizaciones (una en caída, otra en ascenso), pero los resentimientos y la estupidez parecen bloquear cualquier acuerdo.

El de Reeves es un largometraje mediocre, donde se destacan los efectos especiales: la encarnación de los simios es casi perfecta y hay alguna escena de batalla sobresaliente, aunque en ocasiones se nota demasiado el “dibujo” digital. Los personajes simios se encuentran mucho mejor desarrollados que los humanos, aunque no escapan a un psicologismo burdo. Cesar conoció, en el pasado, el amor y la crueldad de los humanos, por lo que su comportamiento es justo y matizado; Koba sólo conoce su aspecto malvado, por lo que quiere revancha; y el hijo de Cesar, como todo adolescente, se rebela contra su padre y busca aventuras, por lo que se acerca a los proyectos guerreros de Koba.

Los humanos (es decir, los ex esclavistas) no quieren conflictos con los nuevos vecinos, salvo un personaje estúpido que sirve como detonante de la tragedia. Su líder es un ex marine, cuyo pensamiento militar sólo está volcado a la defensa. La culpa mayor de la confrontación la tienen los simios (los ex esclavos), cuya ansia de revancha es fácilmente explotable por un demagogo. En momentos de crisis, en la película, las masas o caen en el caos o son manipulables con relativa sencillez.

Esta nueva versión de “El Planeta…” tal vez sirva para acercarse a las otras versiones de la saga, en especial “Conquest of the Planet of the Apes” (1972), marcada por un discurso de lucha social, donde un Cesar esclavo decía que se proponía ganar la libertad sublevándose “por el único medio que nos queda: la revolución”. Y cerraba: “No seremos libres hasta tener poder”.

Nicolás Rijman