Cultura

10/11/2020

Seis nuevas expulsiones sumarias en la Asociación de Documentalistas

La conducción de Doca reforzó su ataque macartista al Partido Obrero.

Ojo Obrero

Acatando la indicación general del gobierno, la conducción de Doca sumó seis nuevas expulsiones sumarias a las acumuladas en un manotazo al padrón previo a las elecciones, a la suspensión de Hernán Martín miembro de la Comisión Directiva y al reclamo de retractación a Julián Morcillo por un artículo publicado en Prensa Obrera.

En una reunión de Comisión Directiva el pasado martes 3 de noviembre, cuando ya se habían retirado algunos miembros integrantes de la minoría que representa al Frente de Documentalistas en Lucha, la mayoría de la conducción decidió la expulsión de seis socios por falta de pago de cuotas. Ninguno de estos socios fue consultado previo a la reunión para conocer su voluntad de pago. Entre los seis expulsados se encuentran Julián Morcillo, director de “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?” y exmiembro de la comisión directiva de la Asociación durante la mayoría de sus años de existencia, y Flavia Mazzoletti, integrante del Ojo Obrero y también exmiembro de la Comisión Directiva. Hernán Martín, director de La Cena Blanca de Romina, fundador del Ojo Obrero, expresidente de la Asociación y miembro de la actual Comisión Directiva, se encuentra suspendido a pesar del reclamo que pesa sobre una votación fraguada en una asamblea bochornosa. Martín, además, fue candidato a presidente del frente que agrupa a la izquierda en la Asociación y que cosechó el 48% de los votos si contamos los expulsados (que igual emitieron su voto) o el 41% sin contarlos.

La decisión de avanzar sobre los principales referentes del PO en la Asociación coincide con los ataques instruidos contra la organización desde las principales figuras del gobierno nacional y provincial y con la asimilación de la indicación de Cristina Fernández de Kirchner de asumir la necesidad de una unidad nacional que incluya a los Magnetto. La misma reunión de Comisión Directiva que expulsó a los militantes del PO resolvió una campaña que abandona la defensa del cine independiente en beneficio de un #PlanDeFomentoConTodxs, reforzando la integración al gobierno del Frente de Todos.

Una historia de lucha contra la cooptación estatal

El nacimiento de Doca estuvo signado por el intento del Estado de integrar a una selección de documentalistas al acceso al fomento, el cual estaba acaparado por una casta limitada de directores y productoras desde la sanción de la ley de cine hasta el 2006. El Incaa había formulado que podía financiar hasta ocho documentales anuales, pero la generación de documentalistas que había registrado las rebeliones populares desde el Santiagueñazo al Puente Pueyrredon era mucho más extensa. Del rechazo a ese elitismo surge Doca, que pronto propone 40 documentales por año y comienza una movilización independiente y sistemática sobre el instituto hasta arrancar la conquista más importante que un movimiento artístico haya logrado en el último período: la capacidad de producir con fondos públicos e independencia del Estado.

Por ese entonces, Doca era llamada por Ámbito Financiero la Asociación de los “piqueteros del cine”. La cuestión no era sólo metafórica, porque era cierto que la integraban militantes dispuestos a emplear los métodos del piquete, pero lo más relevante del carácter de su lucha fue el protagonismo que el movimiento piquetero tuvo en la obtención de esa conquista. Los realizadores que integrábamos Doca resolvimos para fortalecer nuestra lucha integrar al reclamo a “los protagonistas de nuestras obras”. Así fue como las principales movilizaciones, que lograron que el día de hoy exista el acceso al fomento para la producción documental libre de antecedentes con comités de evaluación integrados por documentalistas, fueron apoyadas fuertemente por el Polo Obrero y por la Fuba.

Desde su nacimiento signado por una ruptura con los que aceptaron prontos la propuesta elitista, Doca batalló contra la presión de la cooptación estatal. La obtención de una conquista, la posibilidad de integrar jurados, mesas de diálogo, etcétera, reforzaron la puja del estado por avanzar sobre la independencia política de la Asociación, que no soportó la crisis que en 2008 desató la discusión de una declaración de repudio a la represión del gobierno kirchnerista a los trabajadores del Casino, dando lugar a una fractura e integración al Estado del grupo que conformó Realizadores Integrales de Cine Documental (RDI).

De aquella ruptura y de una profunda batalla contra el macartismo a los partidos, surgió la presidencia de Hernán Martín, basada en una política de frente único con todos los grupos y realizadores independientes. El frente único se construyó como producto de importantes definiciones políticas y metodológicas que surgieron del primer encuentro nacional de Doca y se asentó los años siguientes con una vida política interna democrática y tan prolífica en publicaciones, muestras, talleres y acciones de lucha que llevaron a un importante crecimiento y reconocimiento latinoamericano de Doca.

El estreno de “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?” en 2013 motivó un ataque de nervios al ejecutivo kirchnerista que impulsó esa misma semana una resolución para disolver los comités de evaluación que habían permitido la aprobación de fondos estatales para financiar una denuncia implacable al gobierno. La negativa de Martín, por entonces presidente de Doca, a suscribir un acuerdo que no derogaba (como habían resuelto las asambleas de base de todos los realizadores) sino que modificaba la resolución 982 que buscó imponer aquella gestión, expuso la divergencia entre la adaptación al Estado y la lucha por la independencia que tiempo después se expresaría en una batalla política entre dos listas. Se impuso la actual conducción por apenas tres votos. Desde aquel momento hasta el presente, la Asociación se encuentra dividida en dos tendencias y la conducción no ha cesado en desarrollar una política expulsiva de la izquierda y de vaciamiento.

Si bien durante la gestión macrista del Incaa se produjeron grandes movilizaciones del sector, la conducción de Doca se encerró en la rosca con otras asociaciones que se encuadraron en el “hay 2019”. Desde la asunción del gobierno de los Fernández, la ofensiva se aceleró produciendo decenas de expulsiones hasta llegar a esta purga completamente alineada con la acción macartista que el gobierno emprendió tras el desalojo de Guernica. La actual conducción ha dado un salto cualitativo hacia la fractura de la Asociación. El vaciamiento de Doca como organización independiente, democrática y de lucha de los documentalistas constituye, frente al copamiento del fomento estatal por las grandes majors de las OTT, la liquidación de un canal de expresión y lucha de los realizadores independientes.

Llamamos a toda la comunidad audiovisual a deliberar acerca de cómo debemos organizarnos para pelear por la defensa de las conquistas históricas del sector, por más acceso al fomento para la realización de ficción y para garantizar la total libertad de expresión de todos los realizadores que pugnan por acceder al fomento para la producción cinematográfica