El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, acaba de oficializar el boleto educativo gratuito para les estudiantes de los institutos de formación docente de la provincia. Si bien el gobierno intentará apropiarse de dicha conquista con fines electorales, no se puede soslayar que este triunfo es mérito exclusivo de la organización estudiantil, que, mediante la lucha callejera, le arrancó al Estado un derecho fundamental para acceder a la educación.

A partir del 1° de octubre, quienes cursamos en los ISFD de la provincia de Buenos Aires finalmente tendremos cubierto el costo de 45 viajes (con tarifa mínima) en transporte público. Esto ya se había convertido en ley en 2015, sin embargo, ni Daniel Scioli ni María Eugenia Vidal lo reglamentaron para los terciarios durante sus gestiones, mientras que Axel Kicillof se demoró nada más ni nada menos que cuatro años en hacerlo. En estos ocho años de dilación, innumerable cantidad de estudiantes tuvieron que abandonar los profesorados por no poder costear los gastos que conlleva la cursada, entre ellos, el viático.

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Ha sido un proceso de lucha inclaudicable, que, luego de haber conquistado la aprobación de la ley en la Legislatura bonaerense, en 2016 logró la reglamentación del boleto para las universidades, y, tras las movilizaciones de 2019 y 2022, los terciarios finalmente fuimos incorporados dentro del mismo. Algunos centros de estudiantes recuperados, como el del ISFD n°51 de Pilar, también protagonizaron acciones en los propios municipios por este reclamo.

Por esos años, al vernos excluidos de la implementación del boleto educativo gratuito, los centros de estudiantes independientes y estudiantes terciarios autoconvocados del Gran Buenos Aires organizamos una marcha a la gobernación en la Ciudad de La Plata, a principios de 2019. La misma fue boicoteada tanto por la Celeste del Suteba como por el conjunto de las agrupaciones peronistas, que rechazaron participar. No estaban dispuestos a luchar contra Vidal y Macri y se habían propuesto desactivar la rebelión educativa del 2018, desviando el movimiento hacia el terreno electoral, llamando a votar al Frente de Todos.

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Esa acción de lucha, motorizada por la izquierda y los sectores independientes, obligó al ETO (un reagrupamiento peronista de estudiantes terciarios) a convocar una segunda movilización a La Plata ese mismo año, a la cual asistimos conformando un frente único de lucha para conquistar el boleto. En aquella jornada, el ETO le impidió hacer uso de la palabra a los centros de estudiantes combativos allí presentes (como el del 39 de Vicente López y del 9 de La Plata) con el objetivo de acallar las voces disidentes, actuando como una verdadera burocracia. Por fuera de los oradores de su espacio, solo pudo hablar una representante de la coordinadora independiente.

El hartazgo frente al inmovilismo de la dirección Celeste del Suteba, que dejaba pasar cada uno de los ataques que propinaba Vidal a la educación, se expresó aquel día cuando Baradel tomó el micrófono. Inmediatamente, comenzó a oírse el cántico “paro, paro, paro, paro general”.

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Mención aparte merece la intervención de Martín Piccolo -dirigente del ETO-, quien aseguró que si ganaba las elecciones Kicillof el 10 de diciembre de ese año tendríamos el boleto terciario. Lo cierto es Kicillof efectivamente fue electo en 2019 pero tuvimos que esperar cuatro años más y que aumentara el transporte casi 200% para que el gobernador se dispusiera a implementarlo. Lo hizo a menos de dos meses de terminar las clases y con nuestros bolsillos horadados de tanta inflación y bajos ingresos.

Cabe destacar que a principios de 2022 movilizamos nuevamente a La Plata para exigirle a Kicillof que nos dejara de robar el boleto. Esta vez, el ETO pegó el faltazo ya que era inconcebible para ellos marchar contra un gobierno peronista. De ese modo, sacrificaron este reclamo histórico del movimiento estudiantil en el altar de sus vínculos políticos con el Estado. Solo participamos los centros de estudiantes terciarios dirigidos por la izquierda.

Luego de mucho esfuerzo lo conquistamos y no podemos permitir que ese mérito sea usurpado por un gobierno ajustador, que pretende usarlo como emblema de campaña electoral. El boleto terciario es producto de años de lucha estudiantil contra los gobiernos que lo escamoteaban. Haberlo conseguido implica un punto de apoyo importantísimo para seguir peleando por mejores condiciones de cursada y por el derecho a estudiar. Por eso, este 15 de septiembre, a 47 años de la Noche de los Lápices, ganemos las calles en defensa de la educación pública, contra todos sus detractores.

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