José Tcherkaski es escritor, periodista y autor de letras de canciones, las cuales tuvieron una gran popularidad en la voz del cantante Piero -entre otros-, allá por los 70. “Mi viejo”, “Para el pueblo lo que del pueblo”, “Soy paz, soy pan”, “Coplas de mi país”, entre las más conocidas. Pero además José en su rol de periodista hizo reportajes a figuras notables del siglo XX como Federico Fellini, Omar Torrijos, Atahualpa Yupanqui, Cuchi Leguizamón, Alberto Sordi, Carlos Alonso, Jorge Luis Borges, Bioy Casares, Juan L. Ortiz, por ejemplo.
Ahora acaba de editarse un nuevo libro de José -junto a Florencia Barba- llamado “La revolución es un sueño eterno. Conversaciones con Eduardo Belliboni”, donde transcribe parte de sus charlas con el dirigente del Polo Obrero y compañero de nuestro partido.


Prensa Obrera entrevistó a José en ocasión de la aparición de esta nueva obra.

PO: José, entrevistaste a figuras muy destacadas de casi todos los quehaceres, ahora a “Chiquito” Belliboni, ¿qué fue lo que te impulsó a tener estas conversaciones con él?

José Tcherkaski: Yo a Belliboni lo veía por televisión. En las entrevistas que les hacían a los movimientos piqueteros; en marchas, en el momento que cortaban la 9 de Julio, pasaban allí la noche. Me pareció interesante, por lo que yo veía por la televisión o escuchaba por la radio. Me parecía que había algo ahí. Que se podía escarbar. Te vuelvo a reiterar, todo lo que tenía era a través de la intervención en los medios. Nunca lo había visto personalmente. Entonces a través de María, que es como una hija mía que está viviendo en Córdoba, conseguí su teléfono y le pregunté si lo podía entrevistar. Cuando vengo al local del PO me recibe un tipo alto, grandote, muy amable y comenzamos a conversar sobre mi interés en hacer una conversación, básicamente sobre cuáles son los objetivos del movimiento, de su pensamiento trotskista. Apareció el tema de la música, que a él lo apasiona y eso creó un vínculo más cercano, digamos. O sea, no era simplemente un entrevistador que venía a ver la escenografía. Y a partir de ahí comenzamos a conversar. Ya lo empecé a grabar enseguida.

PO: De entrada tenías la idea de llevar la conversación al papel, al libro

JT: Yo me di cuenta de dos cosas. Una qué es lo que dice, y ver de dónde viene su familia, si tiene hijos, sus padres, humanizar el personaje. Yo creo que todo eso está logrado en el libro. Al principio alguien empieza a hablar de su infancia, de su vida. En el libro hay muchas fotos, y entramos así en una conversación política, que es sin concesiones. Ya que ideológicamente somos diferentes. Primero, con qué honestidad sentía que cosas que no estoy de acuerdo, que no concuerdo y sea una conversación amigable de dos personas que no coinciden en todo. Por supuesto que había coincidencias, pero también diferencias. No diferencias en cuanto al pensamiento de la revolución, por eso el título del libro es “la revolución eterna”. que es el título de una novela de Andrés Rivera. A partir de esta idea, de la de la revolución socialista, yo discuto, converso. En fin, que en este intercambio lo que surge -que para mí es el peor demonio si no sucediera- es que se puede discrepar sin pelear. O sea, uno discrepa. Yo creo que en la discrepancia, se pueden encontrar concordancias o acrecentar las discrepancias. Y en esta conversación, que es realmente una versión absolutamente honesta, se origina un vínculo, un vínculo personal.

PO: ¿Y qué apareció en ese vínculo personal?

JT: Yo vi cómo vive. Es muy importante saber cómo vive el personaje. Es parte de mi oficio. Porque si estás en un lugar neutro no se aprecia su humanidad igual, pero si está en “su lugar” esto aparece en el libro. Y bueno, su casa está en un barrio de plan, creo que de Luz y Fuerza, en Burzaco. Departamento muy modesto, muy tranquilo. Dos ambientes, comimos unas empanadas. Y pasamos una tarde muy agradable, porque además aparece un personaje inesperado con una guitarra. Bueno, resulta que me encuentro con un rockero, un tipo que tiene una información muy buena de la música popular, básicamente el rock and roll, no solamente nacional, sino internacional. Me sorprendió el conocimiento que tenía de mis canciones. ¿Qué pasa con este personaje que elige este camino? Me cuenta su infancia. El trabajo de su padre, los oficios que él tuvo, sus amigos. Yo conocí algunos, que son amistades de la infancia.

PO: Acercándote a Belliboni, te acercaste al movimiento piquetero. ¿Qué conclusiones sacaste, qué te aportó?

JT: Vamos a ver, yo tenía perfectamente información del mundo exterior. Dos cosas. Primero, que a mí lo que me atrajo, lo primero que hay es un tipo que tiene mucho, tiene una atracción, por eso lo eligen a él para que las entrevistas. Pero lo que más me impresiona es la ilusión del mundo espiritual. Yo no sé si la ilusión del común de la gente en los barrios, pero sí de una dirigencia, joven que no sé si es vigencia o militancia joven, que está simultáneamente convencida de que puede cambiar la historia con la revolución. Por un lado, yo lo veo desde el punto de vista con mucho cariño, con mucha gente y por otro lado me parece un pensamiento absolutamente nihilista. ¿No? Pero lo que yo tengo que aceptar es que es una energía buena, o sea, nosotros podemos no estar de acuerdo pero no es energía negativa, al contrario, mucha energía de un montón de gente que desea el bienestar de todos. Yo puedo tener discrepancias políticas, ideológicas, oposición, pero lo que me permite a mí pensar es que hay alguien o no sé cuántos, se dicen muchos, que no solamente luchan por mejorar su estándar en el sentido de comer todos los días, tener un techo, por la salud, sino que pelean por un mundo mejor, que hoy en día en la geografía política que hoy tenemos es llamativo. No te podría decir lo que la gente políticamente cree pero sí qué cosa es insistir para que la gente te crea y yo eso respeto mucho en quien posee convicciones, por supuesto, en este caso una convicción de poder.

PO: Yo viví la salida de tu libro como una reivindicación de la lucha de un sector del pueblo, de una organización en un sentido que representa esa lucha y un personaje que la muestra.

JT: Ojalá se vendan 5 millones de libros, pero yo creo que ha despertado la curiosidad, no solamente en la gente que está en el movimiento, sino incluso de gente que lo mira desde un lugar casi de desprecio. Pero es algo que llama mucho la atención y yo creo que en este caso el movimiento que ustedes enarbolan con el Polo Obrero tiene una vocación de lucha. A mí lo que me interesó básicamente es el porqué del ser humano que piensa y juega su vida, porque no hay muchas personas que se juegan la vida por algo que creen, en la política, en deportes, ni en el rubro de la música popular. Hay gente que sí se ha jugado, no digo la vida, pero se ha jugado todos sus años en ideas muy fundamentales. Yo creo que en este trabajo he descubierto un personaje y por otro lado tengo más claro qué significa el movimiento piquetero argentino.

PO: Muchas gracias José.

“La revolución es un sueño eterno”. Conversaciones con Eduardo Belliboni

Un libro del periodista y compositor José Tcherkaski. –

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