Cultura
28/6/2024
Ley de Danza: Romina Del Plá re-presentó el proyecto
A retomar la lucha.
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Foto: Federico Imas @ojoobrerofotografía.
Un nuevo capítulo de una larga lucha se inicia con la re-presentación del proyecto de Ley de Danza por parte de Romina Del Plá. La iniciativa fue acompañada por diez diputados: todos los del Frente de Izquierda, diputadas de UxP, del radicalismo y el socialismo. Por supuesto, Vanina Biasi se sumará a los firmantes y seguramente Mónica Schlottauer, que también asumió su rotación. Iremos por más en los próximos días. El proyecto tuvo en su momento el apoyo del Movimiento Federal de la Danza y luego de toda la comunidad de la danza que lo transformó en una bandera movilizadora del sector. Desde luego, hoy no será diferente.
Arrancó fuerte en un trabajo de horas, en estas horas calientes de la Argentina. Con la cultura bajo el fuego graneado del gobierno ultraderechista de Javier Milei que lejos de promover un Instituto de la Danza, como plantea la ley, debutó tratando de liquidar a los que están vigentes como el Incaa del cine, el Instituto del Teatro y el Inamu de la música y, por si fuera poco, tratando de anular el Fondo Nacional de las Artes.
Tuvo que retroceder, en lo que son pequeñas victorias del movimiento popular, pero vía desfinanciación y despidos estatales y paraestatales está igualmente atacando de lleno todo lo que huela a promoción de la cultura por parte del Estado, para dejarla sometida al megaajuste y al “mercado” capitalista que opera en el arte, mientras a la población se le demuele el poder adquisitivo para acceder a esa cultura mercantilizada.
Del Plá retomó su proyecto original, pero mejorado por el rico debate realizado por la comunidad de la danza que se desarrolló desde la presentación anterior de la cual ella fue quien picó en punta, como ahora. Centralmente colocó en el eje del objetivo de la ley a la “danza independiente”. La cuestión no es menor, porque quienes están a la intemperie más absoluta en materia de promoción -y ni hablar de derechos laborales- son quienes ejercen este arte fuera de los (pocos) elencos oficiales. Y la danza es un arte de múltiples ramas e interdisciplinas que se practica de manera masiva en todos los rincones del país.
El proyecto, además de colocar en el artículo 5º su misión en favor de la danza independiente, crea un registro nacional de la danza, establece su financiamiento, basa la elección de sus autoridades en la comunidad del sector incluida en el registro, garantiza la autonomía y está fundado en un esquema austero para destinar todos sus recursos a la danza.
Son principios que han merecido debate porque la autonomía atiende a la necesidad que no sea un coto de acomodos de los gobiernos de turno y esa autonomía se enlaza con la elección democrática de sus autoridades, precisamente para garantizarla. Ni hablar que, además, la elección democrática apunta a un control de los fondos y su uso en favor de la danza, contra las corruptelas habituales del Estado.
El proyecto es austero en materia de funcionarios, justamente para no crear una burocracia que se consuma el presupuesto en lugar de destinarlo a la promoción de este arte. El registro se refiere a bailarinas y bailarines, coreógrafos, docentes, estudiantes, vestuaristas, a toda la comunidad de la danza. Un antecedente extraordinario es el del registro que a pulmón realizó el MFD que agrupa a más de 13 mil personas. Lo cual da una idea de lo que se podría hacer desde el Estado apoyando la actividad.
Estos aspectos han sido los que desataron la movilización excepcional por la Ley de Danza, que arrancó con una formidable audiencia pública convocada por Romina y el Movimiento Federal, coronada a la noche de ese día por una reivindicación masiva de la iniciativa en el Centro de la Cooperación en la presentación de una versión de la Mesa Verde dirigida por Mariela Ruggeri -inspiradora e iniciadora de la lucha por esta ley- que pasó por mesas redondas, charlas en los institutos de danza, performances públicas como la de Parque Centenario y una presentación en el CCK que congregó más de 800 personas en la que se involucró el propio ministerio de cultura de ese momento.
La ley -que después de ocho años de ser ninguneada por todos los gobiernos y bloques parlamentarios que ni siquiera quisieron presentarla-, el año pasado y de la mano del movimiento descripto, llegó a tratarse y tener dictamen de comisión en la letra de un texto de “consenso”. No fue fácil arrancarle el tratamiento al presidente de la Comisión de Cultura, Hernán Lombardi, por entonces jefe de campaña de Bullrich. Se logró. Pero de ahí no pasó a Presupuesto, presidida por Carlos Heller, y menos al recinto donde había todavía mayoría peronista. Es que para el gobierno de Massa, aplicando él mismo el ajuste del FMI, no había lugar para este tipo de iniciativa.
Hoy tenemos condiciones momentáneamente más adversas aún. Pero hay que verlo desde otro ángulo. Es una bandera importante, tal vez central, para este vasto sector de la cultura. Su perspectiva como todas las reivindicaciones del arte y la cultura está asociada a la lucha de un movimiento cultural que con altos y bajos se ha reactivado. Desde otro lugar, el progreso de esta bandera hecha proyecto de ley, dependerá también del accionar de conjunto del movimiento de los trabajadores y el movimiento popular contra el plan de guerra de Milei. Estará asociado a la lucha política por las libertades y derechos democráticos vulnerados, reprimidos y criminalizados todos los días.
Y a no dudar, el progreso de la Ley de Danza estará asociado a otra causa que despertó también en este excepcional 2023: que #LaDanzaEsTrabajo como reza el hashtag hecho popular por el MFD. Y esa causa, la de bailarinas y bailarines, y con ellas de todo el sector, es nada más ni nada menos que la lucha contra la extrema flexibilización laboral que sufren. Por eso en paralelo despertó con potencia inusitada otro movimiento, el de la construcción de ATDDa (el sindicato en formación de la danza) que logró inscripción, afilió a 1.800 personas de la comunidad de la danza y va a elecciones el 11 de agosto. No tenemos dudas que ATDDa y en particular si triunfa la lista Celeste y Roja de ATDDa Federal, será una herramienta formidable para que el proyecto sea ley y para luchar por los derechos de toda la comunidad de la danza.