Réimon: “El capital”, de Marx, en la Lugones, con Altamira
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¿Cómo se retrata la vida cotidiana y el trabajo de una mujer joven que se desempeña como empleada doméstica en algunos hogares de la ciudad de Buenos Aires, lejos del Florencio Varela donde habita?
Una respuesta posible es Réimon, la última película del director Rodrigo Moreno, galardonado varias veces por sus anteriores films. Se estrenó en la Sala Lugones del teatro San Martín y, por iniciativa de su director, se realizó luego de la función del domingo 28 un debate con la presencia de Jorge Altamira, precandidato presidencial del Frente de Izquierda y dirigente del Partido Obrero. Quizás un elemento central para esa invitación al debate sea la presencia en la película de unos empleadores de Ramona -llamada por ellos como “Réimon”- pertenecientes a cierto sector pequeñoburgués que leen párrafos enteros de El capital, de Karl Marx, de un modo que expone el artificio fílmico. La película es detallista en el realismo del trabajo de Ramona en las casas en las que realiza la limpieza y en la cotidianidad de la vida en su hogar, que contrasta con la laboral.
Altamira comenzó señalando que la película lo remitía a un film de la cineasta belga Chantal Ackermann que retrataba dos días en la vida cotidiana de su protagonista -alguien entre el público señaló que debía ser de las pocas personas argentinas que había visto tal film de una directora apreciada en círculos cinéfilos. El dirigente del PO contempló la virtud del film de Moreno a la hora de reducir a la persona a una masa de energía al servicio de la explotación social, que produce el trabajo bajo el sistema capitalista, incluso en el trabajo doméstico. Señaló cómo la película mostraba la absorción completa del tiempo vital por ese trabajo, que -salvo una escena inicial familiar- dejaba escasos momentos para otra actividad. También resaltó que tales imágenes surcaran una película filmada durante el kirchnerismo, cuando esa explotación tiene lugar de un modo intensificado (precarización y tercerización).
La observación produjo algunas respuestas acaloradas de tres espectadores que se levantaron y se fueron defendiendo al gobierno y sin esperar una respuesta. Luego el debate prosiguió con naturalidad para la mayor parte de la audiencia.
Rodrigo Moreno planteó que la tensión política de sus películas obtenía un cauce mediante las formas cinematográficas. En ese campo le parecían rescatables ciertas formas de El capital, un texto que podía tener pasajes de alta vitalidad y potencia literaria. Altamira remarcó que la elección de los pasajes leídos de El capital no era casual, que se detenían en la descripción detallada de la alienación obrera que se manifiesta en la jornada de trabajo.
Moreno -quizá impulsado por el interés personal que tiene en El capital (en 2008, junto al artista Bruno Dubner -que actúa en Réimon-, impulsó la performance “Locutores profesionales leen El capital de Karl Marx” en ArteBA, que sumó cincuenta horas seguidas de lecturas de la obra fundamental del marxismo)- preguntó a Altamira cuál era su relación personal con el libro de Marx. Altamira respondió que recordaba haber empezado su lectura en la adolescencia, durante un viaje a Mendoza de 14 horas. Y agregó: “Hace poco una persona muy joven me preguntó qué debía leer para comprender e ingresar en el campo de la militancia y yo le respondí sin dudas que debía leer El capital, sin mediaciones”.
Réimon se exhibe en la Sala Lugones del Teatro San Martín, Corrientes 1530, piso 10.