Cultura
7/5/2024
Javier Martínez, pionero del rock y del blues local
La potencia de su obra y el recuerdo de sus amigos.
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Martínez formó Manal a fines de los '60
Cuenta la leyenda que una madrugada de 1968 el joven guitarrista Claudio Gabis, inspirado por un paseo nocturno en Avellaneda, tomó unas notas de aquel paisaje industrial y esbozó una secuencia armónica. Días más tarde, compartió ese trabajo con otro joven, Javier Martínez (fallecido el sábado pasado a los 78 años), quien compuso la letra definitiva. El resultado, el “Avellaneda blues”, es una de las primeras composiciones de ese género en castellano y una de las canciones más recordadas del primer álbum de Manal, editado en 1970 por el sello Mandioca. Dice así:
Luz que muere, la fábrica parece un duende de hormigón
y la grúa, su lágrima de carga inclina sobre el dock.
Un amigo duerme cerca de un barco español.
Amanece, la avenida desierta pronto se agitará.
Y los obreros, fumando impacientes, a su trabajo van.
Sur, un trozo de este siglo, barrio industrial.
Hay pocos registros tan bellos de la vida y del hábitat proletario en nuestra música. Retratan una Avellaneda barrida hace tiempo por las políticas de desindustrialización de la dictadura y el menemismo.
Martínez en voz y batería, Gabis en guitarra y Alejandro Medina en el bajo conformaron aquel inolvidable terceto que es considerado como uno de los grupos pioneros del rock nacional. Previamente, había tenido un paso por Los Beatniks, junto a Moris, a quien conoció a los 18 años en La Cueva, mítico espacio del under ubicado en la calle Pueyrredón al 1700, frecuentado por otros históricos como Pappo y Tanguito. Con este último compuso “El hombre restante”, registrado en su disco solista “Pensá positivo” (2015).
Manal tuvo una vida corta. Fueron apenas tres años (de 1968 a 1971) y dos álbumes de estudio (el segundo, de menor repercusión, llamado “El león”, fue editado por el sello RCA), más algunos discos simples, pero les sobró para ganarse el lugar de uno de los grupos indispensables del rock y del blues local.
Con su disruptiva carátula en que los protagonistas aparecen encerrados en una bomba cuya mecha se acerca peligrosamente al punto de estallido (de allí el apodo homónimo del disco como “la bomba”), aquel álbum debut de Manal ofrece otras joyas como “Jugo de tomate”, “Avenida Rivadavia”, “Todo el día me pregunto” y “Casa con diez pinos”, que Pappo reversionara en 1992.
Entre los temas que integraron los sencillos del grupo son recordados “Doña Laura”, sobre un joven en apuros para pagar la pensión (el atávico problema habitacional en Argentina) y “No pibe”, himno contra las ambiciones y necesidades superfluas que fabrica la sociedad capitalista.
No hay que tener un auto
ni relojes de medio millón.
Cuatro empleos bien pagados
ser un astro de televisión
No, no, no, no pibe
para que alguien te pueda amar.
Porque así sólo tendrás
un negocio más
Manal terminó disuelto por un “choque de egos”, según recordó con transparencia Martínez en un completísimo artículo de Página 12 publicado en 2020 (en el cincuentenario de aquel primer disco), aunque tuvo un breve reencuentro en 1980, el mismo año que también se volvió a juntar Almendra, otra de las bandas fundacionales del rock nacional.
Tras el fin de Manal, Martínez vivió muchos años Europa. En 1985, en Toulón, Francia, alcanzó un récord curioso: tocó la batería durante más de 41 horas ininterrumpidamente, o, para ser más precisos, solo paraba cinco minutos, cada tanto, para alimentarse. La batería fue una de las pasiones de su vida: estando aún en el colegio secundario, se valía de unos palillos arrancados a un revistero para golpear la banqueta de su escritorio, acompañando rítmicamente las canciones que escuchaba en los programas radiales de jazz y blues.
Menos se sabe que a Martínez le arrebató aquel frenético récord percusivo ¡el propio Martínez! Fue cuando volvió de España, en 1998, en el Vilas Racket Club, según recuerda Daniel “Buda” Giordano, baterista y amigo de Javier, quien lo acompañó en aquella gesta y en alguna de sus giras, y que puso en pie un valioso canal de Youtube (ManalJavierMartinez) en que pueden encontrarse grabaciones inéditas, entrevistas y álbumes.
Por fuera de Manal, Martínez tuvo otras formaciones y grabó varios álbumes solistas. En 1994, editó “Corrientes”, homenaje a la avenida porteña, donde vuelve a mostrar su interés por los paisajes urbanos. “La bohemia intelectual, / los chiflados por pensar / se trenzan a parlar. / Corrientes, qué verdad”, canta en el tema que da nombre al álbum.
El 13 de agosto de 2005, participó del festival por un frente “100 por 100 de izquierda”, organizado por Músicos Unidos por el Rock (MUR) y el Partido Obrero en las barrancas de Belgrano, en que también tocaron otros grandes como “Pajarito” Zaguri (otro ex Beatniks y ex Los Náufragos), Engranaje (banda del legendario “Bocón” Frascino) y Las Manos de Filippi. Giordano recuerda la activa participación de Martínez en algunas asambleas del MUR en el bar El Amanecer, del Abasto, en los duros tiempos post-Cromañón, que sirvieron también como lugar de reencuentro de muchos de estos grandes artistas.
Con la partida de Martínez, la música y especialmente el blues despiden a uno de sus grandes, pero el blues es fuerte y sabe llorar.