Cultura

13/1/2017

La muerte de Nat Hentoff


Acabo de retirar dos discos de esas filas desordenadas que componen mi discoteca. La selección no es azarosa, aunque a un ojo desprevenido le pueda parecer arbitraria. Uno de los discos, del año 1959, apunta de manera explícita hacia el mañana. El otro, de 1962, se inclina deliberadamente hacia el pasado. Ninguno de los dos retrasa, como se había de comprobar más adelante, y ninguno de los dos niega la tradición. Uno es Tomorrow Is The Question! de Ornette Coleman con su cuarteto sin piano, del sello Contemporary Records. El otro, The Freewheelin’ Bob Dylan, segundo álbum del bardo de Minnesota que, como una especie de desafío, estaba casi plenamente integrado de composiciones propias. Dos estéticas muy diferentes, dos músicas que hasta alguien podría calificar de dispares: por un lado los primeros pasos en dar forma a esa cosa nueva que iba a desafiar la tonalidad, el ritmo, el rol de los instrumentos y sacudir al jazz para hacerlo libre, y por otro lado tres acordes y una guitarra para encajar dificultosamente en un ritmo sencillo largas letras cargadas de metáforas. Los dos discos tienen, en su contratapa, notas de Nat Hentoff.


Nat Hentoff murió el pasado 7 de enero a los 91 años, al decir de su hijo, tranquilo, rodeado de su familia y escuchando a Billie Holiday. Además de escritor, autor de novelas y libros de ficción, periodista e investigador musical, particularmente en el jazz, Hentoff se destacaba en ese género particular que son las liner notes. Para muchos que crecimos escuchando discos de otras épocas y que conservamos aún esa especie de manía por el disco, Nat Hentoff era un nombre familiar que aparecía al final de largos textos en el reverso de las portadas.


¿Qué hace que su firma aparezca en las notas de estos dos discos musicalmente tan diferentes? Nat Hentoff escribía sobre música y era consciente de que la música es más que melodía, armonía y ritmo. Hentoff era un militante de los derechos civiles y la libertad de expresión. Su reivindicación del jazz de Ornette no se abstrae de esta perspectiva: desde sus comienzos el free jazz postuló de manera reforzada el aspecto negro de esta música, no solamente por la música, sino por lo que significaba para la lucha de los negros. Lo mismo con el folk novedoso del joven Dylan que, con algo que musicalmente parecía muy poco, podía sacudir al menos algunas cabezas.


La vida política de Nat Hentoff no fue carente, claro, de contradicciones. Habiendo militado en la Unión Americana de Libertades Civiles la criticó por defender y hasta promover en 1999 los códigos de restricción previa al discurso impuestos por la Corte Suprema de California. Se opuso a la pena de muerte efectiva contra delitos terroristas impulsada por Bill Clinton en 1996 y al espionaje de la seguridad nacional de Bush. Comparó incluso a Obama con Bush por su política contra los presos. Pero además se manifestó a favor del Estado de Israel, a pesar de no defender sus crímenes y se definió como un izquierdista pro-vida por su planteo intransigente contra el derecho al aborto.


Es conocida la frase que se atribuye a Frank Zappa que afirma que escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura. El aserto sirve para denostar a los periodistas y críticos musicales, pero elude cuestiones importantes. Ya Proust en su crítica a Saint-Beuve había encontrado que es lícito llegar a un arte por el camino de otro arte e incluso intercambiarlos. Así, Balzac quería que sus novelas fuesen cuadros, y el propio Proust pretendía que su narrativa búsqueda del tiempo tenga la cadencia de una música. Nat Hentoff, su escritura y su obra escrita sobre música, muestran que escribir sobre música no sólo tiene fundamento, sino que resulta absolutamente indispensable. La música no le interesaba sólo por música sino por los sentidos que muchas veces la exceden y, sobre todo, por lo que expresa, por su significado en el escenario de las luchas sociales y políticas. Nat Hentoff murió hace días mientras escuchaba Billie Holiday; su obra contagia la pasión y a la vez reivindica la tarea y el trabajo periodístico de escribir sobre música.