Cultura

8/10/2014|1335

Una insurrección de los artistas

Hace unos meses, los festivales culturales más importantes de Francia se vieron paralizados por la lucha de los llamados trabajadores intermitentes de las artes escénicas. La huelga obligó a suspender la inauguración del histórico certamen de Aviñón, que recibe más de 500.000 visitantes cada mes de julio.


 


Los artistas intermitentes que demuestren haber trabajado 500 horas en el año reciben un subsidio de desempleo durante los meses en los que no tienen contratos ni bolos, a cambio de una cotización obligatoria de la totalidad de los artistas. El gobierno pretendió limitar las indemnizaciones máximas, aumentar el número de horas trabajadas necesarias para percibir el subsidio y dilatar el tiempo para su cobro.


 


Las movilizaciones incluyeron jornadas de huelga general y una manifestación de más de 2.000 artistas.


 


El movimiento de los intermitentes se originó en las jornadas revolucionarias de 1936. En un principio, se restringió a los trabajadores del cine. En la misma época nacían, en Estados Unidos, los teatros del pueblo.


 


Como todo seguro al desempleo, se torna más necesario en el marco de la crisis capitalista. El régimen, único en Europa, establece un reconocimiento a la creación artística. En efecto: al artista intermitente se le paga su tiempo de desempleo u “ocio”, el que en verdad no es de descanso, sino de creación artística y formación.


 


Adoptemos esta reivindicación en Argentina.