Educación
23/3/2025
La “nueva estatalidad educativa” de Cristina Kirchner es pedagógicamente mercantilista y socialmente antiobrera
Un plato recalentado.
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CFK en el Congreso Educativo en la UBA
En el marco de un denominado “Congreso Nacional Educativo”, que no superó los contornos del kirchnerismo más concentrado (el gobernador Axel Kicillof estuvo ausente, entre muchos otros), con un auditorio pleno de exfuncionarios, legisladores y burócratas sindicales afines, Cristina volvió a atacar a la educación pública y a las y los docentes, estos últimos presentados como los principales culpables del deterioro del sistema educativo.
En los primeros tramos de su discurso criticó la política de Milei y trató de despegarse de su responsabilidad, describiendo un contexto de “descomposición institucional en un marco grave de la economía. La descomposición abarca a los tres poderes del Estado”, dijo, como si ello no fuera posible gracias a la colaboración absoluta de todos los partidos patronales, que le votan las leyes o le dan quórum para viabilizar la avanzada derechista del liberfacho, o convalidan en la justicia las avanzadas mileístas, y fuera del Congreso sostienen el plan de guerra de Milei y los gobernadores gracias a la colaboración de la burocracia sindical de la CGT y de las CTAs.
La preocupación de CFK sobre la "descomposición institucional" nada tiene que ver con el grado de autoritarismo, manipulación y violación incluso de principios constitucionales. Su preocupación pasa por otro lado: que en medio de la actual crisis económica la quiebra del bipartidismo es la expresión de la debilidad del régimen político, y peligra su salvataje; algo muy distinto a lo que ocurrió en 1989 con las crisis de Alfonsín, y del gobierno de De la Rúa en 2001, cuando el PJ y la UCR –juntos- salvaron al régimen político volcando los costos del derrumbe sobre las espaldas de los trabajadores.
Acto seguido, autoproclamó al kirchnerismo como el reconstructor de la educación pública bajo su gobierno, y procedió a defender una supuesta “nueva estatalidad en materia educativa”, que reivindica y profundiza los ataques a la educación pública del kirchnerismo cuando estuvo en el gobierno.
Los docentes victimarios de la educación
Cristina Kirchner señaló que hay que reconocer que las cosas no están bien en la educación (cuestión por la que luchan sistemáticamente los docentes), porque ha dejado de ser un canal de ascenso social. ¿Por qué? Porque los docentes faltan y no hay clases todos los días, y porque los padres ven que la educación pública obligatoria, a diferencia de la educación universitaria, no es algo útil para la sociedad. Porque se ve a los docentes y a los empleados públicos como privilegiados que tienen estabilidad laboral y carpetas médicas que les permiten no ir a trabajar… cuando están enfermos. De un saque y sin anestesia, CFK avaló los 35 mil trabajadores públicos despedidos por Milei, y su disposición a terminar con el estatuto docente y con la protección de la estabilidad laboral del empleado público, hasta ahora consagrada por la Constitución Nacional. Hizo la defensa de una política que permita la libertad de despedir en la educación pública, como ocurre en la escuela privada, base también para terminar con la libertad de cátedra, porque educás como quiere el patrón o estás... “fuera”.
Los pilares de la “nueva” estatalidad educativa
El primero de los pilares educativos de CFK –que no es ninguna novedad porque está establecido en la actual Ley de Educación Nacional kirchnerista todavía vigente- es modificar la Formación Docente en función de transformar la escuela al servicio de la educación para el trabajo y modificar la carrera docente, dividiéndola en dos: el maestro que da clases y el que ejerce cargos directivos, transformado en un gerente. En las universidades más respetadas como las norteamericanas, ejemplificó, dan clase los premios Nobel que tienen, pero los que las dirigen son los licenciados en administración o recursos humanos, un CEO, y todo basado en el mérito. “Tiene que haber un mérito y un premio a la capacidad (del CEO, preparado para ejercer liderazgo), como tiene que haber un premio para el maestro que va todos los días a trabajar. Premiar el esfuerzo se llama, nada más peronista que eso”; con pelos y señales, CFK defendió la instauración del presentismo universal, para volver a la realidad –dijo-de las maestras como las que tuvo en su escuela primaria, que no faltaban ni embarazadas. No hace falta ir tan lejos, Cristina. Cuando gobernaron en la provincia de Santa Cruz, las docentes santacruceñas parían en las aulas, por el carcelario presentismo que impusieron durante 16 años, y que derivó en una huelga histórica en 2007 que derrotó al entonces gobernador Peralta y estableció su derogación.
Todo parecido con la meritocracia de Macri y de Milei es completamente real
El segundo pilar es el de la actualización digital de la educación, particularmente en la escuela secundaria, para que las “pibas y los pibes” que son “masivos consumidores digitales” se conviertan en operadores y/o emprendedores digitales, que permitan desarrollar un gran negocio para la economía argentina, al mismo tiempo que promover que la universidad y las empresas privadas se metan en el secundario y profundizar la educación para el trabajo. CFK defendió estructurar la educación media en la doble vía de la continuidad de los estudios o de la inserción laboral, algo tampoco nuevo: es la secundaria de Alberto Sileoni, primero como ministro de CFK, y ahora como director general de escuelas de Kicillof.
En tercer orden, CFK planteó una “nueva arquitectura institucional de la escuela”, la “escuela comunitaria”, la que puede desenvolverse “fuera del colegio” para garantizar la jornada completa, especialmente en los sectores más vulnerables de la sociedad para “sacar a los pibes y pibas de las calles”, si la capacidad de la infraestructura no da, ¿dónde? En clubes, centros barriales, galpones municipales, etc. Nada nuevo y, otra vez, una propuesta efectuada por el macrismo de la mano del exministro de Educación nacional Esteban Bullrich. Un ajuste monumental y de degradación de la educación y de la escuela pública. La burocracia sindical de Ctera, que bate el parche de “habitar la escuela” –acusando arteramente a la docencia de no estar en ella-, ahora va a tener que aggiornar su campaña bajo el lema de “la escuela deshabitada”.
Por último, ante la caída en flecha de la natalidad, producto del empobrecimiento generalizado de la población, lo que plantea el avance de la población más anciana sobre la porción más joven de la sociedad, CFK propuso adaptar la escuela a la formación de recursos humanos para las “tareas de cuidado” de los más grandes, de “nuestros mayores” que, además, origine salida laboral para los más golpeados por la desocupación y principales votantes de Milei, los jóvenes de entre 14 y 29 años.
Milei llegó al poder, entre otras cosas, por el agotamiento de la clase trabajadora ante la destrucción de sus condiciones de vida de parte de todos los gobiernos precedentes, especialmente ejercidos por el peronismo, que incluyó un desmantelamiento histórico de la educación y de la salud, que Milei profundiza con la colaboración de todos los partidos patronales y de todos los gobernadores.
La “nueva” estatalidad educativa de CFK es un plato recalentado, pero que profundiza el carácter mercantilista y reaccionario de la educación. Algo más antiobrero no se consigue.
La defensa de la educación popular está en manos de la lucha de los sindicatos y seccionales antiburocráticas, de la lucha del movimiento estudiantil por sus reclamos, y de la lucha de los trabajadores por el conjunto de sus reivindicaciones.
