Cultura

7/7/2015|1371

Miserere: un comentario


El nuevo spot de Miserere en apoyo a la candidatura de Altamira: estética mangá-animé, Bjork irónicamente “pronunciándose” por un programa obrero y cerrando con el pegadizo estribillo en apoyo al líder socialista de la izquierda argentina, sorprendió y generó un pequeño “boom” en las redes sociales. En una campaña marcada por los caracteres opacos, “moderados”, de la derecha reciclada tras los globos de colores, no es un mérito menor. Tampoco lo es el acercamiento de los planteos de la izquierda a un público joven, que se referencia en una estética quizás ajena a los marcos tradicionales de la agitación socialista. Bienvenida la innovación.


Para una fuerza política templada en combates duros contra el capital, en ocupaciones fabriles, en tenaces peleas por el derecho a la vivienda, en acampes contra el hambre, en movilizaciones contra los despidos o la precarización laboral, para una fuerza política que defiende -imperiosamente, vitalmente- la seriedad de saber que se juega en cada lucha las condiciones de vida del proletariado, defender el recurso a la risa, la ironía o el grotesco, tampoco es un logro menor.


Quizás este conjunto de contradicciones bien explotadas expliquen la popularidad del spot en las redes sociales, entre la militancia y allegados. Quizá descanse en una cierta tensión estética -política entre el carácter “bizarro”- clase B de Miserere, y una fuerza política que ha dejado de ser una rareza para transformarse en un canal político -valorado, defendido, incluso discutido- para amplias capas de la clase obrera que busca una salida frente al agotamiento de las variantes tradicionales. Que esto abre flancos para una crítica que busca relegar al Frente de Izquierda a un “museo de rarezas” de la política (“el nuevo spot bizarro de Jorge Altamira”), es indudable. También es indudable que, si el Frente de Izquierda no se hubiera transformado en el fenómeno popular que hoy representa (lejos de cualquier “bizarrería”), los spots raros de Miserere no le llamarían la atención a nadie