Pensar en la Argentina de los años 90 es pensar en el menemismo, pero no solo en la figura nefasta del expresidente de la nación, sino también en la enorme y triste huella que ha dejado el paso de este en el poder. La maldita policía, abanderada del gatillo fácil, la corrupción y la creciente desigualdad social son tal vez el tridente más recurrente en el pensamiento común.

“Entre Hombres” viene a retratar todo esto en cuatro capítulos de una hora cada uno. De la mano de Pablo Fendrik (El Asaltante, La Sangre Brota), nos adentramos en esta vertiginosa historia, una transposición de la novela policial de culto de German Maggiori del mismo nombre, de realidad por momentos exagerada pero que a fin de cuentas no deja de ser lo que encontramos a diario a la vuelta de la esquina.

Ambientada en 1996, el disparador de esta historia es el registro en VHS de una orgía, el cual tiene como destino ser usada para extorsionar a miembros del poder político, un senador incluido, partícipes de la misma, en la que ha ocurrido el asesinato de una mujer en situación de prostitución. Una carrera contra el tiempo es la que se desata por hallar dicho material, con una dupla policial operando como el caballito de batalla de una cúpula policial que tiene la orden de no manchar la reputación del poder político.

Policías corruptos con altos aires de tortura y represión, delincuentes con sus respectivos códigos y un grupo de amigos del sur de conurbano son algunos de los personajes que nos ofrece este policial con altas dosis de humor ácido. Con un elenco en el que se destacan Gabriel ‘El Puma’ Goyti, Claudio Rissi, Nicolás Furtado y Diego Cremonisi, quienes encarnan de manera excelente a los personajes más recurrentes de esta serie, personajes que cuentan con un armado que hacen de estos un gran factor para el disfrute de esta historia, haciendo de la desigualdad social la gran protagonista.

Con una gran influencia del cine independiente y algunos guiños al cine tarantinesco, “Entre Hombres” nos sumerge por momentos en un relato crudo y violento, con el recurso del humor, casi siempre ácido, para ayudar a aliviar el vértigo del mismo. Con el recurso del retrato de lo marginal y la descomposición social, pero sin caer en los típicos clichés recurrentes en ficciones de esta índole. Y con una elección musical que encaja justo en cada escena por más que esta sea o no de relevancia, un soundtrack que va del heavy metal al punk pasando por la cumbia acompañan de buena forma a los paisajes del sur del conurbano.

La corrupción policial, el gatillo fácil, la connivencia del narcotráfico con el poder político, el sometimiento y discriminación a una minoría tan golpeada como los son las personas trans son temas de actualidad que se abordan en esta miniserie, pero que 20 años atrás ya se habían sido abordados por German Maggiori en su novela, lo cual indica la vigencia de la misma. “Entre Hombres” es necesaria para seguir dando cuenta que después de más de 20 años estos problemas siguen siendo moneda corriente entre los sectores más populares.

 

 

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