Educación

11/2/2022

Eliminación de los protocolos Covid: otro golpe a la salud y la educación pública

6.500 nuevas muertes en los últimos cuarenta días.

Los “anuncios” de Alberto Fernández, Carla Vizzotti y Jaime Perczyk sobre el “año de la educación presencial” y las “aulas seguras” chocan con el ajuste fondomonetarista y la realidad de la tercera ola de la pandemia. El operativo “normalización” pos-pandemia fue preparado con la supresión de los testeos masivos a cargo del Estado, una forma de dibujar los datos del Ministerio de Salud para disimular el impacto de la cantidad de contagiados. Como viene ocurriendo, Larreta madrugó a los “nacionales y populares” y picó en punta con el anuncio de la eliminación de las burbujas, que este jueves pasado terminó por blanquearse desde el gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires.

Las burocracias sindicales han vuelto a quedar pagando y ya improvisan todo tipo de justificaciones para cubrir su retirada, mientras insisten en que el comienzo “normal” del ciclo lectivo está garantizado. Que no la tienen fácil lo confirma el levantamiento del plenario de secretarios generales de Suteba ante el parate de la “paritaria” y el reconocimiento que hizo la dirección celeste de Roberto Baradel sobre las intenciones de Kicillof y Sileoni de un “acuerdo paritario largo” -sin revisión salarial por tramos- en línea con las exigencias del FMI y de los bonistas de ajuste fiscal para pagar las deudas externas. La burocracia celeste tiene que dar explicaciones por el apoyo de Hugo Yasky al pacto colonial con el FMI y por la eliminación de los protocolos sanitarios, acordado en el Consejo Federal de Educación del que forma parte Sileoni, titular de la Dirección General de Escuelas bonaerense.

Los números de la pandemia

Ponderando las cifras nacionales solo en lo que va del 2022 hubo 6.500 decesos por Covid, cuando la cantidad total desde el inicio de la pandemia ronda los 124.000 fallecidos en la Argentina, y un promedio de 250 casos diarios en las últimas semanas, la mitad de estos en la provincia de Buenos Aires. El gobierno informa la edad y sexo de las víctimas fatales pero no el análisis y discriminación de fallecidos vacunados y no vacunados, como así tampoco las dosis recibidas por los muertos en esta ola. ¿A qué se debe esta persistencia de las muertes? Pese a la campaña oficial sobre la “baja de contagios” (la llamada la “luz al final del túnel”), los fallecimientos se mantienen en un rango constante muy alto con una ocupación de camas UTI en el Amba que pasa el 48% .

Mientras Fernández, Vizzotti, el ministro de Educación nacional Perczyk y el tándem Kicillof-Kreplak fundamentan el “retorno seguro” a las aulas en el 90% de los docentes y trabajadores de la educación vacunados, la verdad es que el ritmo de vacunación está estancado: de principios de enero a la fecha creció solo del 72% al 77,63% con el esquema completo a pesar de la alta contagiosidad y aumento sideral de los contagios con la cepa Ómicron. En números redondos, todavía restan vacunarse 10 millones de personas con las dos dosis y son poco más de 4 millones las que tienen una dosis complementaria y de refuerzo. Los anuncios de “vacunación libre” no coinciden con el progreso de la inoculación cuando las primeras dosis ya fueron aplicadas hace varios meses atrás lo que disminuye su efectividad y hace de la tercera dosis una necesidad de primer orden.

¿Aulas seguras?

En la provincia de Buenos Aires no hay datos fehacientes sobre los trabajadores de la educación vacunados con las tres dosis, a pesar de que el gobierno de Kicillof anunció a mitad de enero la vacunación sin turno para el sector. Es tarea de los sindicatos docentes relevar esta información clave y controlar que se haga efectivo el esquema completo. Tampoco se conoce cómo funcionará el operativo “vacunación en las escuelas” cuando es público el retraso en la inoculación de los menores en edad escolar, especialmente entre 3 y 11 años. La vacunación de la comunidad educativa requiere de una movilización sanitaria y social bajo control de los trabajadores y la reposición urgente del Fondo Covid y los recursos, ya de por sí limitados, para el combate contra la pandemia. No hay retorno seguro sin protocolos y testeos masivos, registro oficial y seguimiento de los contagios y vacunación libre centrada en los barrios populares.

