Cultura

30/8/2007|1007

"STREET ART" Una muestra despolitizada en el Rojas

En el Espacio de Arte del Centro Cultural Rojas (Av. Corrientes 2038) puede verse hasta el 31 de agosto una muestra sobre “Street Art” —tal el nombre que los curadores han elegido para titular la exposición.


Lo que algunos llaman ‘street art’ es sólo una vertiente del arte que podemos ver en las calles. Se trata de expresiones que apuntan a replicar en Buenos Aires una estética y una forma de creación que nació en la Nueva York de los ‘70, con artistas como Keith Haring o Jean-Michel Basquiat, quienes se hicieron muy conocidos por sus novedosas intervenciones callejeras y fueron legitimados por el aval de Andy Warhol, el máximo referente del arte pop.


Basquiat, un afroamericano, impresionó por la síntesis lograda entre expresionismo y cultura popular, que vinculó a su vez con características propias del arte africano, con lo cual supo expresar la estética de la comunidad negra de NY, de la que él mismo formaba parte. Haring, por su lado, se hizo muy conocido, en sus primeros tiempos, por intervenir con aerosoles, rodillos y pinceles en los túneles y formaciones del subte de Nueva York, en una actividad sistemática que no pocas veces lo llevó tras las rejas.


En los ‘80, el eje de esta modalidad artística se trasladó a ciudades como Barcelona y Berlín, y hace unos años (bastantes ya) ha tomado gran impulso en Buenos Aires, que ve en sus paredes y demás superficies del espacio público urbano —como trenes y puentes— un sinfín de expresiones sustentadas en dos técnicas básicas: el stencil y el graffiti. El stencil es la técnica que consiste en aplicar pintura en aerosol sobre una plantilla en la cual previamente se ha calado el dibujo que se pretende lograr, en tanto que el graffiti consiste en la creación de imágenes e inscripciones directamente sobre la pared, también con aerosol.


En la muestra del Rojas pueden verse algunos ejemplos de este tipo de intervenciones, de apreciable calidad desde el punto de vista de la técnica, aunque muy limitados por una falta casi total de significación. Y no sorprende observar esto en el Centro Cultural Rojas, que (al menos en lo que respecta a la plástica) sistemáticamente impulsa las tendencias más superficiales del arte porteño.


En el caso de esta muestra, esta limitación se hace particularmente visible. Ocurre que el arte callejero está fuertemente definido por una realidad: en el 99 por ciento de los casos, su realización es ilegal, y en sí mismo constituye un desafío a la propiedad privada y a la regimentación del espacio público. También —es evidente— suele ser vehículo de expresiones políticas de oposición (el stencil particularmente, es utilizado como una técnica de difusión de consignas y simbolizaciones políticas, lo que en Buenos Aires cobró singular relevancia a partir de 2001/2). La muestra del Rojas, sin embargo, soslaya este sentido de buena parte del arte callejero y opta por referirse exclusivamente a las expresiones más despolitizadas y desprovistas de significado, más allá de lo puramente estético que algunas de ellas puedan aportar. En la inauguración, no pasó desapercibido que quienes daban tono al evento no eran ni bandas de rock ni ninguna otra expresión “alternativa”, sino un par de 'dee-jays' provenientes de los boliches más chetos de la ciudad.


No se trata de que este tipo de propuestas no tengan validez: lo que debe combatirse es esta tendencia a ningunear —desde los espacios del arte establecido— el arte comprometido con la realidad, incluso en los territorios donde su presencia es más fuerte, como las calles de la ciudad.