Cultura

30/10/1997|562

La canción de Carla

En 1996, la prensa ‘progre’ atacó violentamente el anterior film de Loach, “Tierra y Libertad”, porque ‘removía las heridas de la guerra civil española’. Es decir, porque descubría por primera vez para el cine la política criminal del ‘campo republicano’ dirigido por la burguesía ‘democrática’ y el stalinismo.


“La canción de Carla” casi se podría decir que carece de ese ‘mérito’. Porque al describir el drama de la revolución sandinista a través del encuentro de una luchadora campesina exiliada en Gran Bretaña con un obrero escocés y el retorno de ambos a Nicaragua, en medio de la guerra contra la ‘contra’ en 1987, no ilustra en absoluto sobre la política ‘democratizante’ del Frente Sandinista.


Loach ha logrado, sin embargo, en torno a una historia de amor (claro que sin final ‘hollywoodense’) una denuncia de la opresión imperialista y del apoyo yanki a la ‘contra’ nicaragüense que conmovió hondamente. La crítica cinematográfica más ‘profesional’ ha destacado que “es sumamente difícil poder realizar una película que describa una relación sentimental en el medio de la guerra, y Kean Loach demuestra que él lo puede hacer. La Canción de Carla es una película muy inteligente que comienza con cierto humor, para después adentrarse en algo que de gracioso no tiene nada. La primera parte sirve para relajar al espectador y prepararlo para todo lo denso que vendrá después” (Sebastián Tabany, en El Economista, 3/10).


Mientras los ‘progres’ de Página 12 anunciaron el nuevo film del gran cineasta como una posibilidad para que “el público local se reencuentre con (este)director … cabeza dura que aún cree en el socialismo y en el cine como herramienta política” (suplemento Radar, 28/9), los stalinistas, que se visten de ‘sandinistas’, montaron un prolijo ‘silencio’ sobre su estreno. En oportunidad de “Tierra y Libertad”, los stalinistas fueron los responsables de la fenomenal campaña en su contra.


El nuevo film de Loach es una oportunidad de ‘reencontrarse’, sí, con el gran cineasta, que ha demostrado una extraordinaria capacidad para retratar la vida de los explotados (¡”Riff Raff”!), y que lo ha logrado ahora, además, en tierras latinoamericanas.