Cultura

16/3/2006|937

Todos somos el Teatro Cervantes

LuchArte


El Teatro Nacional Cervantes está cerrado. Las autoridades finjen una remodelación de las salas, pero el cierre es producto de las medidas de fuerza del personal técnico, que piden ser reconocidos como técnicos y no como administrativos. Esto implicaría un aumento sustancial de sus salarios. Los trabajadores decidieron cumplir horario administrativo hasta que sean reconocidos como técnicos y por eso el teatro no funciona en su horario habitual, la noche. El conflicto está trabado. El Cervantes tiene un director propuesto por la Secretaría de Cultura pero la supervisión de su presupuesto, contrataciones y ejecución dependen de la Subsecretaria de Gestión Pública. El secretario de Cultura, José Nun, ha dicho que “es un tema económico, la última palabra la tienen en Hacienda”. La Asociación Argentina de Actores, Argentores (autores), AC (cronistas del espectáculo), Mate (Movimiento de Apoyo al Teatro) y el Sadem se han pronunciado por la reapertura del teatro, pero no denuncian la verdad de la cuestión. La trastienda del conflicto es la política de Kirchner-Nun de vaciamiento de los organismos artísticos dependientes del Estado y privatización de la cultura. Nun asumió como secretario de Cultura con la promesa de Kirchner de aumentar el presupuesto; sin embargo, “lo único cierto es que para 2006 Cultura contará con 60.300.000 pesos, en vez de los más de cien millones que había pedido su titular”. Esta política lleva prácticamente a la extinción el presupuesto de Cultura, con el consiguiente desmantelamiento de la estructura edilicia y el equipamiento, y la superexplotación laboral a través de contratos basura, pago en negro y congelamiento salarial. Nun busca “un respaldo mayor del sector privado y también de ONG. Uno de sus propósitos para 2006 es impulsar el desarrollo de proyectos mixtos que pongan en juego esfuerzos públicos y privados” (Clarín, 23/12/05). Ferviente impulsor de la Ley de Mecenazgo, resume la política cultural kirchnerista: vaciamiento de la inversión estatal para dar paso a la privatización, haciendo del negocio de las Art Gallery, el turismo cultural y un “cordón cultural” para los sectores de mayor poder adquisitivo.


 


Los técnicos del Cervantes tienen que cobrar como técnicos. Su triunfo convalidaría los reclamos de otros sectores de la cultura y sería un primer paso contra la política de vaciamiento y privatización. Solidaridad con los trabajadores del Cervantes. Por su inmediata recategorización y aumento salarial. Apertura del teatro y programación bajo control de los artistas y trabajadores. Coordinación de las luchas de artistas y trabajadores de la cultura. Aumento del presupuesto bajo control de los trabajadores. No al vaciamiento y privatización.