Cultura

13/3/2023

“RRR”, la brutalidad de la opresión colonial en la India

Un análisis de la producción que ganó un Oscar

La gran revelación del cine indio en 2022

La película “RRR” ha sido la gran revelación del cine indio en 2022. Fue ganadora de un Oscar a mejor canción, por “Naatu Naatu”, que además fue bailada y cantada en el escenario de premiaciones. Sus siglas se refieren a “Roudram Ranam Rudhiram”, que en el idioma del filme significa “Furia, batalla y sangre” (para el exterior se emplea un nombre en inglés: “Rise, Roar, Revolt”, “Levantarse, rugir, rebelarse”). Su trama está ambientada en la década de 1920, y gira en torno a dos luchadores por la libertad de la India, Alluri Sita-rama Raju (o Rama Raju) y Komaram Bheem. Ambos combatieron contra el dominio colonial británico en la zona de Andhra Pradesh, al sur del país. El primero provenía de las castas altas de la sociedad hindú; el segundo era un líder tribal, de la etnia gond. El director, S.S. Rajamouli, ha ganado fama en el circuito local por sus películas explosivas (una suerte de mixtura entre James Cameron y Michael Bay). Ahora nos presenta la que es la producción más cara de la industria cinematográfica india, con un presupuesto equivalente a 70 millones de dólares.

Rama Raju y Bheem no se encontraron en la vida real. Sin embargo, la propuesta de “RRR” no consiste en retratar hechos históricos con una dramatización, sino que elabora una ficción pura a partir de ciertos elementos que son históricos. Rajamouli se ha inspirado en “Bastardos sin gloria” (2009) y su conocido giro en los eventos históricos [1]. Estas premisas no pueden sino invitar a la polémica.

Sobre el imperialismo

“RRR” retrata la brutalidad de la opresión colonial a un nivel que podría parecer caricaturesco. Las agresiones y burlas racistas por parte de los personajes ingleses contra sus subordinados locales son tan constantes como gratuitas. En la publicación británica “The Spectator”, el historiador Robert Tombs desacreditó estas representaciones, en defensa del “rol importante [de Inglaterra] en el mundo” [2].

Mal que le pese a los apologistas del imperialismo como Tombs, la realidad histórica del dominio inglés fue aún más cruenta que lo que entran en tres horas de metraje. El yugo británico dislocó las estructuras económicas previas, organizó una mezcla de las poblaciones sin precedentes, y generó fuertes alteraciones del medio ambiente. Esta ruptura histórica significó una modificación profunda de la ecología patológica del subcontinente, que expuso a las masas indias a una serie recurrente de epidemias. En las primeras décadas del siglo XX, donde se sitúa “RRR”, la malaria podía matar a más de 1.000.000 de seres humanos al año. Desde el decenio de 1860 hasta los años retratados en el filme, la India sufrió también una serie de explosiones de precios y hambrunas letales de alto impacto. Sólo la hambruna de 1896-1900 en Bombay, capital de la colonia, consumió las vidas de más de 5.000.000 de personas [3].

El dominio británico no abolió al “despotismo asiático”, sino que se nutrió de él. Junto con el gobierno directo (el “Raj”), el imperio también se sustentó en más de 600 pequeños Estados títeres delegados a aristócratas locales. Estos abarcaron 2/5 del imperio en la región, con más de 1/5 de la población. [4]  Más aún, poco a poco fue quedando claro que los cambios técnicos posibilitados por el capital británico (como la instalación de medios de transporte de vanguardia) no servirían de base para combatir las hambrunas. La administración imperial veía estas ayudas como un ítem costoso, que asfixiaba la exportación hacia la metrópolis y el enriquecimiento.

Sobre las formas

Mirar este film con atención le brindará al espectador algo valioso: conocer un lenguaje cinematográfico más allá del circuito comercial estadounidense y sus “películas enlatadas”, como las llamó un extraordinario director vanguardista. Esto no es poco en una coyuntura de la escena audiovisual marcada por el copamiento por parte de un reducidísimo número de plataformas de origen norteamericano (lo cual, a su vez, refuerza una situación previa).

