Cultura

25/5/2017

Teatro San Martín: la “fiesta” que no fue

La reapertura se postergó para el sábado 27


El ex jefe de gobierno porteño y director del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) Jorge Telerman debió postergar para el sábado 27 por supuestos “factores meteorológicos” la “fiesta” de reapertura del teatro San Martín prevista para este 25 de mayo. Sin embargo, artistas y estudiantes de la escena dramática denuncian que las condiciones edilicias no están dadas, al cabo de cuatro años de refacciones. Los artistas planificaron su propia inauguración con una movilización sobre la calle Corrientes.


 


Subsuelos inundados, con la Sala Lugones cerrada, con trabajadores precarizados cobrando como monotributistas y el prolongado cierre de la mayoría de las salas del CTBA (como el teatro Alvear) reflejan una política de ajuste en el campo cultural, que replica en beneficio de los capitalistas del espectáculo. Como ocurre en el Teatro Colón, el San Martín se ha convertido crecientemente en una sala de alquiler y de “asociación” con productores privados, en detrimento de la producción propia y del desmantelamiento de sus talleres.


 


A pesar de los 400 millones de pesos gastados en la refacción, personal de utilería relató a Prensa Obrera que trabaja en instalaciones inundadas. Los estudiantes del Taller de Danzas plantearon que “en el último tiempo el taller se ha visto obligado a interrumpir su actividad, descentralizar su funcionamiento y recortar y ajustar su currícula a la disponibilidad de salas alquiladas y cedidas solidariamente, que en varios casos no poseen las condiciones necesarias”. Los artistas del San Martín también reclaman la democratización de la elección de su dirección y de los curadores de las salas del CTBA, para combatir la perpetuación de muchos funcionarios. Por otro lado, ya desde el gobierno de Macri había decidido en 2010 dejar de otorgar las Becas Podestá, que les debe dar un trabajo en el San Martín a los tres mejores promedios de la Escuela Municipal de Arte Dramático.


 


Telerman anuncia una fiesta popular, cuando en realidad se hace presente una política de privatización de la cultura, eje del gobierno macrista, que acompaña el ajuste general de su gestión.