Actualmente la SEA vive una crisis: sus integrantes se disputan el favor de diferentes gobiernos, provinciales o nacionales. La conducción de la SEA no pudo mantener la unidad porque nunca entendió que la unidad se mantenía debido a la independencia política que la dirección sostenía frente a cualquier Estado (nacional, provincial o de la Ciudad).

La actual dirigencia de la SEA ha sido cooptada por el Estado. Lo mismo sucede en las representaciones del interior del país, que son seducidas por los gobiernos provinciales (por ejemplo, la SEA de Salta publica en su página una loa a la Ley del Libro de Coscia).Y existe el grave antecedente de la cooptación de la representación chaqueña por el gobierno de Capitanich.

En cambio, en la representación de San Luis-Villa Mercedes, que no quiso allanarse a la propuesta de la directiva nacional de que a toda costa debían vender el libro Palabra viva al gobierno de Rodríguez Saá, la Comisión Directiva electa recibió un duro revés: la votaron sólo cuatro socios, contra ocho votos en blanco y ocho abstenciones, lo que provocó la virtual intervención de la representación y su disolución en la práctica.

Por otra parte, la Pensión del Escritor, que fue producto de la movilización de los escritores contra la oposición de las bancadas macrista y kirchnerista, está siendo llevada a un callejón sin salida. La dirección no comprendió que el gran logro no era solo la Pensión en sí, sino la organización independiente de los escritores en un gremio que lucha por sus derechos.

Desde que se promulgó la ley, en marzo del año pasado, se les concedió la pensión a seis de los 130 compañeros empadronados. Sí, a seis de 130. La conducción de la SEA, de la mano del gobierno de la Ciudad, transforma el Régimen de Reconocimiento a la Actividad Literaria en un subsidio para indigentes. Ya que no lo hace la SEA, les preguntamos nosotros a la Legislatura de Buenos Aires y al ministro de Cultura de la Ciudad: ¿qué hicieron con el dinero que ya estaba destinado en el Presupuesto 2009 al pago de la Pensión del Escritor? La SEA debería convocar a una asamblea extraordinaria para debatir el tema y decidir un curso de acción.

Esta situación sólo podrá ser superada si los escritores toman en sus manos su propia organización y vuelven a transformarla en un gremio que lucha por sus reivindicaciones y que comprende que esa lucha es inseparable de la del resto de los trabajadores.

Formemos dentro de la SEA una corriente de escritores que impulse la transformación de la sociedad sobre nuevas bases sociales.