Cultura

9/11/2022|1657

El estreno de “Tintorero”, la obra de un artista perseguido

Con actuación de César Arakaki y dirección de Iván Moschner

Foto: Andrés Ojo @ojoobrerofotografia

Este sábado se estrenó “Tintorero”, una obra de teatro protagonizada por César Arakaki, con dirección y texto del ganador del premio ACE, Iván Moschner (“Pretenciosas ridículas, las de Barranco”, “El Barbero de Suez”, “Nenina”, entre otras), escenografía y vestuario de Luciana Morcillo, fotos de Andrés Ojo e iluminación de Leandro Crocco. Se trata de un unipersonal, es decir, la totalidad de la actuación recae en un solo artista. En el tiempo que tarda en prepararse un arroz, el espectador se adentra en la historia del actor de carne y hueso.

César Arakaki es un artista perseguido por su participación en las movilizaciones populares del 18 de diciembre de 2017. Aquellas jornadas fueron una muestra de repudio a la reforma jubilatoria que estaban votando los diputados de Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio), con la complicidad del peronismo. Actualmente recae sobre él la amenaza de una condena a tres años y cuatro meses de prisión efectiva. Esta obra es una condensación catártica de la persecución que experimenta, una explosión creativa que transmite lo que Arakaki tiene para contar en una clave humana e integral.

Por ello, la propuesta explora distintas facetas de esta vida. La exhibición de este recorrido se articula con el mundo social a partir del cual él brota. El trabajo de construcción literaria en manos de Iván Moschner es impecable en este punto, porque las relaciones no son forzadas. Por ejemplo, la familia del actor proviene de Japón, donde sus padres fueron víctimas de la crudeza de la Segunda Guerra Mundial. La violencia imperialista dejó marcas profundas en su subjetividad.

Arakaki se encuentra en un ascenso de sus capacidades de expresión corporal. “Tintorero” toma su material del flujo de una vida concreta para trabajarlo mediante las técnicas estéticas propias del medio artístico. El actor protagónico se hace cargo de una tarea sumamente difícil: no dejarse sobrellevar por el retrato de sus propios padecimientos o de sus placeres. Cada movimiento de sus extremidades y cada ondulación de su voz deben formar parte del guión, en un nivel extremo de disciplina actoral. Es la condensación de una experiencia que abarca cerca de once obras de teatro, y distintos trabajos en cine y televisión. Aquí se refleja también la dedicación del director, y los esfuerzos que ambos volcaron a lo largo de sus ensayos. Quien haya visto actuaciones previas de Iván Moschner (como “Parias”, en el Teatro San Martín) podrá reconocer que Arakaki llega a hablar con su misma cadencia y sus mismos tonos.

“Tintorero” no es una obra dirigida únicamente a un público (ya) militante, sino que transmite respiros humanos. Los temores, preocupaciones y tristezas de César Arakaki lo pintan con completitud y autenticidad. El compromiso político se realiza en una estética a la altura. El texto de Moschner es muy rico en recursos. En cuestiones de forma, quizás uno de sus factores constructivos sea la animalización. Las metáforas de animales se mantienen constantes. Otras nos remiten a lo agrario, propio del Japón feudal. El contenido temático del texto se muestra en las técnicas literarias. Para un revolucionario, forma y contenido constituyen una misma unidad dialéctica.

La función finaliza con un haiku. Este género poético, de origen japonés, comunica la emoción generada por contemplar la naturaleza, o la vida cotidiana de las masas, a través de síntesis fuertes. No adelantaremos sus versos, pero sí compartimos otra composición (occidental) que refleja las emociones de este estreno:

soy
lo que resiste
en mí (1)

 

1.      Mecca, Daniel: “Lírico”, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2014, p. 75.

 

La obra se exhibe los sábados de noviembre a las 22,15 horas en el teatro Paraje Artesón, ubicado en la calle Palestina 919, Almagro, Ciudad de Buenos Aires. Las entradas se pueden conseguir en Alternativa Teatral.