Cultura

17/3/2017

[CINE] “Milagros no hay”: burguesía y genocidio

Está disponible online la versión ampliada del documental de Gaby Weber, imprescindible retrato de la complicidad patronal con la dictadura.

@tomaseps


Desde hace pocos días se encuentra online una nueva versión de Milagros no hay – Los desaparecidos de Mercedes Benz, de Gaby Weber, un documental imprescindible para la comprensión de las responsabilidades "civiles" de la clase capitalista en el genocidio de la dictadura y su impunidad bajo los gobiernos democráticos. El reestreno se realizó el jueves pasado en el Centro Cultural León León, con la presencia de la realizadora, de ex trabajadores de Mercedes Benz y de Claudia Ferrero, abogada militante de Apel.


 


La periodista de investigación, de origen alemán, reside en Argentina desde 2002, año en el que se dio a conocer la primera versión del film; ahora, en 2017, vuelve a la carga mostrando el derrotero de las causas judiciales desde entonces, incorporando ahora su derrotero bajo los gobiernos K.


 


Un primer gran acierto es la elección del caso: Mercedes Benz es una expresión particular que reúne todos los elementos para desarrollar la complicidad de las patronales con la represión criminal de los militares.


 


El documental relata, a través de las luchas de sus obreros, el auge del movimiento obrero en los ’60-'70 y los ataques del gobierno peronista y su triple A contra el activismo; la continuidad de la dictadura con estos métodos, inaugurados bajo la presidencia de Perón-Perón; la estrecha ligazón entre patronales, militares y la burocracia sindical del Smata para la desaparición de los obreros; y el bloqueo de los gobiernos democráticos a cualquier avance en las investigaciones.


 


El film tiene el enorme mérito de narrar los nudos de la historia a través de los testimonios, archivos y registros de la época, que la periodista recopiló al cabo de una ardua investigación. Entre otros documentos escalofriantes, Weber captura el testimonio de un gerente de Mercedes Benz que confiesa que la resistencia obrera decayó luego de sucesivos secuestros-asesinatos, rematando con la siniestra frase "Milagros no hay".


 


En muchas oportunidades, el seguimiento de la verdad histórica lleva a Weber a refutar la mistificación "democrática" instalada por la burguesía, que ha hecho mella en numerosos documentales sobre la dictadura. También exhibe el papel dislocador de las organizaciones foquistas en el desarrollo de la organización y la conciencia de los trabajadores –puede verse, por ejemplo, la confusión que introduce en la comisión interna el secuestro de un directivo de la automotriz por parte de Montoneros, en el marco de un conflicto–; y las nefastas consecuencias de la cooptación de las organizaciones de DDHH por parte del kirchnerismo, que llevó a Abuelas de Plaza de Mayo a retirar su apoyo al avance de la causa contra la empresa. Durante su presidencia, CFK visitó la fábrica y saludó las inversiones de la patronal automotriz, sin hacer mención alguna a los desaparecidos.


 


La actualización 2017 del documental muestra el devenir de la causa en Argentina, Alemania y EE.UU. y documenta cómo los gobiernos democráticos actúan abiertamente por la impunidad y ceden a las amenazas abiertas de la empresa de retraer su producción en caso de cualquier avance judicial en su contra. Al mostrar la enorme capacidad de presión de las corporaciones, el documental abre las puertas a conclusiones revolucionarias, pues muestra el techo que el régimen social capitalista impone a la lucha por justicia y plantea a los movimientos de derechos humanos la necesidad de una transformación social integral.


 


En la proyección del reestreno, Weber comentó que dio inicio a su investigación cuando sólo se hablaba de los militares, y sostuvo que "un Hitler, un Videla, siempre vas a encontrar: lo importante es entender los intereses económicos en juego". La inspiración le vino a la investigadora de su país de origen, donde –señaló– el castigo a los nazis no fue de la mano con un juzgamiento de los capitalistas (fue el caso de la propia Daimler-Benz, que siguió operando luego de embarrarse hasta el cuello en la barbarie fascista). Así, la investigación de Weber se sobrepasa a sí misma, resultando el canal de un aprendizaje histórico de décadas.


 


Podés verlo acá: