Resuelto por decreto, y con la firma de la dirección de Patrimonio Nacional encabezada por Liliana Barela, los museos nacionales dejan de ser gratuitos. De este modo, el que desee visitar las exposiciones albergadas en salones nacionales, deberá pagar a partir de este 1 de marzo.

A esta medida se le suma el congelamiento presupuestario. Barela anticipó que “habrá precios diferenciados entre extranjeros y residentes, y un día gratis para todos, como lo hace el resto del mundo, lo que necesitamos es que el dinero que se recaude hoy en los museos se pueda usar para necesidad urgentes que tiene cada museo”. De este modo, tratando de instalar el autofinanciamiento por lugar, abren la puerta para la privatización de los salones de muestra. Esto, dándole poder de gerenciamiento a CEOs financieros, comerciales y especuladores, y expulsando al pueblo trabajador del consumo de la cultura.

A dicha resolución privatista se le agrega el nombramiento de ocho directores sin concurso público. El caso más aberrante es el del museo Malvinas Argentinas e Islas del Atlántico Sur, instalado en el excentro de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), que pasa a ser dirigido por Esteban Vilgré La Madrid, militar retirado, próximo a la vicepresidenta, la negacionista Victoria Villarruel. Partícipe en la Guerra de las Malvinas, del levantamiento carapintada del regimiento de La Tablada en 1989 y activo militante en organizaciones que bregan por la liberación a los genocidas de la última dictadura cívico militar.

Estas medidas ya se habían comenzado a tomar en 2018, mediante la resolución 1082/2018, que dice que “el régimen de tarifas y aranceles consistirá en la fijación de derechos que serán abonados por el publico concurrente, en concepto de ingreso a esos establecimientos”. Esto fue frenado en medio de la pandemia y es hoy reimpulsado por la gestión libertaria de Javier Milei.

Esto allana el camino a la privatización de los museos; no es solo la privación popular a la cultura, sino también el ajuste a los trabajadores de sector, que por un lado cobran un sueldo congelado, sin importar la devaluación, la inflación y los tarifazos, y, por el otro, pueden sufrir despidos.

El ajuste a los museos y la cultura en general va de la mano del recorte presupuestario en todos los niveles educativos y culturales. Es urgente ganar las calles contra este plan motosierra y licuadora. Fuera los privatistas y especuladores.

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