Cultura

29/11/2012|1250

Demasiada manipulación para tan poca ‘mística’

"Néstor, la película"

"Néstor, la película" (film producido por el Chino Navarro -dirigente del Movimiento Evita- y Jorge Héctor "Topo" Devoto, lanzada con más de 100 copias en la Argentina, como un supertanque de Hollywood y algo inédito para un documental) no consigue elevar a Néstor Kirchner al nivel de mito o de leyenda, que es lo que buscaban los interesados. "No es un documental", como dijeron algunos, porque carece de rigor histórico; tampoco es "un film con argumento", porque la ficción es reemplazada por la adulteración. Respecto del rigor, la vida del personaje está deliberadamente recortada, ocultando sus años de connivencia con el menemismo o, por ejemplo, la represión a las asambleas populares de Santa Cruz. En cuanto a la ficción, no alcanza para eso que huya de la realidad. En la película, las anécdotas familiares y micropolíticas prevalecen sobre el rol del protagonista en los procesos más importantes de los últimos años. Las ‘grandes batallas' (bajarle el cuadro a Videla, la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, la 125 y la Ley de Medios) delatan escasez de evidencias y son presentados en forma lateral, manipulada por el montaje (un despistado puede creer que, por ejemplo, Néstor se enfrentaba a una especie de golpe de Estado, y no a una cúpula acobardada por el escarnio popular, al bajar el cuadro de Videla).


Es curioso que un proyecto que, se supone, se apoya en la confrontación y la reivindicación de la militancia, haga una biografía de microhistorias: varias personas cuentan que en 2003 estaban en una situación desesperada hasta que recibieron una llamada de Néstor (¡sí, de Él!), quien les dio trabajo, un violín o lo que necesitaran. La política social oficial -uno de los aspectos más reivindicados por sus seguidores- aparece resumida en el punterismo. Los realizadores alegan que quisieron reivindicar el costado ‘íntimo' y ‘humano' de Kirchner, pero el microrrelato no tiene nada que ver con eso. La incapacidad de definir el ‘proyecto' (Néstor, como se puede ver en el film, no era un gran orador) y la ausencia de épica popular en su apoyo son sintomáticos. La pobreza de los hechos del montaje no alcanza para sustentar el ‘relato'. El collage permanente apunta a recrear en cine la mayor mistificación del relato oficial: presentar a los K como representación o continuidad del proceso popular que llevó al Argentinazo, del cual fueron sus verdugos. (CFK acaba de evocar a "Kosteki y Santillán"… para oponerlos imaginariamente a la huelga del 20N). Pero la peor manipulación del film se presenta hacia el final: mostrando las vías y estaciones del tren, se hace referencia al asesinato de Mariano, e inmediatamente después aparece la gente llorando y movilizada. Pero no por el crimen de Mariano, sino por la muerte de Néstor. Esta usurpación apuntala otro de los conocidos relatos oficiales: Néstor Kirchner habría muerto por el disgusto causado por el crimen de Mariano. Pero incluso si fuera así, esa crisis política y personal del ex presidente debería ser caracterizada. "No sería la primera vez que las contradicciones insuperables de una política y de un régimen político se cobren la vida de su articulador" (El Partido Obrero ante la muerte de Néstor Kirchner, 10/2012). Kirchner se encontró con un asesinato cuyos culpables estaban afincados en la columna vertebral del armado oficial. La película recorta el cimbronazo político y la reacción popular que desató el crimen de Mariano. Pero en esa reacción, el gobierno nunca estuvo presente, siquiera con un comunicado de repudio. (Cristina y Tomada sólo agitaron la hipótesis de los "enfrentamientos", y atacaron al PO).


"Néstor, la película" reitera la pobreza creativa de todo producto "cultural" sometido a la vara de la regimentación estatal. Un vasto aparato de compradores de entradas y concurrencia obligatoria podrá asegurarle un éxito de taquilla por semanas. Pero, más allá de ese lapso, es difícil que cualquier despliegue pueda salvarla del olvido.