Cultura

9/6/2020

Trabajadores audiovisuales, en lucha ante una situación desesperante

Este fin de semana tuvo lugar una nueva asamblea de Trabajadores Audiovisuales Precarizades (TAP), luego de que el jueves 4 trabajadores vinculados a diversas actividades culturales (audiovisuales, músicxs, actores y actrices, fotógrafxs, etc.) nos movilizáramos al Ministerio de Cultura de la Nación para reclamar una compensación económica, o subsidio mensual de $30.000, mientras duren las restricciones a la actividad cultural impuestas por la cuarentena.


El conjunto de la Cultura está paralizada y las perspectivas de que vaya a haber una reactivación de nuestras fuentes de trabajo son inciertas, o directamente nulas.


La ausencia absoluta de sostén económico para nuestro sector contrasta notoriamente con el festival de subsidios por el Programa Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) que el gobierno rápidamente salió a distribuir entre capitalistas, incluso entre aquellos que no dejaron de producir en el marco de la pandemia (como es el caso del Ingenio Ledesma, que trascendió recientemente). En el ámbito audiovisual, Alberto Fernandez se reunió con Adrián Suar y Marcelo Tinelli para discutir el rescate a sus productoras –y profundizar la reforma laboral del gremio-, mientras que lxs trabajadores audiovisuales, habiendo pasado 80 días de cuarentena, seguimos sin contar con el más mínimo ingreso.



Al mismo tiempo, somos lxs que produjimos los contenidos que hoy inundan las 24 horas del día las pantallas de Netflix y otras plataformas de retransmisión (OTT, por sus siglas en inglés). Netflix está amasando ganancias extraordinarias, habiendo aumentado el 16% su facturación en lo que va de la cuarentena; y en este marco acordó con el gobierno, Instituto de Cine (Incaa) mediante, la donación de un “apoyo“ de $35 mil pesos por única vez para trabajadores audiovisuales. Un “apoyo” que busca evitar un impuesto, y que no llega a representar un día de facturación de la empresa en nuestro país, aún cuando ese “impuesto” no es tal.


El presidente del Incaa, Luis Puenzo, sí se detuvo a “explicar” que lxs responsables de que no lxs trabajadores audiovisuales no tengamos un subsidio somos nosotros mismos. Sostiene que carecemos del mismo porque, siendo trabajadores discontinuos en relación de dependencia transitoria (por el plazo que dure la filmación u otra fase de la producción en que trabajemos), no estamos comprendidos dentro de las actuales vías de subsidios, y que “no supimos explicar” la naturaleza de nuestra actividad y las formas contractuales con las que habitualmente estamos contratados. Puenzo usa la formulación reaccionaria de “el pobre es pobre porque quiere”.


Para el conjunto de lxs trabajadores audiovisuales la situación es desesperante. Siendo gremios con una composición mayoritariamente de clase media, muchas veces con formación académica y/o universitaria, vemos como compañerxs asisten desesperados a la entrega de bolsones de comida. Esto exhibe también la entrega de años, décadas, por parte de las burocracias de todos los sindicatos de las diversas disciplinas artísticas o culturales, que han permitido avanzar en la precarización de nuestras condiciones laborales y el deterioro del poder de compra de nuestro salario.  Son las mismas burocracias que en este momento apañan la actitud del gobierno, y nos dejan absolutamente a la deriva al conjunto de sus afiliadxs.


La asamblea de Trabajadores Audiovisuales Precarizades (TAP) del fin de semana votó seguir con un plan de lucha por el subsidio de $30 mil para todxs lxs trabajadores audiovisuales, durante el tiempo que dure la cuarentena. También, comenzar una campaña con una Carta Abierta a trabajadores audiovisuales y realizadores de cine independiente para convocar a una asamblea general de todas las áreas, y confluir en un gran movimiento que luche por la satisfacción de todas las reivindicaciones del sector.