Cultura
24/9/2020
Intervención Ferreyra: un dispositivo escénico en plazas, a 10 años del asesinato de Mariano
Hablamos con Andrés Mangone e Ivana Zacharski, directores de esta propuesta artística que se realizará en CABA y otros puntos del país el 17 de octubre.
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Ivana Zacharski y Andrés Mangone –integrantes de la agrupación de artistas escénicos Actuemos- diseñaron Intervención Ferreyra, una propuesta artística que tiene por objeto ocupar el espacio público a diez años del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra.
Como testimonio y asunción de la trascendencia popular del dolor por su ausencia y la vigencia de su lucha, que fue más allá de su pertenencia partidaria para ingresar en las causas de la juventud y de los trabajadores, se desarrollará este “dispositivo escénico cíclico”. Conversamos con sus directores.
¿En qué consiste la propuesta?
Andrés Mangone: la idea es abordar distintos parques de la ciudad de Buenos Aires y en otros puntos dos días antes del 20 de octubre [aniversario del asesinato], el sábado 17, aprovechando que son espacios donde los fines de semana circula y se concentra mucha gente. Vamos a tener un micro ploteado, con el que vamos a salir a la mañana, con un altavoz con el cual en los traslados iremos interviniendo también en las calles. Al llegar a los parques que previamente determinemos, activaremos la intervención, manteniendo el distanciamiento social necesario; una escena corta, que termina y vuelve a empezar –un dispositivo escénico “marcha”, que se desplaza por el espacio público. Una suerte de resignificación de lo que en los ’80, en tiempos de dictadura tardía, fuera la recuperación del espacio público protagonizada por grupos de teatro callejero, algunos de los que después se organizaron en el Motepo [Movimiento de Teatro Popular], por ejemplo…
Ivana Zacharski: es una intervención político-artística que busca celebrar la lucha de Mariano. Una forma de tomar la memoria colectiva como fuente de asociación poética y volverla cuerpo. Por las características del presente se dio que sea al aire libre, y no puede ser más atinado espacio. Así, desprovistos de escenario, a la intemperie con bandera, memoria, megáfono y actuación, es decir liberación y averiguación, recorreremos los parques. Varios elencos en simultáneo, multiplicando la voz presente de Mariano Ferreyra.
¿Podemos espiar un poquito, algo como para imaginar de qué va la escena?
A.M.: Hay una actriz, un cuerpo ofrecido a la palabra de Mariano, que “nos pasa un informe”. Se tratará de un dispositivo teatral médium (una de las formas en que entendemos la teatralidad), y ese informe llega bajo un lenguaje que ya no es el social cooptado, es un lenguaje posible bajo una política poética. A la vez hay un personaje actor que es quien la interroga. La escena interrumpe la maniobra de la realidad social del parque, para poner de manifiesto una circunstancia muy teatral y muy sencilla, pero que a la vez tiene una emotividad y una fuerza política. Por eso es una intervención, aunque la verdad es que el teatro siempre es una intervención de la realidad, es el lugar al que ha sido desplazado por todas las sociedades de explotación del hombre por el hombre.
¿Constituirá un hecho efímero, circunscripto al día en que se realice?
I.Z.: Venimos ensayando a la distancia, con métodos que vamos encontrando en la encrucijada en que nos encontramos. Es decir, el hecho ya está ocurriendo y se abrirá al público el día 17 de octubre. Es importante destacar que no se desarrollará exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires, sino que se replicará en diferentes puntos del mapa nacional. El hecho teatral, irrenunciablemente efímero, será captado en vivo por la maquinaria del cine que trasmitirá luego, en el acto virtual en Memoria de Mariano del día 20 de octubre, una pieza audiovisual hecha con fragmentos de las distintas intervenciones, un collage de las réplicas. Lo efímero teatral, entonces, convertido a otro lenguaje permitirá que el eco de su voz, necesaria, recorra el aire de nuestros días también para aquellos que quieran verlo desde sus casas.
¿Qué fue lo que les movilizó a desarrollar esta idea y darle forma de propuesta teatral, artística?
