Cultura

30/5/2017

[CINE] “¡Huye!”: cómo me gustaría ser negro

El exitoso thriller de terror va al corazón del cine, la mirada, para crear una fuerte ironía sobre la segregación racial durante y después de Obama.

@tomaseps


Con una visión mordaz sobre la segregación racial en Estados Unidos, el film de suspenso-terror Get Out (¡Huye!), en cines en Argentina luego de ser furor en Estados Unidos, no es solo una pieza inquietante e intensa, sino –virtud menos común– toda una muestra de lucidez en lo que hace al relato fílmico y sus posibilidades.


 


El mundo está enrarecido de entrada en esa casa del bosque, a la que Chris, un joven negro, viaja para conocer a la familia de su novia, unos acomodados blancos liberales. Con una explosiva escena introductoria, la tensión no hace más que escalar, apenas matizada por algunos toques cómicos que son (volveremos sobre ello) mucho más que “relajos”.


 


Para construir esta intensidad, el director Jordan Peele piensa y trabaja sobre la médula y el corazón del cine, que es la mirada. Chris, fotógrafo de profesión, observa que es observado. Los blancos lo escrutan y esta mirada construye su lugar en el mundo (¿podrá ser subvertido?); toda la rabiosa incomodidad de la puesta en escena, los planos, las músicas, los sonidos apuntan en esta dirección. Peele no hace de la cámara un mero artificio: la usa para plasmar una mirada, para ir hasta el extremo en esto de ponernos en la piel y en los ojos de Chris.


 


Una pregunta nos recorre desde el principio: ¿por qué, cuando las cosas se ponen peliagudas, el muchacho no le hace caso al título y huye? Sucede que, como le dice el suegro de Chris al pasar, “parece que aquí están tan locos como en la ciudad”. Ese mundo campestre, otrora esclavista, es en verdad todo el mundo; Get Out es –al decir de Peele– un “thriller social que refleja las experiencias de ser negro en Norteamérica” (1). ¿A dónde huir, a dónde ir entonces? La pregunta no es retórica: en ella se juegan las posibilidades éticas del protagonista. Un margen de libertad que despega al mundo tenebroso de la película del cinismo.


 


La película se estrena bajo la égida de Trump, pero ese mismo suegro insiste una y otra vez con que volvería a votar por Obama. La mención no es azarosa. Como ha sostenido Peele, famoso como actor por sus imitaciones paródicas del ex mandatario, la idea de la película “surgió cuando Barack Obama y Hillary Clinton iban a competir por la nominación demócrata, y de repente todo el país se enfocaba en los derechos civiles de los negros y en el movimiento por los derechos de los mujeres (…) Cuando la película comenzaba a rumiar, teníamos un presidente negro, y estábamos viviendo en esta mentira post-racial. Toda esta idea de que ya hemos pasado, ya hemos pasado todo… esta película tenía la intención de revelar este monstruo de racismo acechando bajo estas aparentemente inocentes situaciones y conversaciones" (2)


 


Peele debuta como director haciendo este film de terror, luego de años como actor y guionista de humor. Y Get Out camina victoriosa en la zona común de estos dos géneros, donde “aquello que debiera ser” sucede de otro modo –lo que puede dar lugar a la risa o al espanto. Pero lo que oculta el miedo, la carcajada lo ilumina: por eso Don, el caricaturesco amigo que espera a Chris en la ciudad, dice las cosas por su nombre –y nos recuerda, incluso, que lo que estamos viendo es una película.


 


La capacidad del humor es, también y ante todo, la ironía. El terror de esta obra está plagado de ironía, de blancos extasiados por lo cool que es ser negro (3), mientras en el mundo sigue latiendo la opresión y la necesidad de una salida.


 


(1) http://www.farandula.com/get-out-pelicula-sobre-racismo-conquisto-estados-unidos-farandula/


 


(2) http://www.okayplayer.com/news/jordan-peeles-horror-film-obama-presidency.html


 


(3) Referencia consciente o no, los personajes de Get Out recuerdan a Leni Riefenstahl, quien después de haber sido LA cineasta del régimen nazi realizó en los ’70 una oda fotográfica de una tribu negra africana: “Aunque los nuba son negros, no arios, el retrato que de ellos hace Riefenstahl evoca algunos de los temas más generales de la ideología nazi: el contraste entre lo limpio y lo impuro, lo incorruptible y lo manchado, lo físico y lo mental, lo gozoso y lo que ve las cosas con sentido crítico”, señaló Susan Sontag en “Fascinante fascismo”.