Cultura
4/12/2016
Game of Thrones: el encanto de un mundo en crisis
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Game of Thrones, la serie basada en la saga A song of ice and fire del escritor americano George R. R. Martin, hace unos meses se ha transformado en la más ganadora de la historia de los premios Emmy -que se entregan desde 1949- tras acumular 38 estatuillas y superar las 37 de Frasier.
Desde su estreno en 2011, GOT bate récords mundiales de audiencia y goza de un éxito que ya la consagra como un preeminente fenómeno cultural de masas.
Una historia tironeada entre libro y serie
La trama de la serie gira en torno a la cruenta lucha de un grupo de familias reales por ocupar el Trono de Hierro de “Poniente” (Westeros). Según el mismo G.R.R. Martin, muchos personajes y elementos están inspirados en procesos históricos del feudalismo europeo: la Guerra de las Rosas, sangrienta guerra civil librada en la Inglaterra del siglo XV que enfrentó a la Casa York y la Casa Lancaster, y la convulsiva Italia maquiaveliana del siglo XVI.
El denominador común entre serie y libro es que profanan al extremo dos cánones del género: una marca de GOT es que cualquier personaje, por más rating que tenga, puede morir violentamente: el encanto de lo impredecible. Otro elemento clave es que GOT y Martin politizan el género fantástico. La lucha por el poder ocupa un lugar central en la trama y no de un modo maniqueo, sino complejo. Los dilemas morales de la política en Game of Thrones son expuestos con aristas mucho más filosas que en los exponentes anteriores de la narrativa épica adaptada a la pantalla, como el caso de la también multipremiada trilogía El Señor de los Anillos (17 Oscars, 30 nominaciones).
Lectura marxista
Circula, asimismo, una lectura “marxista” de la serie. Un artículo publicado en The Guardian (6/5/15) relaciona un recurso de la literatura fantástica conocido como thinning (“adelgazamiento”) -el cual genera una sensación estética de decadencia del mágico “mundo paralelo”- con la tendencia al colapso del sistema social (feudalismo) en el que la trama se basa históricamente.
Por tomar algunos ejemplos de este mundo en crisis, en GOT todas las casas reales acumulan deudas exorbitantes con el llamado Iron Bank (Banco de Hierro), una proyección del progresivo desplazamiento de la nobleza por parte de la burguesía en los albores del capitalismo; mientras que lo que patea hacia adelante la crisis económica de Westeros son las aventuras bélicas.
A través del recurso del thinning, GOT pinta un retrato decadente del universo fantástico-feudal, cuyo atractivo no puede dejar de vincularse a la actual catástrofe capitalista del mundo que transitan los espectadores, con su reguero de crisis políticas y sociales.
Similares observaciones pueden hacerse del carácter descarnado e impredecible de la trama del serial, si se la contrasta con la actual crisis bélica en Medio Oriente -cargada de matanzas y de acelerados cambios de giro de las potencias intervinientes-, o con la caída de regímenes políticos de décadas.
Numerosas piezas claves para el éxito de GOT, que ostenta actualmente el trono del relato épico-fantástico, son indudablemente hijas de su tiempo.