Educación

3/8/2020

La Nación llama “changa” al trabajo de traducción

Una promoción a los atropellos laborales que sufren les traductores a diario.

Estudiante del Traductorado IES Lenguas Vivas, Estudiante del Profesorado de Inglés y Consejero Directivo del IES Lenguas Vivas.

Impulsemos un plan de deliberación y lucha por nuestras condiciones laborales.

En los últimos días se viralizó un artículo de La Nación que enumera algunas “changas” virtuales para les que padecen la crisis económica, que se agravó producto de esta pandemia. No fue menor el revuelo que causó encontrar a la traducción en esta lista.

No es la primera vez que este medio se dedica a desvalorizar nuestra profesión. Esta situación forma parte de un ataque generalizado a les trabajadores de la traducción. Destacamos que, sumado a este hecho, La Nación sistemáticamente lleva a cabo campañas contra nuestra formación y, en los últimos años, a favor de la UniCABA, una reforma antieducativa que encubre el cierre de los institutos terciarios de CABA. ¿Qué intenciones ocultan estos ataques a nuestra profesión?

Un guiño a la sobreexplotación

Debemos resaltar la importancia de la formación académica para ejercer una profesión como la traducción, cuyo plan de estudio tiene una duración de entre cuatro y cinco años. Para traducir de manera apropia, hacen falta años de capacitación de nuestras competencias traductoras, en adición al aprendizaje en profundidad de la lengua extranjera. Esta nota, que refuerza la creencia de que traducir es una tarea básica que cualquier persona es capaz de realizar, se contrapone a la realidad, ya que no basta con saber un segundo idioma para traducir con corrección. Este imaginario colectivo perjudica a les traductores de manera cotidiana y además valida un régimen profundo de explotación sobre la profesión.

Son muchos los problemas a los que se enfrentan les traductores. Una cuestión importante es que muches traductores deben aceptar el régimen de monotributo, porque saben que, si no lo hacen, serán reemplazades por otra persona que hará el trabajo. Este régimen no solo provoca inestabilidad laboral, sino también que a les traductores no se les paguen vacaciones, no puedan tomarse licencias, como permisos por enfermedad, y se les dificulte que les acepten como afiliades de una obra social.

Además de esta táctica de precarización, les traductores también se deben enfrentar a las remuneraciones bajas. Si bien la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI) establece un cuadro tarifario base para las traducciones, no son pocas las maniobras que utilizan las empresas y editoriales para pagar un precio menor por palabra que el que corresponde. Asimismo, este pago muchas veces se realiza al finalizar la traducción, un plazo que puede extenderse muchos meses. Esta situación les fuerza a buscar trabajos complementarios, muchas veces fuera de su rubro, como el dictado de clases, para cubrir sus gastos hasta recibir el pago.

A pesar de que todas estas problemáticas son relevantes, es probable que el mayor atropello sea la falta de derechos sobre la propiedad intelectual de sus traducciones. En general, les traductores deben vender su trabajo a una editorial y firmar un contrato que establece que recibirán un pago único. De modo que les traductores no cobran regalías por su trabajo creativo (la traducción), como sí lo hacen, por ejemplo, les novelistas. En otras palabras, la editorial se queda con todas las ganancias.

Vamos a organizarnos

Ante el avance de este sistema de sobreexplotación y precarización que vulnera los derechos de les traductores, quedará en nosotres impulsar la batalla a favor de mejores condiciones laborales.

En un cuadro generalizado de ajuste sobre les trabajadores, que se fortalece a raíz de la virtualización y la dificultad para llevar a cabo acciones por nuestras reivindicaciones, es esencial pensar una salida en conjunto. Por eso, invitamos a todes les estudiantes de los traductorados del Lenguas Vivas J.R. Fernández y del Lenguas Vivas S. E. B. de Spangenberg a organizarse con nosotres para debatir un plan de lucha a través de instancias de deliberación.