Cultura

28/4/2021

El plan de “Contenidos Argentinos” para las plataformas de streaming norteamericanas

El gobierno arma un paquete de beneficios para el copamiento de las OTT en la producción audiovisual.

Se pasó de debatir un “aporte de las OTT” a entregar una batería de exenciones impositivas para fomentar el desarrollo de una industria a medida de los grandes pulpos del streaming. El gobierno y las burocracias sindicales ofrecen la “calidad de nuestros artistas”, barata y flexible, para alentar inversiones que generen “divisas”. Los anuncios favorecen el copamiento de las plataformas norteamericanas en el formateo de la producción audiovisual.

Con una equitativa representación de todas las facciones del oficialismo (kirchnerismo, el massismo y el albertismo), de todas las cámaras patronales del rubro, la presencia de las principales burocracias sindicales del sector, e incluso de empresarios ubicados al otro lado de la “grieta” (como Adrián Suar), se ensayó una suerte de gran acuerdo nacional para entregar una batería de ofrendas impositivas a las principales compañías norteamericanas de distribución de contenidos audiovisuales: Netflix, Disney, Amazon Prime, NBCUniversal, ViacomCBS -que se suman al abaratamiento de una fuerza de trabajo muy calificada y hambrienta tras un año sin trabajo.

Paraíso fiscal

La pandemia había logrado poner sobre la mesa un debate que se venía incubando entre los trabajadores, artistas y realizadores independientes de todo el mundo preocupados por el destino de los recursos estatales dedicados al fomento de la producción cultural, y audiovisual en particular. Es que mientras el encierro los dejaba sin trabajo de a miles, las empresas OTT recaudaban por miles de millones, se valorizaban de forma extraordinaria en sus cotizaciones bursátiles y continuaban aprovechando vacíos legales. El reclamo de que se fijen impuestos extraordinarios a sus súperganancias recorrió el planeta y su aplicación se debate en varios países.

En Argentina, luego de que fuera reclamado en movilizaciones independientes, varios medios planteaban que estaba en agenda un impuesto a las OTT. Deformando el planteo, el presidente del Incaa, Luis Puenzo,  sugería la creación de un fondo de fomento sobre la base del desvío del 50% del IVA cobrado a los usuarios de las plataformas; lo cual no representaba ninguna carga impositiva a las OTT, sino la creación de un fondo de promoción sobre la resignación fiscal de parte de lo recaudado por un impuesto al consumidor.

El retroceso de las “aspiraciones nacionales” ante los gigantes yanquis de la industria cultural no cesó y transformó la hipotética imposición tributaria en un paraíso fiscal: 60% de rebaja en las cargas patronales, descuentos de entre el 20% y el 60% en el impuesto a las ganancias, exención total del pago de derechos de exportación.

La bandera devaluada

En un acto que tuvo como eje fundamental la seducción de los CEOs de “plataformas internacionales” (todas norteamericanas) conectados vía virtual, la secretaria de Desarrollo Cultural Lucrecia Cardoso aportó un dato relevante que explica el carácter de esta “oferta” del gobierno al gran capital de la industria cultural: mientras en todo 2019 se habían realizado 520 publicidades, de las cuales sólo el 20% fueron “servicios de exportación” (encargadas para el exterior), desde finales de 2020 a la fecha se alcanzó la misma cantidad de realizaciones pero un 70% para “exportar” . Eso obedece al abaratamiento de los costos en dólares, particularmente de los salarios. De ahí la prisa del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (Sica) y la Asociación Argentina de Actores (AAA) en cerrar las paritarias de la rama publicidad en torno a las pautas inflacionarias de Martín Guzmán, ya enterradas por el 13% de suba de preciosdel primer trimestre.

Cardoso no aclaró que lo producido en 2019 en materia de publicidades para el exterior representaba ya un crecimiento del 60% en relación a 2018, previo a la bestial corrida cambiaria. Hoy por hoy, para tomar como referencia, un sonidista argentino -tras las paritarias cerradas por Sica para publicidad- recibe un salario bruto por jornada en torno a los 54 dólares, mientras en  Estados Unidos se paga 600, en Perú 350, en Colombia 240, y en China 150.

Alejandra Darín, de la AAA, que en el spot de lanzamiento de estas medidas reivindicó insólitamente “la intangibilidad de los derechos de las trabajadoras y trabajadores”, ofreció en esas paritarias a las cámaras de la industria publicitaria un salario para protagónicos de 278 dólares (a un blue de 158), pero en la práctica la masa de publicidades tiene predeterminada la filmación “coral” o “grupal” donde se paga por rol “coprotagónico” ($33.033 -o 209 dólares) o “secundario” ($ 21.553); excepto las grandes figuras convocadas especialmente para algunos productos.

Vienen por más

En una entrevista concedida a Infobae previo a estos anuncios, el CEO de NBCUniversal y Telemundo, Marcos Santana, reclamaba no sólo incentivos sino también una nueva devaluación (presentada como la necesidad de un solo tipo de cambio) y una mayor flexibilización de las jornadas laborales. Pretenden la liquidación de los convenios colectivos, la extensión indefinida de las jornadas sin pago de horas extra ni plus por días de fin de semana.

Este es el ritmo de trabajo que están buscando imprimir a las producciones para OTT en curso. A la AAA ya le arrancaron un convenio ad hoc, pero van por la liquidación de los convenios impulsada por la asociación paralela pro patronal ACTA, encabezada por el Chino Darín. Mientras que para los técnicos se apoyan en los convenios ya flexibilizados que el Satsaid tiene creados para los eventuales de televisión. Sobre estas condiciones ya precarias el gobierno anuncia planes de “innovación laboral”.

Identidad cultural

Tanto en boca del gobierno nacional, como en palabras de Alejandra Darín de la AAA, presentaron estas medidas como una forma de recuperar la “identidad cultural”. Es una impostura. Para el kirchnerismo, evidentemente, la cultura habrá quedado reducida a que aparezcan en Netflix series con “nuestros actores”, diciendo “che, boludo”. Montados sobre una desvalorización brutal de nuestros salarios, entregando a nuestros trabajadores a una explotación sin condiciones, entregan también la decisión de qué se filma y qué se distribuye a cinco tanques yanquis de la industria cultural.

Ponerse de pie

A partir de autoconvocatorias de técnicos y trabajadores eventuales, tiene que ponerse de pie una respuesta a estos atropellos patronales. El paro de la televisión convocado para el 29 de abril debe ser el punto de partida de un plan de lucha, no una vía para descomprimir la bronca. Las actrices y actores deben reclamar una asamblea extraordinaria al sindicato para luchar por paritarias libres, recomposición salarial, la defensa de los convenios y sus condiciones de trabajo.