Cultura

10/7/2022

El espacio como fuga hacia adelante

“Last exit: space”, un documental innovador sobre la carrera hacia otros planetas.

Herzog es uno de los directores más reconocidos a nivel mundial

“Desde tiempos inmemoriales los humanos hemos contemplado el cielo nocturno, maravillándonos de las millones de pequeñas manchas blancas. Habitar planetas distantes fue en algún momento terreno de poetas y soñadores, pero con cada salto tecnológico estamos más cerca de realizar nuestros sueños”.

Con estas palabras, Werner Herzog (guionista y director) da voz al comienzo de la nueva película producida y narrada por él y dirigida por su hijo Rudolph, Last Exit: Space. Disponible en la plataforma MUBI y original de Discovery+, el documental estrenado a comienzos de este año y con los Herzog como realizadores, se adentra en los desafíos teóricos y prácticos a la hora de dejar la Tierra para asentarse entre las estrellas y el cosmos.

Werner Herzog es uno de los directores más reconocidos a nivel mundial, por obras como Fitzcarraldo (de la cual este año se cumple su cuarenta aniversario) o Aguirre, la ira de Dios (estrenada hace exactamente medio siglo). En los últimos años se ha dedicado a los documentales indagando sobre distintos tópicos, como el de la sociedad hiperconectada (Lo and Behold) o los pueblos nativos alrededor del mundo (Happy People o Into the inferno).

En esta oportunidad, los Herzog toman el puntapié de entrevistar a toda una serie de especialistas científicos (desde astrónomos, antropólogos, genetistas o ex astronautas) sobre los desafíos y dificultades que generan la exploración espacial. En diversas entrevistas, padre e hijo relatan como hace unos años al ver las conferencias de prensa de SpaceX (empresa contratista de la Nasa fundada por el empresario Elon Musk) sobre la colonización de otros planetas y la construcción de ciudades en Marte, se preguntaron si realmente sería buena idea desplegar los recursos necesarios para tamaña empresa.

La “colonización” espacial (término del cual el film problematiza) ha sido en los últimos años liderada por el sector privado, en detrimento de las agencias espaciales gubernamentales. Multimillonarios capitalistas que han amasado fortunas en otras áreas foráneas a la ciencia espacial, como el mismo Elon Musk (dueño de Tesla, SpaceX), Jeff Bezos (Amazon, Blue Origin) o Richard Branson (Virgin Records), son los nuevos popes espaciales, dando cátedra sobre el futuro de la humanidad y nuestras posibilidades de supervivencia más allá de la Tierra.

El film de solo 80 minutos de duración, por momentos pega en la tecla y nos muestra qué tan alejados estamos como especie de la posibilidad de colonizar exoplanetas cercanos, o sin ir más lejos, nuestro vecino Marte. Además de largos tiempos en aislamiento espacial que deberán afrontar hipotéticos viajeros espaciales y los posibles conflictos que podría generar, la exposición a rayos gamma y tormentas solares (que anteriores astronautas no experimentaron debido a la protección del campo magnético terrestre) son un desafío mayúsculo que quienes diseñan las futuras naves espaciales no han logrado aún resolver. Last Exit: Space, además de entrevistar ingenieros, indaga a genetistas y biólogos moleculares ligados a la industria militar yankee, que buscan cambios genéticos y moleculares (combinando nuestros genes con los de los tardígrados) para que el cuerpo humano pueda aguantar altas dosis de radiación, llevando los argumentos y la manipulación del cuerpo necesarios para la conquista espacial, a niveles distópicos.

El documental también nos permite escuchar a Judith Lapierre, la única mujer de un equipo de científicos reclutados para el experimento Sphinx-99 a finales de los 90’s, describir y denunciar por primera vez (luego de más de un cuarto de siglo de silencio) los abusos sexuales sufridos por otro miembro del equipo y silenciado por la agencia espacial rusa.

Last Exit: Space se sale de la media de los típicos documentales sobre el espacio y nuestro futuro próximo lejos de la Tierra. Por empezar, denuncia que gran parte de la exploración espacial es motorizada por el mismo extractivismo y saqueo de las geografías, tan comunes en suelo terrestre (basta ver las disputas de Estados Unidos con China, sobre la explotación en la Luna). Nos muestra que las actuales relaciones sociales capitalistas (que por momentos el film las confunde con características propias de nuestra naturaleza, una firma del pesimismo de Herzog) son una traba en la conquista espacial, ya que no sólo se trata de un debate de alcance tecnológico.

En este sentido, una reciente crítica funesta del portal NSS (National Space Society) hacia el documental recrimina a los Herzog que las acusaciones hacia Musk y Bezos de hipotéticas replicaciones de las condiciones laborales de los talleres y fábricas de Tesla y Amazon (sin sindicalización, sin derechos y en condiciones semi esclavas) pero llevadas a Marte son infundadas. Dale Skran, autor de la crítica, argumenta y se salvaguarda que aún siendo misiones privadas, estarían sujetas al derecho laboral estadounidense. Lo interesante fueron las respuestas que surgieron del artículo de Dale, porque es justamente esta legislación -le señalan oportunamente- la que ha degradado las condiciones de los trabajadores de Amazon en la Tierra ¿Por qué sería distinto en otros planetas?

Last Exit: Space trae una bocanada de aire fresco en tiempos donde la relación del humano con la naturaleza (no solo la terrestre) está cada vez más vigente.