Cultura

7/2/2013|1256

La mierda oficialista

El estreno de “La noche más oscura”

“La noche más oscura”, película dirigida por Kathryn Bigelow y candidata a cinco premios Oscar, narra la obsesiva búsqueda durante más de diez años de Osama Bin Laden por parte de una agente de la CIA. El gran revuelo que causó su estreno fue provocado por la inclusión en la primera parte del film de escenas de torturas a prisioneros por los agentes de la CIA, y tuvo como consecuencia, según ciertos analistas, que entre las nominaciones de la película no estuviera la de mejor directora. Esto podría llevarnos a pensar que estamos ante una película de denuncia de las atrocidades cometidas por el ejército yanqui, pero diversos elementos desmienten esta idea.


La tortura no mata


“La noche más oscura” comienza con extractos de los audios de las víctimas del 11S pidiendo auxilio y posteriormente pasa a presentar la primera escena de tortura. De esta manera, no logra escapar de la estructura de causa-consecuencia del “relato” norteamericano. La tortura a los “culpables de 3.000 muertes inocentes” es naturalizada y presentada como un mal necesario, que rinde sus frutos y permite conseguir algunos datos que acercan a la heroína al ser más malvado de la historia. Por otro lado, en una clara defensa del gobierno de Obama, esos exabruptos quedan claramente ligados a la primera etapa de la lucha “antiterrorista” comandada por el gobierno de Bush. Los mismos agentes torturadores asumen con rapidez la “nueva” política. La controversia desatada por el asunto de la tortura está corriendo del foco de atención otras cuestiones. La película se pasea con naturalidad por varias bases militares norteamericanas sin siquiera insinuar una crítica al tema de la ocupación. Esta situación no es retratada como algo violento: la violencia siempre viene del lado de los pueblos invadidos. En dos horas 36 minutos de película, salvo por la secuencia final del asesinato de Osama y sus acompañantes, no se muestra una sola muerte en manos de los yanquis. Sin embargo, diversos atentados terroristas ocurridos con posterioridad al 11S son mostrados con lujo de detalles.


Adivinen cómo termina


El final, elogiado hasta el hartazgo por su calidad cinematográfica, carece de interés al no presentar ningún punto de contradicción con el relato oficial sobre la captura del líder de Al Qaeda. Son casi ¡cuarenta minutos! de “pura acción”, donde un batallón de elite se “enfrenta” a tres familias desarmadas.


Por último, la pretensión de lograr una identificación con una fascista, cuya existencia está dedicada pura y exclusivamente a encontrar a un viejo “escondido” frente a sus narices, es tan triste como el elogio de alguna crítica hacia Bigelow: “es la directora más creativa, inteligente e independiente del cine estadounidense”.