Cultura

19/9/2021

Libros

“Este será mi pésame”: todos somos espectros

La primera novela de Nicolás Fernández, atravesada por el existencialismo, el psicoanálisis y el suspenso.

Existencialismo, psicoanálisis, suspenso policial, gánero y diversidades, gatillo fácil; son algunos (no todos) de los elementos que componen la trama de Este será mi pésame, la primera novela de Nicolás Fernández (Milena Caserola, 2021). Cada lectxr decidirá donde centrar su atención y en que ángulos profundizar. Podemos anticipar que estamos ante una obra integral, profundamente trabajada por su autor, donde nada esta puesto al azar. El conjunto de los temas conducen a una trama final, a un concepto en el cual se estructura el relato.

La historia parece simple, citando la contratapa de Selva Almada: “Un homeópata vuelve a su pueblo después de haber salido huyendo de allí hace décadas. Vuelve porque murió la madre y llega justo cuando otro muerto empieza a enfriarse: un vecino ilustre que fue asesinado”. De a uno irán apareciendo sensaciones, traumas, fantasmas, que habitan en el interior del homeópata. La presencia de su madre muerta (nos) acompaña toda la historia.

El reencuentro con familiares que hace mucho el protagonista no ve es la excusa para colocar problemas de género, de machismo, la percepción hacia las personas trans.

En lxs personajes provenientes del pueblo se puede ver cierta idiosincrasia autóctona, costumbres, el lenguaje particular. Y también los secretos, el silencio, todo lo que se sabe y no se dice, el odio y el miedo aterrador a los desmanes que protagonizan los dueños del poder: “El hijo se llamaba Cristian y la cana, en medio de un quilombo, lo mató ‘sin querer’ a la salida de un baile. Un balazo de goma en la sien y a vestir laureles. Pero ni eso, lo cremaron a las corridas en un horno de ladrillos porque ni para el cajón tenían. Y de esas hay varias, es una desgracia común, y cuando digo común no digo compartida. Común de normal. En las grandes ciudades ni se imaginan las cosas que pasan en esta clase de pueblos”. La denuncia al Estado y las fuerzas represivas aparecen en varios fragmentos más.

Por momentos, mientras nos vamos metiendo adentro del personaje, es posible perdernos, sentirnos sumamente confundidos. Es estrictamente lo que le ocurre al protagonista. Se pierde la noción de tiempo y espacio, de realidad o ficción, sueño o pesadilla. Flotamos en el aire, en los pensamientos, la realidad se distorsiona. Los espectros son constantes.

El protagonista lidiara con su propia incógnita, con su propio “caso” hasta el final. No sabemos al fin de cuentas si hubo o no hubo crimen para resolver o si se trata de resolverse a sí mismo. Selva Almada sugiere “una trama falsamente policial” (de la contratapa). Con el perdón de la analogía, podría ser parecido a las vivencias del protagonista de la película La Isla Siniestra.

Clasificar el estilo de escritura de Nicolás Fernández es sumamente arbitrario. Podemos decir, sin precisar demasiado, que su género es la literatura contemporánea, con una pluma meticulosa, deslumbrante e incisiva. Se puede percibir cierta influencia de Selva Almada pero para nada totalizante, solo algunos rasgos puntuales.

Nicolás logro configurar algo difícil: un estilo propio. En Este será mi pésame se pueden apreciar claramente las influencias filosóficas existenciales: “La vida, si no fuese por la muerte, sería una triste redundancia”; “La imaginación es imperecedera”. Como también su pasión por el suspenso. Pero sobre todo por la literatura en cualquiera de sus formas.

En síntesis, estamos ante una obra integral, de un autor que se va a comer la cancha. No duden en leerla.