Cultura

26/10/2017

[DANZA-TEATRO] “Los imitadores”: el camino del original a la copia

La realidad puede ser una construcción, la realidad puede ser de otra manera.


“Quisiera que me confundan con él”, dice uno de los actores refiriéndose a su estrella de rock favorita. Sobre eso justamente se trata Los imitadores, la última obra de teatro-danza de Macarena Orueta que se presenta en el Abasto Social Club. Tres artistas encarnan en escena una enorme cantidad de personajes para plantar en el espectador una pregunta sobre la representación, la copia y el original. La obra se ubica en el filo de una búsqueda fundamental: ser otro.


 


Maddona, Freddie Mercury, Woodie Allen, Groucho Marx, Fito Páez, son sólo algunos de los tantos papeles que la actriz y los dos actores van componiendo durante el transcurso de la puesta. El juego consiste en evidenciar el montaje mismo de la imitación (se maquillan, visten, vocalizan y ensayan en vivo) y así hacer vibrar la faceta más política del espectáculo: la realidad puede ser una construcción, la realidad puede ser de otra manera.


 


La puesta en escena abona esta idea: el escenario, plagado de los objetos que los actores usan y descartan, se observa desde dos gradas ubicadas en laterales pegados, siendo así que la obra que se ve desde un lado es diferente a la que se ve desde el otro. Si se busca con atención, en uno de los espejos del escenario, está pegada una calcomanía con el rostro inconfundible de Mariano Ferreyra. Sus ojos, allí, son una presencia viva.


 


Resultado de un proceso de creación colectiva, Los imitadores trabaja sobre el armado del personaje (es decir, el trabajo del actor) más que sobre el imitado. La narración musical de la intimidad del trabajo teatral logra exponer las condiciones de producción del espectáculo, con sus brillos y sus opacidades, que sin perder nunca el humor y el dinamismo, completan la fórmula de la directora Orueta y el trío que componen con solidez Astrid Gómez Grosschadl, Gabriel Reich y Gustavo Slep.


 


En el programa que se entrega antes de ingresar a la sala, señala en una entrevista la directora Orueta: “Quisimos poner en valor todo lo que hay por detrás, resaltar el esfuerzo de buscar la rigurosidad, la exactitud que implica la copia”. Calco y copia, Los imitadores enaltece el acto obsesivo de volver sobre modalidades del pasado. Lo hace con el ánimo de construir sobre lo construido y así llevar al límite el entendimiento y la recreación de experiencias pasadas, que a veces parecen momificadas por los bronces.


 


Una particularidad: ni bien comienza la obra, Linda (Astrid Gómez Grosschadi) toma un diario para enseñarle al público algunos trucos de vestuario casero. “En este caso, Prensa Obrera”, dice, levantando un ejemplar del semanario del Partido Obrero. En pequeños detalles, Los imitadores afirma su gesto militante.


 


 


 


*Los imitadores sube al escenarios los domingos de octubre y noviembre, y el 3 y 10 de Diciembre, a las 20hs. en  Abasto Social Club (Yatay 666, CABA).