El capitalismo zombi, un libro de Pablo Heller
¿Por qué la economía capitalista entra en crisis cíclica y sistemáticamente? El capitalismo zombi, de Pablo Heller, responde a esa pregunta con el método de análisis marxista, tan olvidado hasta por los marxistas
Seguir
¿Por qué la economía capitalista entra en crisis cíclica y sistemáticamente?
El capitalismo zombi, de Pablo Heller, responde a esa pregunta con el método de análisis marxista, tan olvidado hasta por los marxistas. Parece absurdo que en una época histórica en la cual el desarrollo de la ciencia y de la técnica, y de su transformación en tecnología al servicio de la producción -es decir, el desenvolvimiento general de las capacidades productivas de la humanidad- alcanzan cumbres sorprendentes, se produzcan sin embargo crisis que derivan en guerras y catástrofes humanitarias como las que hoy se viven. No obstante, esas apariencias no se corresponden con la realidad: las crisis son producto, precisamente, de ese desenvolvimiento.
Dice Jorge Altamira en su prólogo: “El capitalismo ha realizado sus tareas históricas decisivas: la desposesión de las clases medias productivas, un desarrollo generalizado del trabajo asalariado y la conquista económica de las naciones de desenvolvimiento rezagado; es decir, la formación de una compleja economía mundial”. En otras palabras: el capitalismo no se hunde porque haya fracasado; por el contrario, lo hunde su propia victoria, que al desarrollar hasta determinado punto sus contradicciones internas hace que quede agotado su ciclo vital.
Heller muestra a lo largo del libro hasta qué punto esas contradicciones se expresan en el estancamiento de la economía mundial respecto de las fuerzas productivas y del desarrollo tecnológico. La tesis marxistas es complejamente sencilla: el desenvolvimiento tecnológico, el desarrollo de las fuerzas productivas, hace decrecer la tasa de ganancia, motor del modo de producción capitalista. Al mismo tiempo, y por eso mismo, se genera una insostenible sobreproducción de mercancías y de capitales. Son mercancías y capitales “sobrantes”, que deben ser destruidos para que se abra paso una recomposición, un nuevo ciclo de auge que preparará otra crisis peor que la precedente. Esa destrucción de “sobrantes” implica la necesidad capitalista de la catástrofe, de guerras y genocidios.
Añade Altamira: “El estrangulamiento de la tasa de beneficio del capital, cuando los cambios tecnológicos en los lugares de trabajo y en los circuitos comerciales son incesantes, muestra el límite histórico del capital”. Heller dedica su libro a desmenuzar y explicar ese fenómeno. Estamos ante un texto indispensable para entender este momento histórico.
El capitalismo es zombi porque se ha transformado en un muerto viviente, en un deadwalking que solo puede subsistir con el subsidio de los Estados, que entran en quiebra a su vez. En definitiva, son las propias leyes de la acumulación capitalista las que conducen inevitablemente a la descomposición del capitalismo mismo. Al respecto, dice Pablo Rabey en su introducción: “En este punto radica la pertinencia de este libro de Pablo Heller, que sintetiza algunos de sus trabajos de los últimos años. En primer lugar, porque no se trata de un abordaje esquemático: la realidad de la descomposición del capitalismo no es un axioma sino una conclusión del estudio del devenir de la sociedad, que Heller presenta a partir de las últimas investigaciones que confirman la vitalidad de los descubrimientos de Marx”.
Por otra parte, El capitalismo zombi, con todo el rigor de su análisis, no es un estudio académico sino una guía para la acción política. De la autopsia del zombi se desprenden las tareas necesarias del movimiento obrero, para terminar con esa sobrevida enfermiza y dar paso a una forma superior de organización social: el gobierno de los trabajadores y el socialismo.