Cultura

30/4/2014|1312

La batalla cultural se gana en las calles

La inflación llegó a las ferias del libro. Este año son dos: la que se hace todos los años en la Rural y el Encuentro Federal de la Palabra, organizado por el gobierno nacional cuando fracasó su propuesta de llevar la Feria del Libro a Tecnópolis.

Consultado sobre esta última, el dueño de Ediciones Corregidor, Manuel Pampín, dijo: “No está mal que haya dos o tres ferias del libro. Lo importantes es que se instale y se preserve hacia el futuro”. Los capitalistas de la edición no quieren que les vendan humo: exigen continuidad para sus negocios.

La Feria del Libro de Buenos Aires ya es una tradición en la ciudad. Inaugurada en 1975, convoca multitudes: en su última edición recorrieron sus stands más de un millón de personas. Los dos mayores pulpos de la edición fueron elocuentes respecto de las ventas del año pasado en la Feria: Random House afirma haber vendido 30% más, y Planeta, 10% más. La palabra, como cualquier cosa bajo el capitalismo, es una mercancía, y su valor para el capitalista está dado por las ganancias que genera.

Pero la disputa entre el gobierno nacional y el de la Ciudad para decidir quién gerencia este negocio se traslada también al ámbito ideológico. En la inauguración del Encuentro Federal de la Palabra, Cristina Fernández de Kirchner advirtió la necesidad de “estar muy fuertes para que la palabra y la racionalidad sean las que primen sobre nuestra sociedad” y, en alusión a la huelga docente, manifestó que “todos tienen derecho a hacer huelga”. No obstante, la tan mentada ley de medios no les llevó la palabra a los trabajadores, y la palabra oficial se apresta a imponer una ley contra las manifestaciones y los piquetes. La anarquía capitalista reina en este Estado que dirime sus pleitos con violencia contra los petroleros de Las Heras y carretillas y palas llenas para Repsol y el Club de París.

Del otro lado, en la oposición patronal prepararon el discurso en torno de la Feria del Libro de Buenos Aires. En el texto que la Fundación El Libro, organizadora de la Feria, distribuyó para difundir el IX Festival Internacional de Poesía, abundan las referencias a los grafittis del Mayo Francés para un evento que inaugurará nada menos que Hernán Lombardi, ministro de Cultura de Macri, adalid de la privatización de la cultura y de los negociados inmobiliarios, precarizador de los trabajadores del Colón y represor de los artistas en la sala Alberdi del Centro Cultural General San Martín.

Ambos discursos recurren a la izquierda para acercarse hipócritamente a los reclamos de los trabajadores, que ganan las calles contra el ajuste, el tarifazo del transporte y la represión de la protesta social. El Partido Obrero señaló hace ya mucho tiempo el ascenso de la izquierda en todo el país, expresado en la gran votación que obtuvo para diputados nacionales y en las extraordinarias elecciones logradas en Mendoza y, especialmente, en Salta.

La batalla cultural que el kirchnerismo decía haber ganado contra la oposición patronal se transforma en una guerra contra ésta por la gerencia de los negocios capitalistas, en este caso de las autodenominadas industrias culturales, que deja afuera a sus productores, los artistas, y sus beneficiarios, que deberían ser los trabajadores. Como decía un grafitti del Mayo Francés, “la poesía está en la calle”. Hagamos realidad esa consigna: ganemos la calle y ganaremos la batalla cultural.


Eduardo Mileo