Educación

20/1/2021

Bullrich no sabe de educación, pero arremete contra los docentes

La presidenta del PRO salió por los medios de comunicación a atacar a los trabajadores de la educación y reclamar la vuelta a clases presenciales.

La exministra del gatillo fácil y las represiones a quienes reclaman por sus derechos, Patricia Bullrich, salió con los tapones de punta contra las y los laburantes de la educación en medio de la polémica por la decisión de los gobiernos de imponer la vuelta a las clases presenciales sin siquiera un calendario de vacunación contra el Covid-19. Reclamó que se declare a la educación como “servicio esencial” y prohibir el derecho a huelga: “docente que no va, tendrá que ser reemplazado”.

Para Bullrich, la culpa de un año sin clases presenciales es responsabilidad de los docentes y no del gobierno actual y los anteriores, que han destruido la salud pública y las propias escuelas. A la docencia que gana salarios por debajo de la línea de pobreza, se le quiere imponer también que trabaje en condiciones de insalubridad.

 Funcional al ajuste de Alicia Kirchner

Patricia Bullrich recurrió a atacar a los docentes santacruceños, declarando que en los últimos cinco años la mitad de los días “los señores docentes de Santa Cruz no quisieron dar clase”. Apunta contra quienes vienen luchando contra un gobierno provincial que en esos cinco años llevó los salarios desde 900 pesos por sobre la línea de pobreza hasta más de 16.000 por debajo. Cuatro de esos cinco años lo hizo con el apoyo del gobierno macrista, del que Bullrich formaba parte.

Aunque la presidenta del PRO piense que el problema son los sindicatos, la responsabilidad es de los sucesivos gobiernos que empujan la labor docente a condiciones de miseria, bajo la premisa de que enseñar es una vocación. Se pregunta por qué los docentes no trabajan “como los policías, los médicos y los colectiveros”, para desconocer el enorme esfuerzo que hizo la docencia para intentar llegar al hogar de cada pibe durante la virtualidad. Lo hicieron sin el apoyo de ningún gobierno, ni nacional ni provincial, que dejaron a docentes, estudiantes y familias a la deriva en lugar de garantizar el acceso gratuito a internet y dispositivos para mantener la continuidad pedagógica.

Un año después del inicio de la pandemia, pocas son las escuelas en condiciones edilicias de albergar niños y adultos bajo algún tipo de protocolo que cuide su salud.

Presencialidad, pandemia y pobreza

Bullrich habla porque tiene la panza llena. No conoce la realidad de un país donde más del 40% de las familias y más del 60% de jóvenes y niños son pobres, y no tienen acceso a una alimentación saludable. Tampoco hay acceso un sistema de salud que cubra los casos más críticos no solo de Covid-19, sino también del resto de las enfermedades que crecen en nuestro país. Tampoco sabe nada de educación, ni de la situación de las escuelas.

Sin escuelas en condiciones y con salarios de pobreza, la presencialidad educativa se convierte en un discurso reaccionario que condena al pueblo trabajador a la miseria. La salida es el camino opuesto al de Bullrich, es decir la organización de toda la comunidad educativa para defender el derecho a estudiar y a enseñar, contra quienes destruyen la educación pública.