Cultura
22/1/2024
Una gran asamblea de Unidos por la Cultura votó un plan de lucha
El 24 al paro y movilización con la columna independiente.
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Foto: Juan Diez
En cumplimiento de las resoluciones de la asamblea del 30 de diciembre, este sábado se realizó en Congreso una gran asamblea para impulsar el paro del 24 y discutir la continuidad de la lucha del sector que viene de protagonizar una jornada nacional histórica con el pasado cacerolazo del 10 de diciembre.
En la literatura militante, el uso habitual de la hipérbole puede hacer dudar al lector de estos “gran” o “histórica”, por lo que vamos a proceder a desmenuzar el fenómeno del que estamos hablando. La asamblea del 30 de diciembre, que congregó 300 compañeres en CABA y otros 700 conectados por Zoom, dio lugar a la convocatoria de un cacerolazo nacional que movilizó alrededor de 30.000 compañeres en todo el país.
La asamblea de este 20 de enero estuvo, a su vez, convocada bajo la incertidumbre de la posibilidad de que el parlamento sesionara ese mismo sábado con un dictamen negociado con los peronistas y radicales dialoguistas. Ante esa posibilidad, la asamblea se mantuvo en pie y se preparó para convertirse en la base de una autoconvocatoria para enfrentar la aprobación de la Ley Ómnibus y el DNU.
Entonces, se convocó asamblea y acción cultural. Bajo un sol abrazador, más de mil compañeros se hicieron presentes para acompañar una iniciativa que contó con performance, rap, intervenciones de artistas visuales y la voz del gran Ramiro.
Esta es la evolución del movimiento de cara a una participación masiva en el paro del 24.
La deliberación
Por la cantidad de compañeros y en virtud de defender la mayor participación posible, se dispuso que la asamblea se dividiera en comisiones con un mismo temario. Así evitamos cercenar la palabra a las organizaciones o artistas independientes que quisieran intervenir. Una forma a defender para toda organización.
No solamente el método es para destacar, si no también la actitud frente a la evolución de los acontecimientos desde que se inició esta lucha. Porque desde Unidos no sólo se participó en la movilización callejera, sino también en los cabildeos y el debate parlamentario, y en todas esas instancias se sostuvo la necesidad de derrotar el protocolo, el DNU y la Ley Ómnibus de conjunto y no “el articulito tal” referido a la cultura.
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Y parte de la evolución de los acontecimientos indica que los que negocian de espaldas al pueblo sugieren retirar los artículos que atacan organismos y presupuestos de la cultura. Cualquier organización burocrática hubiera llamado a acompañar esa intención y esperar para lanzar un plan de lucha. Y Unidos hizo lo contrario, no sólo ratificó la asamblea sino que también votó un plan de lucha para seguirla hasta que caiga todo el ataque al pueblo trabajador.
Un estado de alerta y movilización para autoconvocarnos cuando se trate la ley, un festival musical para el 2 de febrero para masificar nuestros reclamos, un encuentro federal para preparar una gran marcha federal de la cultura. Una agenda de lucha.
La polémica: con la CGT, o con la columna independiente
El salto en la escena política que dio el movimiento cultural no se le escapa a nadie y cualquiera que averigua un poco llega a la conclusión de que fue Unidos por la Cultura el canal elegido para producir esa movilización masiva. Esta conclusión llegó también a la CGT. Seguramente acompañada de la preocupación que supone que varios sindicatos de la rama se sumaran al cacerolazo impulsado por Unidos.
Convocó entonces el martes 16 a todas las organizaciones de la cultura, sindicales, profesionales y a las organizaciones sociales a una reunión para conformar una columna en la movilización del paro del 24. Ante el desborde de concurrencia, la CGT modificó el carácter del encuentro y lo transformó en un acto. Miguel Paniagua, secretario general de Sutep, que ofició de maestro de ceremonia, fue muy elocuente con sus palabras: “no vamos a convertir esto en un estado asambleario”, “van a tomar la palabra algunos compañeros de la mesa” y luego nos dará “las directrices nuestro secretario general”, porque -ilustrando con una metáfora náutica- “donde manda capitán, no manda marinero”.
El capitán le dio la palabra a Bauer, el ministro de Alberto que vació todos los fondos de fomento creando las condiciones para su liquidación. Desfilaron burócratas de todos los gremios del sector que no están haciendo nada por garantizar el paro.
El acto se produjo bajo la conmoción que generó en el sector la declaración de Aristarain reclamado “un paro por tiempo indeterminado hasta que caiga el gobierno” que originó la denuncia del fiscal Stornelli por intimidación pública (casualmente la figura empleada contra nuestro compañero César Arakaki). Lejos de convertirse esta tribuna en un repudio al ataque a la libertad de expresión de Aristarain, Daer hizo mención al asunto pero sin mencionarlo. Reclamó evitar la ansiedad y señaló que “el paro del 24 no es contra nadie” sino para apoyar a los diputados y senadores que voten en contra.
No se escuchó una mención a los salarios ni a ninguna reivindicación obrera, y claro, después del paro, nada. Un abismo metodológico y de propósitos con Unidos por la Cultura.
Desde nuestras agrupaciones en la Asociación Argentina de Actores, en el Sica, en el Satsaid, venimos reclamando asambleas extraordinarias para garantizar el paro a las que la burocracia no responde. Como señalamos en un debate posterior al acto con la CGT, por más extraordinaria que sea en la historia la velocidad de la convocatoria a este paro, por más inédita que sea la convocatoria al sector, la CGT no está jugada al paro, ni lo están ninguno de los burócratas de los gremios que subió al escenario.
Además de estas condiciones, en una reunión posterior, la CGT acercó un protocolo de participación en su columna en el que reclamaba que no hubiera banderas de más de 1×1, ni mucho menos partidarias.
Algunas organizaciones que forman parte de Unidos por la cultura adelantaron previo a la asamblea que ya habían resuelto participar en la columna de la CGT, por lo que el debate aparecía condicionado por estas presiones. La propuesta entonces del PTS de incorporar a Unidos en la columna de cultura de la CGT fue presentada como una acción desafiante y audaz frente al protocolo cegetista para embellecer una adaptación a las presiones del peronismo sin beneficio de inventario. No está en juego acá un ascenso de la participación de los trabajadores de la cultura afiliados a sus sindicatos, que moverán sólo cuerpos orgánicos. No está en juego que se sumen a Unidos organizaciones que ya aceptaron marchar con la CGT.
En virtud de la defensa de la coherencia de método y propósitos desde el Frente de Artistas, desde el Ojo Obrero, Actuemos, el VOL, desde Músicos Organizados y la UJS de la UNA impulsamos marchar con la columna organizada por el Plenario del Sindicalismo Combativo, el movimiento piquetero, el EMVyJ, las organizaciones socioambientales y las asambleas barriales. Son quienes proponen, como Unidos, dar continuidad a un plan de lucha.
Esta moción se impuso con un 54%, por 10 puntos a la de marchar con la CGT, a la par que el planteo de un grupo de compañeros de no marchar con ninguna de las dos columnas obtuvo un 2 por ciento. La votación expresa el ánimo de lucha que atravesó la asamblea, que busca un canal de independencia al que tenemos que fortalecer para recuperar todos los sindicatos del sector, así como para preparar las batallas que se vienen en defensa del arte y la cultura independiente.
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