Lo primero que podrá impresionar al espectador extranjero es el “realismo mágico” del cine indio. A pesar de centrarse en héroes del relato nacional, “RRR”  no sólo es una película de acción, sino una de dosis altísimas. Puede ser contrapuesta con la solemnidad de “Belgrano” (2010), o con el panegírico menemista “Facundo. La sombra del tigre” (1995). Esta composición puede ser mejor entendida si nos remitimos a la mirada local. Cuando se desató una polémica en torno al carácter exagerado (o no) de las aventuras contenidas en “¿Quién quiere ser millonario?” (2008) -puesto en discusión debido a que su director era en realidad europeo-, la autora india Radha Chadha comentó que “lo que es ordinario para nosotros es extraordinario para el mundo”. Sucede que la marca de Bollywood (circuito de cine con sede en Bombay) fue conocida en Occidente a partir de un género particular: las películas “masala”.

Llamadas así por una mezcla de especias de amplio uso en la cocina local, el cine “masala” suele combinar varios géneros. Fundamentalmente hablamos de épica, aventuras y acción junto con el musical, pero también romance, comedia, drama, etc. Su trama principal a menudo gira en torno a un héroe o heroína que lucha contra las injusticias, sumada a una cantidad notable de sub-tramas que interrumpen la narración principal para expandir las posibilidades de entretenimiento. El nombre nos da una pauta de que se trata de un género “picante” y sobrecargado de emociones [5]. Las canciones y los bailes se han vuelto más elaborados y sofisticados, con coreografías complejas, efectos visuales y una producción de alta calidad.

Rajamoul pertenece a otro núcleo de producción fílmica, llamado “Tollywood” en Occidente. Su lengua no es el hindi de Bombay, sino el tulugu. No obstante, su diálogo con el cine “masala” es evidente.  Luego de una escena de combate épico que incluye animales, “RRR” llega a detener el desenvolvimiento de los acontecimientos durante cerca de 15 minutos para narrar el trasfondo de un protagonista. Lo que para ciertos paradigmas euro-atlánticos podría ser visto como un mero error es aquí administrado con maestría. El manejo musical y coreográfico es ejecutado con sumo cuidado. Una escena de distensión plantea un enfrentamiento contra los privilegiados británicos en clave de baile (“Naatu Naatu”, que podría ser traducido imperfectamente como “rústico” o “sin pulir”) que da cuenta de la tradición fílmica local.

Este estilo que podríamos llamar “sensacional” también hunde sus raíces en la tradición de mitos y leyendas de carácter religioso. Los personajes de estas historias a menudo fueron retratados como héroes valientes y poderosos, y sus hazañas eran celebradas en canciones.

Para el caso específico de la película de marras, se ha comparado su narración con el Ramayana. Este texto sagrado tiene como eje la lucha del príncipe Rama, encarnación del dios Vishnú, contra Ravana, rey de los rákashas (“demonios”). El primero busca rescatar a su esposa Sita, quien había sido secuestrada por el segundo, y cuenta con la asistencia de su amigo, el dios-mono Hanuman. La trama de “RRR” se inicia a raíz de un secuestro, y a lo largo de su desarrollo Rama Raju corporiza los atributos de combate del Rama divino (en una escena final, el personaje aparece, lisa y llanamente, con las mismas vestimentas que el avatar de Vishnú). Bheem, por su lado, juega el rol de su ayudante. Similar a un personaje importante de otro poema épico-religioso (Bhima, del Mahabharata), sus características son la fuerza bruta y el aspecto cómico, más que la habilidad y la inteligencia.

Carácter reaccionario del Hindutva

Una crítica india alabó la unidad entre referentes de castas distintas, creyendo que retrataba el carácter “plural” de la lucha anti-imperialista [6]. Sin embargo, la relación establecida entre los personajes es de clara subordinación. Como tal, plantea un peligro ideológico de primer orden.

La glorificación del sistema de castas forma parte del núcleo duro de un movimiento político en ascenso, el “Hindutva”. Un nacionalismo de contenido capitalista con carácter fuertemente clerical-oscurantista. El gobierno actual del Bharatiya Janata Party (BJP), encabezado por el primer ministro Narendra Modi, es su referencia organizativa. Este nacionalismo hinduista no se orienta a organizar a las masas en una lucha contra el imperialismo, sino al hostigamiento hacia las minorías religiosas (en primer lugar, los musulmanes, que ascienden aproximadamente al 14% de la población según el censo de 2011). Su objetivo es construir una India exclusivamente hinduista, en nombre de una pureza nacional.

