Cultura

22/7/2020|1601

La guerra por TikTok: Estados y corporaciones digitales

La prohibición de la plataforma china en la India se inserta en la disputa por el mercado tecnológico entre Estados Unidos y China.

“Make your day” (Hacé tu día) es el lema de TikTok –alguna vez habría que escribir una antología con las promesas que agitan los eslóganes de las corporaciones digitales-, la aplicación china que, en línea con Snapchat y con las historias de Instagram, permite publicar videos de no más de 15 segundos que redundan en personas que bailan, cantan o comparten alguna escena cotidiana. Si entretener significa “mantener a alguien en suspenso”, la cuarentena global se convirtió en un escenario y una oportunidad ideales para estas aplicaciones. De hecho, ya cuenta con 800 millones de usuarios, una cifra que supera a los de Twitter y se aproxima a los que consumen Instagram y Facebook. Y no solo reúne a jóvenes consumidores: casi el 30% de los usuarios tiene más de 45 años. Según un informe, “fue la aplicación más descargada globalmente en marzo de 2020 con más de 115,2 millones de instalaciones (desplazando a Whatsapp)” (La Nación, 18/7) y “generó $5.600 millones en ingresos” solo en el primer trimestre del año, más del doble del 2019 (ídem).

En otras palabras, TikTok es hoy la primera red social china que disputa el mercado occidental. Por eso, está colocada en el centro de la guerra económica y por la hegemonía de la carrera tecnológica entre los Estados Unidos y China.

Tus datos, mis datos

Hace tres semanas, la India prohibió 59 aplicaciones chinas, entre ellas TikTok, donde esta había consolidado su segundo mercado más importante después de China. El mandatario Narendra Modi justificó la medida como respuesta al conflicto militar entre los ejércitos de ambos países en Cachemira. Pero agregó otro motivo: tales aplicaciones y plataformas constituyen una “amenaza a la soberanía y la integridad” (La Vanguardia, 1/7).

Esta denuncia se alinea con las que dispara Donald Trump, quien todavía no se recuperó de la humillación que los fans del K-pop le infringieron, desde esa plataforma, al simular un retiro masivo de entradas para el mitín en Oklahoma que terminó vaciando el acto con el que pretendía reiniciar su campaña. Para Estados Unidos, el robo de información personal, que se genera al descargar la aplicación, y el hecho de que tales datos sean recopilados por una empresa ligada al Estado chino, son razones más que suficientes para justificar su campaña contra TikTok. Y, sobre todo, para amenazar con prohibirla también en los Estados Unidos.

Kevin Mayer, CEO de Tik Tok

Frente a esta campaña, el comunicado oficial de TikTok no puede ser más irónico. Asegura que trabaja diligentemente para desarrollar una infraestructura de seguridad, pero sobre todo dice que “tiene un CEO estadounidense” y “un jefe de Seguridad de la Información con décadas de experiencia militar y de aplicación de la ley en Estados Unidos” (Infobae, 17/7). El CEO es Kevin Mayer, directivo de streaming de Disney y jefe de operaciones de ByteDance, la corporación que produce TikTok.

Sale TikTok, entra Reels

La expulsión de TikTok de la India, que dejó a cerca de 200 millones de usuarios huérfanos de videos, no pudo ser más oportuna para las compañías estadounidenses. Facebook se alistó rápidamente para introducir Reels, una aplicación muy similar a la china. De este modo, la compañía de Mark Zuckerberg consolida su posición en el mercado indio, donde ya había conquistado un primer lugar para su red Whatsapp y comprado el 10% de las acciones de Jiu, una de las principales compañías de telecomunicaciones de ese país.

Ni Modi ni Trump elevaron la voz contra Facebook, que hace apenas dos años estuvo en la picota por el escándalo de espionaje y manipulación en las campañas electorales de decenas de países a través del robo de datos personales de sus usuarios.

Las denuncias contra la aplicación china no difieren de aquellas que se presentaron contra Zuckerberg, las que se filtraron en los documentos de Snowden en 2013, o las que se renuevan ante cada plataforma global en manos de unas pocas corporaciones. No asistimos a una campaña contra el espionaje de algunas corporaciones para evitar el uso de nuestros datos personales sino a una guerra por el control de los datos y del mercado global.