Por una ley de Danza que represente nuestros intereses
Seguir
El pasado 29 de abril, un grupo de personalidades de la danza presentó la “Ley Nacional de la Danza”. La presentación fue acompañada por una histórica movilización de más de 3.000 bailarines al Congreso Nacional, entre ellos muchísimos estudiantes del Iuna.
La presentación de esta iniciativa ha despertado grandes expectativas en el mundo de la danza en la medida que se reconoce mediante la ley, por primera vez, nuestra disciplina artística como tal. Sin embargo, el reconocimiento de la danza es extremadamente limitado en este proyecto de ley ya que ese mantiene fuera de toda regulación las condiciones laborales y jubilatorias de los bailarines, teniendo en cuenta que nuestra formación se ha convertido en un enorme negociado.
Este proyecto propone la creación de un “Instituto Federal de la Danza” (IFDA) que tendrá como función administrar un presupuesto determinado con el objetivo de “fomentar y subsidiar la disciplina”. Pero el presupuesto planteado en la ley está lejos del adecuado para el fomento y el subsidio de la danza. Así planteadas las cosas, el IFND sólo contará con los fondos para el pago de sueldos de sus funcionarios. Es decir, para el armado de una “burocracia del mundo de la danza” que no tendrá ninguna posibilidad de fomentar o subsidiar la actividad.
El IFDA estará formado, entre otros, por un director designado por el Poder Ejecutivo y representantes provinciales electos a través de organismos no gubernamentales. El proyecto no especifica cuáles serían dichos organismos. Así, la conformación del propio IFDA termina siendo obra de la discrecionalidad de los gobiernos de turno.
El control por parte del gobierno del Instituto Nacional de Danza deja planteado otro problema: como ocurre con la aplicación de la Ley de Medios, los subsidios de la Ley de Teatro o la Ley de la Música, también en este caso solamente recibirán subsidios (en el caso de que los haya) los “amigos del poder”. Es decir, aquellos sectores afines al gobierno de turno.
Los impulsores de la ley presentaron como argumento a favor el hecho de que se regularía la actividad laboral de los bailarines. Pero en el texto no aparece una sola mención a la actividad laboral y el IFDA tampoco tiene entre sus atribuciones la regulación de la situación laboral. El proyecto pretende convivir con la precarización y el trabajo en negro que impera en el mundo de la danza.
Desde el Frente de Artistas y la UJS proponemos dar el debate e incorporar a la Ley Nacional de la Danza todas las modificaciones necesarias para que efectivamente el reconocimiento de la disciplina de la danza sea un avance en nuestros derechos como trabajadores.
Agustina