Los servicios de inteligencia acosan constantemente a los académicos y científicos de diversas ramas, llegando a la expulsión directa o indirecta (denegar la renovación del visado) de los extranjeros “problemáticos”. [cita] En febrero de 2020, la revista Science publicó un artículo que denunciaba manipuleos para que los científicos indios truchen sus estudios a favor de los supuestos beneficios medicinales del estiércol, la orina y la leche de vaca (considerados “tradicionales”) [7]. El mismo año, grupos de choque del Hindutva ingresaron en la Universidad Jawaharlal Nehru, con amparo policial, para disolver a golpes una protesta contra una ley que discriminaba a los musulmanes [8]. Este nacionalismo reaccionario acusa al secularismo de ser “anti-nacional”. Su orientación es fervientemente anti-comunista, y de choque contra China y los Estados musulmanes cercanos.

Retomando un elemento anterior, un lector “avivado” podría preguntarnos si acaso nuestra caracterización de la escena audiovisual actual (las plataformas como peligro) no se choca con el hecho de que el acceso a esta película esté facilitado por estas mismas plataformas que criticamos. Pues bien, “RRR” se rodó en varias lenguas además del telugu (como tamil, kannada y malayalam), para llegar al amplio público de una India caleidoscópica. Empero, Netflix sólo la ofrece en hindi, el idioma predilecto del nacionalismo reaccionario. Esto engarza con la centralidad que el film le da a esta identidad “hindi”, especialmente en el sutil desequilibrio a favor de Raju y sus orígenes sánscritos (de la casta más alta). El alineamiento de Bheem (una figura externa a esta cosmovisión) con el personaje del Mahbharata  y del Ramayana (aclaramos, de tradición hinduista) implica fagocitarlo. Es decir, el referente de las comunidades marginalizadas es neutralizado como un “side-kick” divertido de la nueva clase dominante local.

Para el auditorio occidental, la escena en la que Rama Raju “educa” a Bheem al otorgarle una bandera con sus consignas se tratará de una sutileza difícil de captar. Para las bandas del Hindutva, que buscan la regimentación de los trabajadores bajo la burguesía nacional y el clero hinduista, es una orientación política.

El problema del nacionalismo belicoso hinduista brota de los límites que tuvo la clase obrera para convertirse en la dirección del proceso de independencia indio. Frente al quiebre definitivo del dominio colonial luego de la Segunda Guerra Mundial, las burguesías locales discutieron la partición del territorio a partir de una división religiosa: el nuevo Estado de Pakistán contendría a la población musulmana; y la Unión India, a la hinduista.

Difícil de sintetizar, pero fácil de disfrutar, “RRR” es una experiencia obligatoria para todo aquel que se haya cansado del fast-food cinematográfico occidental.

 

Referencias

[1] El director se expresó en este sentido en varias ocasiones. Tómese como ejemplo las declaraciones en el programa “Late Night with Seth Meyers”, en enero de 2023.

[2] Tombs, Robert. “What Netflix’s RRR gets wrong about the British Raj”, en The Spector, 19 de julio de 2022.

[3] A excepción de la próxima cita, todos los datos sobre la India colonial fueron extraidos del balance del historiador Marc Ferro. “Los británicos en la India (1858-1947) o el reinado de lo ‘cínicamente correcto'”, en El libro negro del colonialismo. Siglos XVI al XXI: del exterminio al arrepentimiento, La Esfera de los Libros, Madrid, 2005.

[4] Pouchepadass, Jacques. La India del siglo XX, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1976. El resto de la información sigue correspondiendo a Marc Ferro.

[5] Los términos son de Gopalan, Lalitha. “Indian cinema”, en Nelmes, Jill. Introduction to Film Studies, Routledge, Londres y Nueva York, 2012.

[6] Bamzai, Kaveree. “Cinema’s biggest mythmaker”, en Open, 01 de abril de 2022. Recuperado de: https://openthemagazine.com/cover-stories/ss-rajamouli-cinemas-biggest-mythmaker/

[7] Chandrashekhar, Vaishnavi. “Indian Scientists Decry ‘Infuriating’ Scheme to Study Benefits of Cow Dung, Urine, and Milk” en Science, 24 de febrero de 2020.

[8] Tantray, Shahid. “JNU Violence: Students Recount Attack by a Masked Mob, Said Delhi Police Watched” en The Caravan, 06 de enero de 2020.

https://prensaobrera.com/cultura/top-gun-maverick-la-militarizacion-del-entretenimiento