A.M.: Sinceramente, es una gran oportunidad para mí de activar el caudal de experiencias y pensamientos acerca del fenómeno teatral, probablemente en las circunstancias más elementales, en el sentido de originales y profundas, y entonces tengo mucho para agradecerle al Partido [Obrero] por el apoyo. El teatro, dispuesto en las circunstancias más elementales, ritualistas, revela todo su carácter popular, sencillo y escandaloso. Por lo que he podido observar todos estos años de investigación, tengo la impresión de que el teatro siempre ha estado con nosotros, desde el principio, tal vez como consecuencia de la conciencia de la muerte. Tal vez el teatro es una forma de habitar el tiempo y el espacio bajo esas condiciones desesperantes, y por lo tanto, es una organización para la transformación de ese origen volcánico, en infinitas versiones sobre nosotros mismos. El teatro invierte esa carga, y también subvierte los signos que han sido cooptados por las sociedades que oprimen a favor de la explotación, reprimen las tendencias a la libre composición que “no sirve”, porque no puede servir, justamente porque no es “servil”. El teatro es composición y es alivio, y lo habita también la práctica latente de una forma de vivir. La forma de vivir se ensaya, los pueblos la ensayan, ensayamos a lo largo de todo este gigantesco proceso penoso y maravilloso llamado historia. Estamos oprimidos y alienados para la reproducción de la vida, a la conciencia de la vida, en el sentido biológico, y de forma extraordinaria, donde es posible abrir territorio en la zona liberada, en la zona de la conciencia de la muerte, surgen las versiones de identidad propiamente humana, y descubrimos que podemos vivir mejor. Estamos condenados por ahora a balbucear más dramáticamente que nunca, porque se trata de una situación crítica de sobreproducción, es decir, en circunstancias abyectas y absurdas. Hoy, para hallar teatro, hay que “ir a una función”. Mariano luchaba por transformar razonablemente esta situación trágica de la humanidad, y entonces, por una realidad en la que lo que llamamos ARTE recupere su carácter de pura función social, es decir, que aquello que nos distingue calce con la organización de la vida. El arte apenas balbucea en esta realidad agotada. Nosotros queremos acercar lo más posible nuestro pequeño gesto liberado, a la gesta de Mariano, y discutirle un rato y como podamos a la realidad su máscara de única y definitiva, básicamente porque nos toca.
Otro “muerto que no para de nacer”…
A.M.: Esa es la jugada de la escena, discutirle a la realidad el hecho de que Mariano está muerto, lo cual es cierto, y a la vez no, porque también está vivo e incluso ha desbordado los límites partidarios para ser causa de la juventud y del pueblo en general, en sus reivindicaciones y en su lucha. Mariano sigue vivo en la medida en que la lucha sigue. Eso también “nos toca”.
I.Z.: Surge del cruce de la militancia teatral con la militancia política. La propiedad privada como herramienta de dominio, hoy más que nunca ostenta su poder. Nos quieren hacer creer que el acceso a hacer arte es para una clase social que puede, como lujo, dedicar tiempo a ese fin. Yo creo por el contrario que el arte es cultura y por lo tanto es fundamental para la construcción de la identidad colectiva, fundamental para el avance de la humanidad, fundamental. Sin arte vamos a la muerte. La materia primordial del teatro es el cuerpo del actriz-actor y también el espacio/tiempo, sobre estos elementos se opera. A seis meses de que comenzara la pandemia que nos tiene desocupados y encerrados, las respuestas del Estado son nulas en relación a la creación de alternativas para el desarrollo del teatro independiente. Si bien el teatro oficial ya comenzó a funcionar, la inversión tecnológica necesaria hace que no todos los espacios puedan adecuarse para seguir funcionando. Entonces la toma del espacio público para fines teatrales está cantada, lo sentí al comienzo de la cuarentena, me dije: “vamos hacia el circo criollo, carpa al aire libre y a sacudirnos la colonización cultural”. Como ya ocurrió en nuestra historia, el teatro se vuelve clandestino, el teatro sale a la calle con todos los cuidados necesarios. Mi producción y docencia teatral está comprometida con la búsqueda y la investigación de lenguajes que signifiquen poéticamente una visión de nuestra historia. La bala que atravesó el cuerpo de Mariano llevándose su vida, es el intento del enemigo, es decir del Estado y la burocracia sindical, de silenciar los reclamos de quienes sabemos que organizados podemos cambiar el rumbo de la historia. A ese intento le decimos: vamos a seguir actuando nuestros muertos para darle continuidad a la certeza de que la construcción de un mundo obrero y socialista es posible.
Mariano Ferreyra, ¡presente!
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