Atrás quedaron los anuncios del ministro de Salud de Kicillof sobre una distribución masiva de “barbijos más eficaces” para prevenir los contagios en las escuelas con el comienzo del ciclo lectivo. Sin asumir sus responsabilidades, Kreplak tuvo que reconocer los límites de los tapabocas utilizados que serán restringidos a los espacios cerrados. Por lo pronto, ya hay una ofensiva anti barbijos de Juntos por el Cambio “amparándose” en el carácter no prescriptivo de las recomendaciones sanitarias para las provincias. Quieren segmentar su uso por municipios y según lo dispongan las intendencias, lo que hace prever que hasta esta protección elemental termine en la nada, siguiendo el camino de Larreta. Como sucediera el año pasado, es la oposición derechista la que marca el territorio al gobierno de Kicillof y da la voz de orden contra los protocolos. Criminalmente, los intendentes que patrocinan la quita definitiva de los barbijos argumentan que lo hacen “para no joderle la vida a los estudiantes”. ¿Cuánto tardarán en seguirlos los jefes comunales del peronismo?

La supresión -ahora oficial- de las burbujas viene gestándose desde hace tiempo en la provincia de Buenos Aires y no existe en la práctica con las sucesivas modificaciones al Plan Jurisdiccional y a los protocolos sanitarios. Lo mismo ocurre con la “ventilación cruzada” y el “distanciamiento”, imposible de cumplir sin burbujas y con las obras y construcciones escolares a paso de tortuga. El nuevo protocolo establece que la sospecha o confirmación de casos de Covid no implica necesariamente el “cierre del aula” ni la interrupción de las clases presenciales, mientras se reduce el tiempo de aislamiento que se fija en un “período igual o inferior a los siete días”. La explosión de casos del verano se corresponde con una política de abandono estatal de los protocolos sanitarios, a la medida de las exigencias aperturistas de los capitalistas, una situación que puede agravarse notablemente si no se disponen las medidas necesarias con el comienzo del ciclo lectivo y la concurrencia de los estudiantes a las escuelas.

Kreplak debe comparecer en la Legislatura para informar cuál es el programa para dotar a las escuelas de los barbijos que anunció y cuándo y en qué cantidad llegarán a los establecimientos escolares. Lo mismo vale para la marcha de la vacunación de los estudiantes y más del 50% de la docencia que no tiene la tercera dosis. Rechazamos la modificación a la baja de los protocolos y la supresión de los testeos que hacen de la pandemia un secreto de estado del gobierno. Para que el distanciamiento -imprescindible dada la alta contagiosidad de las nuevas cepas- no sea una farsa, tiene que ponerse en marcha un plan de construcciones escolares acorde al deterioro y falta de espacio en las escuelas, cientos de estas detonadas en la provincia de Buenos Aires. Las “inversiones” anunciadas son una gota en el océano del ajuste.

Hay una relación estrecha entre el aumento del presupuesto para salud y educación y la defensa de una “asistencia cuidada” que por ahora es un tiro al voleo. La política sanitaria la dicta el ajuste del FMI y los bonistas que recortó nominalmente las partidas sanitarias en la provincia de Buenos Aires para el 2022 y suprimió el Fondo Covid del presupuesto bonaerense.

¿Vuelven los pibes?

Las autoridades no han definido cómo “volverán” los estudiantes que dejaron los estudios en los dos primeros años de la pandemia, cuando incluso el programa ATR en la provincia de Buenos Aires (precarización laboral) tiene fecha de vencimiento en marzo, lo que anticipa la inminencia de 32.000 despidos docentes y un golpe a la recuperación de los miles de estudiantes que abandonaron en un cuadro de enorme miseria social que castiga al 50% de la población trabajadora bonaerense.

El Congreso Nacional de Tribuna Docente del 19 y 20 de febrero sesionará en tiempo real con esta enorme crisis social, de la educación y la salud. Para el sindicalismo clasista hay dos tareas centrales: impulsar la defensa de la educación pública y de sus trabajadores junto a un programa de salida y movilización contra el pacto colonial y ajustador; y, al mismo tiempo, fortalecer la lucha de la Lista Multicolor, que enfrentará en breve las estratégicas elecciones del Suteba en la provincia de Buenos Aires.

 

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