Cultura
15/11/2024
Pedro Paramo: mucho más que una historia romántica
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Pedro Páramo
Dirigida por Rodrigo Prieto Prieto (Amores Perros, 2000; Babel, 2006; Asesinos de la Luna, 2023) se presentó un nuevo film, donde el realismo mágico vuelve a hacerse presente en pantalla, en esta ocasión mediante la plataforma de Netflix, Pedro Páramo.
El largometraje de 130 minutos, basa su historia en la famosa y homónima novela de Juan Rulfo, publicada por primera vez en 1955, considerada la gran obra antecesora de lo que será pocos años más tarde el Boom Latinoamericano.
La misma fue reconocida por el propio Jorge Luis Borges como “una de las mejores novelas de la literaturas de lengua hispánica y aun de la literatura”, fue tomada como base inspiradora para la enorme saga creativa del colombiano, Gabriel García Márquez, fue reconocida como una de las cien mejores novelas en español (por el diario El País) y fue prohibida (censurada) por el régimen fascista de Francisco Franco (hasta 1969).
Se centra en el pueblo mexicano de Comala, a inicios del siglo XX, especialmente la década de 1920. Posterior a la Revolución Mexicana (20/11/1910 – 01/12/1920) se sucede la Guerra de los Cristeros (1926 – 1929), un enfrentamiento civil causal de la Ley Calles, nombre inspirando en su creador, el ex presidente Plutarco Elías Calles. Su reglamentación fue expedida el 14 de junio de 1926, que acotaba el poder de la iglesia católica (y todos los credos) en el Estado, en un país donde, desde la llegada de la colonia española, se afianzó con mucha fuerza la curia.
La obra (tanto el film como el texto) retratan la historia de dos personajes. Por un lado Juan Preciado, personificado por Tenoch Huerta (Sin Nombre, 2009; Güeros, 2019), joven que viaja a su pueblo natal, posterior al deceso de su madre, Dolores Preciado, interpretada por Ishbel Bautista (Luciérnagas, 2016) con el fin de reencontrarse con su padre. Entremedio se mezcla una fuerte historia de amor, desamor, la crisis, el hambre y la lucha política, en un país en llamas.
“Hay pueblos que saben a desdicha. Se les conoce con sorber un poco el aire de viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo” (Pedro Paramo, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1955).
El segundo protagonista es su progenitor, que lleva el nombre de la novela y película, Pedro Paramo, representado por Manuel García Rulfo Lapuente (El Encanto del Águila, 2011, 6 Underground, 2019, El Abogado del Lincoln, 2021). Este era un mandamás de la poblada, que posterior a la revolución mexicana se convierte en un puntero, mafioso y criminal. Dicho por el propio escritor, el personaje no es real, pero sí inspirado en los caciques surgidos luego de la revuelta de Zapata. Puede ser tomado como una denuncia a las castas burocráticas que se consolidaron seguido al establecimiento de la república constitucional.
“Paramo es un ‘rencor viviente’, como lo llama el arriero. En realidad, un terrateniente oportunista, reinventado tras la muerte de su padre y la inminente revuelta de Pancho Villa, como el amo y señor de la estancia de La Media Luna, duelo de tierras y mujeres, procreador impune y amante despechado. La feroz crueldad de Pedro asoma bajo el sol fantasmas que asedian al pobre Preciado. Es esa historia, la de la crueldad del patriarca, la de su misterio y su amor perdido, la de su olvido y sus cenizas, la que concentra el libro de Rulfo y asoma de ratos en una película que siempre anhela recuperarla” (La Nación, 08/11).
Dicho por el propio autor, en una entrevista integrada en un artículo publicado por la revista cultural La Hoja de Arena (07/11/2011) titulado “Pedro Paramo, un resumen de Técnica y Poesía“: el amor que el patriarca siente por Susana San Juan era lo único limpio en su existencia. “Susana san Juan era el único símbolo de redención que le quedaba, la única forma tangible y hermosa por la cual hizo tantas atrocidades. Ella significaba su perdón. Así que al perderla se sintió el más desventurado de los seres humanos. ¿O no cree usted que algunas personas, ciertas mujeres, son como un trasunto del cielo, y quizás hasta el cielo mismo?”.
Técnica y poesía. El largometraje y la novela comparten saltos temporales, idas y venidas en el tiempo, yendo y viniendo del presente al pasado y viceversa, inclusive conversando con vivos y muertos. Estructura narrativa adoptada por personalidades de alto renombre, como el peruano, ganador del premio nobel de literatura, Mario Vargas Llosa. No es extraño de relacionar Pedro Paramo con La Fiesta del Chivo (2000).
A poco de cumplirse setenta años de la presentación de la única novela de Juan Rulfo, la nueva película de Prieto no es tan solo una gran obra cinematográfica, sino también la demostración de la vigencia de los clásicos, de temáticas que mantiene total actualidad, como es la pobreza y la barbarie en un pueblo, una ciudad, un país, un continente. Su vigencia provoca escalofríos, tanto en México como el mundo entero. Que nos sirva, tanto esta nueva ficción como las páginas del libro, como material de reflexión. Para terminar de una vez, y para siempre con los Pedro Paramo cotidianos y dar paso a una tierra sin opresión, sin explotadores ni explotados. Donde el amor y la humanidad triunfen sobre la tiranía y la masacre capitalista.
“Este mundo, que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre. ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué se nos ha perdido el alma?” (Pedro Paramo, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1955).