El lunes 8 de febrero decenas de miles de docentes de todos los niveles educativos concurrimos a las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. El estado de higiene y seguridad sanitaria que encontramos en ella es lapidario: no hubo termómetros ni personal que mida la temperatura quienes ingresaban; edificios inundados o sin agua, baños con depósitos rotos, sin jabón ni papel higiénico; carencia de alcohol en gel, barbijos, guantes y mascarillas; sin insumos de limpieza, mobiliarios apilados tapados de polvo, aulas, escaleras y patios con excremento de aves; pisos levantados, escuelas que han sido vandalizadas, y otras que fueron sede de las Escuelas de Veranos fueron abiertas sin ningún tipo de desinsectación o desinfección.

Esta enumeración retrata parte de las denuncias plasmadas en fotos y videos que fueron tomadas por la docencia, preocupada por este estado de cosas ante una situación sanitaria que se agrava. La falta de condiciones reales para una presencialidad escolar puede resultar en focos de contagio y propagación del virus.

La situación de abandono y derrumbe de los establecimientos escolares es uno de los grandes síntomas que demuestran que  estamos ante un gobierno antieducativo, que solo posa de manera demagógica y propatronal con discursos embellecidos pero sin invertir un centavo. El desfinanciamiento ha sido la regla en la educación pública de todo el país durante las últimas décadas, y en la CABA en particular .

El macrismo prepara una movilización para presionar por el retorno a la presencialidad escolar, pero una marcha educativa debería manifestarse frente a la propia Jefatura de Gobierno porteño para reclamar por este estado de situación, producto del recorte presupuestario. La campaña que respalda la política aperturista, en la que coinciden el gobierno nacional y todos los gobernadores sin distinción de color político, intenta desresponsabilizar al Estado por las condiciones educativas y sanitarias cuando se ha demostrado inviable y sus consecuencias son impredecibles.

Luego que el ministro Nicolás Trotta diese vía libre a los gobernadores, el gobierno de Larreta presentó un protocolo insuficiente, alejado de la realidad escolar y social, y sin asignar un presupuesto que resuelva las necesidades que se imponen.

Mientras familias, docentes y estudiantes continúan reclamando un retorno a la presencialidad segura, el gobierno no da respuestas. Por el contrario, diferentes escuelas y sus conducciones decidieron solicitarle al personal que se retirara, ya que no había ningún tipo de garantía que asegure los cuidados mínimos necesarios de la salud y la vida de docentes y no docentes, situación que a partir del 17 de febrero pondrá en riesgo también a estudiantes y sus familias.

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Las arbitrariedades y el desprecio gubernamental en este llamado a la presencialidad escolar sin garantizar las mínimas condiciones de seguridad abrió un proceso de debate al interior de las escuelas. Desde Tribuna Docente participamos, alentamos y promovemos la realización de asambleas en las escuelas de la CABA, organizando desde el primer minuto un plan de acción por nuestras exigencias. Llamamos también a participar masivamente de la asamblea abierta convocada por el sindicato combativo Ademys para el jueves 11 a las 18:00, en la perspectiva de resolver un plan de lucha para defender la educación, la salud y la vida de trabajadores de la educación, estudiantes y familias.

El 12 de febrero nos movilizamos al Consejo Federal de Educación frente al Palacio Pizzurno, para hacer escuchar el conjunto de los reclamos educativos ante la situación de pandemia que se multiplican a lo largo y ancho de todo el país.

Organicemos la pelea por nuestras condiciones laborales y educativas, por protocolos reales que preserven la salud y la vida, comités de bioseguridad con poder de veto, dispositivos y conectividad gratuita, licencias y dispensas de cuidado y convivientes con enfermedades de comorbilidad.