Cultura

2/8/2023

Sinéad O’ Connor

El fallecimiento de la cantante irlandesa.

Una referencia de la música de la década de los 80 y 90

El pasado miércoles 26 de julio en la ciudad de Londres falleció a los 56 años la cantante, artista y luchadora Sinéad Marie Bernadette O`Connor, más conocida como Sinead (o Cindy) O`Connor, luego de combatir una dura y extensa enfermedad, tanto en lo físico como mental.

Nacida el 8 de diciembre de 1966 en Irlanda, transita una infancia de maltratos y abusos, que la marcan para toda su vida. Sus primeros pasos en la música los dio en el Centro de Capacitación AN Orianan de Dublín, creado originalmente para encerrar a “niñas promiscuas”, llevada allí por su padre. Años más tarde, a sus 16, en otro internado de Waterford (Irlanda) será donde graba sus dos primeras creaciones.

Logrará su iniciación exitosa en la década de los 80 con la salida de su primer disco “The Lion and The Cobra” (El León y la Cobra). La leyenda de su look es hija de esa misma rebeldía inspiradora para muchos, pero casi siempre dolorosa para ella. Cuando estaba grabando ese álbum, un productor le dijo que tenía que verse más femenina (dejarse el pelo largo, usar tacos, minifalda, maquillarse y escribir letras menos desafiantes). Como respuesta, se cortó el cabello al ras, estilo que mantuvo por siempre, y sirvió de inspiración para jóvenes mujeres de aquella época, y hasta el día de hoy.

Para los años 90, ya con un estrellato el creciente, endurece su lucha en defensa de los derechos de las diversidades sexuales, las mujeres, contra la iglesia católica y las guerras. “En 1990, cuando ya era una artista consagrada, O`Connor boicoteó su presentación en el programa ‘Saturday Ngith Live’ (Sábado a la Noche Vivo) al estar en contra de que Andrew Dice Clay fuera el anfitrión, de quien dijo que su humor era misógino y homofóbico” (CNN Español, 17/7).

En el mismo escenario, dos años más tarde, se presentó para cantar una versión de “War” (Guerra) de Bob Marley, donde rompió frente a cámaras una fotografía del sumo pontífice Juan Pablo II, mientras decía “Evil” (demonio), denunciando así los abusos sexuales en la iglesia y el encubrimiento del Vaticano. Treinta años más tarde, en sus memorias editadas bajo el nombre “Rememberings” (2021), relató sobre el suceso: “Soy una cantante de protesta. Tenía que sacarme eso de adentro. No me interesa la fama”. Siguiendo con esa línea de denuncias, su canción “Fire On Babylon” es un fuerte grito contra los abusos infantiles por parte de la iglesia católica.

Su vínculo con la religión fue complejo. En 1999 se ordenó como sacerdotisa de la Iglesia Latina Tridentina en Lourdes. Mucho más adelante, en 2018, se convirtió al islam.

Inspirada en artistas de variados estilos, como Prince, David Bowie, Ramones, Bob Dylan, Sex Pistols y U2, sus creaciones musicales transitan el rock, punk, el pop, algo del reggae y hasta la música celta.

Se ha destacado por sus letras y una voz que en la dulzura también expresa fuerza.  En temas como “Troy”, de su primer disco, expresa su rechazo a las guerras, utilizando al mítico conflicto bélico de Troya, y traza un paralelismo con las campañas armamentistas, para aquellos años en el Golfo y Medio Oriente.  Con “No Man´s Woman”, desarrolla un himno a la independencia de la mujer, y su acompañamiento a la lucha del feminismo.

En 1991, la artista rechaza participar de la entrega de los premios Grammy, y recibirlo por su segundo disco “I do not Want What I Haven´t Got” (1990) (Yo no quiero lo que no tengo), como rechazo a la guerra del Golfo Pérsico por parte de Estados Unidos, y como medio de protesta por la comercialización y monetarización de los artistas y sus creaciones.

En 1989, expresó su apoyo por el IRA (Ejército Republicano Irlandés), grupo armado partidario de la reunificación de Irlanda, aunque se retractó más tarde. Tras los ataques contra la Franja de Gaza de 2014, rechazó ofrecer un concierto en Israel, en una muestra de solidaridad con el pueblo palestino.

Ha fallecido una referencia de la música de la década de los 80 y 90. No solo un look, anti look, o una voz. Dentro de sus traumas, crisis psíquicas y recaídas por el consumo de sustancias, levantó la voz en un mundo en quiebra, marcado por la crisis capitalista y los conflictos bélicos. Pese a sus contradicciones, propias de cualquier artista y de todo ser humano, ha dejado un mensaje de lucha por un mundo mejor.

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